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Siria denuncia un ataque aéreo de Israel cerca de Damasco

Los bombardeos, que no produjeron víctimas, se habrían dirigido contra un convoy de misiles avanzados que el régimen enviaba a Líbano, según los medios israelíes

Un edificio destruido por el ataque aéreo de Israel cerca de Damasco, en una imagen distribuida por la agencia oficial SANA.
Un edificio destruido por el ataque aéreo de Israel cerca de Damasco, en una imagen distribuida por la agencia oficial SANA. AP

La agencia oficial de noticias siria Sana y la televisión pública del régimen de Bachar el Asad han denunciado esta tarde un supuesto ataque de la Fuerza Aérea de Israel contra su territorio. Según ambos medios, aviones israelíes habrían golpeado en dos zonas donde no se estaban produciendo combates, en el perímetro rural de Damasco y en la cercana localidad de Al Dimas, distante unos 25 kilómetros de la capital del país y muy cercana a la frontera con el vecino Líbano. No se han reportado daños humanos. Los medios afines a Hezbolá, el partido-milicia chiíta libanés pro sirio, también han confirmado esta información, que Israel se ha negado a valorar por el momento.

El Observatorio Sirio por los Derechos Humanos, un grupo opositor que documenta los crímenes en el país desde su sede de Londres, ha reportado en su web que numerosos testigos han contado hasta 10 explosiones importantes en la zona de Al Dimas, aunque no pueden aclarar su origen. Diarios israelíes como The Jerusalem Post sostienen que el ataque podría haberse dirigido contra un convoy de misiles avanzados S300, de fabricación rusa, que pretendía enviarse desde Siria hacia Líbano. No obstante, el presidente ruso Vladímir Putin, dijo en septiembre que la entrega de algunos componentes esenciales para su fabricación se había paralizado. Los grupos contrarios a El Asad se dividen a la hora de afirmar si el dictador tiene o no en su poder este escudo antiaéreo.

Los mandatarios israelíes han repetido en numerosas ocasiones que se sienten plenamente autorizados para atacar los envíos de armas que puedan reforzar a Hezbolá, contra el que se enfrentaron en guerra abierta en el verano de 2006.

El Ejército fiel a Asad ha calificado el ataque de “flagrante” y confirma que ha causado daños en sus infraestructuras, aunque no especifica cuáles son ni el grado de destrucción alcanzado. A través de un comunicado, su Comandancia General ha asegurado que “las agresiones de Israel no van a desanimar al Gobierno en su lucha contra el terrorismo”. Denuncia que se trata de la “prueba” de que Israel “está relacionado con el terror regional”.

Desde que en marzo de 2011 comenzasen los levantamientos populares contra Asad, luego tornados en guerra intestina entre opositores y acólitos del régimen, Damasco ha repetido en numerosas ocasiones que Israel estaba ayudando a la disidencia, en un intento de socavar la imagen del enemigo. 

Precisamente hoy el diario Haaretz publica que diversos informes de los observadores de la ONU en los Altos del Golán durante los últimos 18 meses revelan que existe una cooperación sostenida entre Israel y sectores de la oposición siria. La información, en poder del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, da cuenta de contactos periódicos en la frontera de los Altos del Golán entre miembros del Ejército israelí y personal de la oposición armada siria.

La fuerza aérea israelí ha llevado ya a cabo varios ataques aéreos contra Siria en los tres últimos años. Nunca los ha reconocido oficialmente pero han sido asignados a su Ejército por Inteligencias como la norteamericana. El último golpe se produjo en junio, después de que un mortero llegado desde el lado sirio matase a un adolescente que se encontraba en la frontera, en el lado israelí. Entonces se confirmó oficialmente que habían respondido atacando nueve infraestructuras sirias. En enero, el régimen reportó otro supuesto ataque aéreo contra un convoy en Latakia. Como el denunciado hoy se calcula que han podido producirse al menos seis, de mayor o menor calado, desde 2011.

Tras décadas de calma, Israel teme que el conflicto civil sirio afecte a su territorio y ha reforzado, por ello, la vigilancia en los Altos del Golán, una región de la que se apoderó en la guerra de 1967 y que se anexionó unilateralmente en 1981, en un movimiento no reconocido internacionalmente. Los dos países siguen técnicamente en estado de guerra y por eso se mantienen observadores de la ONU desplegados para vigilar una zona desmilitarizada de unos 70 kilómetros.

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