Poroshenko promete elaborar una “hoja de ruta” para el alto el fuego
El Kremlin advierte contra la escalada militar en las regiones del Este
Los presidentes de Ucrania, Petró Poroshenko, y de Rusia, Vladímir Putin, se encontraron en Minsk, la capital bielorrusa, en el marco de la cumbre de la Unión Aduanera (Bielorrusia, Rusia y Kazajstán) con la Unión Europea y Ucrania, donde además de temas económicos abordaron el conflicto en el este de Ucrania.
El presidente ucranio insistió en su plan de paz, que prevé el desarme de los separatistas sin condiciones —algo que difícilmente se puede conseguir sin una victoria militar— mientras que el ruso sostuvo que el conflicto no puede solucionarse por la fuerza, sin tomar en cuenta los intereses de los habitantes de las regiones orientales de Ucrania, es decir, de los rebeldes.
Al inicio de la reunión, en la que hace de anfitrión el presidente bielorruso, Alexandr Lukashenko —al que se ha calificado como el último dictador de Europa— Poroshenko afirmó que “en Minsk se decide el destino del mundo y de Europa” y llamó a respaldar su plan de paz, que incluye el desarme de las milicias prorrusas como “base para el arreglo” del conflicto que desgarra las provincias orientales de Lugansk y Donetsk. El presidente ucranio también habló de una “descentralización” del país, pero al mismo tiempo insistió en que Ucrania ha elegido ser un “Estado unitario”, algo con lo que no están de acuerdo los rebeldes.
Poroshenko dijo estar convencido de que su plan no ha perdido actualidad y que es “el único instrumento posible para que cese el derramamiento de sangre y la reconstrucción posbélica de Donbás”, la cuenca carbonífera ucrania donde están las provincias separatistas. A pesar de ello, se declaró dispuesto a discutir otras vías para alcanzar la paz.
“Entiendo que a todas las partes implicadas les gustaría una salida digna de esta situación. Y estoy dispuesto a debatir distintas variantes que garanticen dicha estrategia de salida, una salida a un futuro pacífico para Ucrania y Europa”, dijo Poroshenko, agregando que es vital que se establezca un control internacional de la frontera con Rusia, para impedir que los rebeldes reciban por ella armas y hombres de refuerzo.
Putin prefirió hacer una referencia breve al conflicto. “La escalada del uso de la fuerza, sin tener en cuenta los intereses vitales de las regiones surorientales del país y sin un diálogo pacífico con sus representantes” no podrá solucionar la crisis, dijo, y se concentró en los problemas económicos que traerá la asociación económica de Kiev y Bruselas. Putin aseguró que a causa de ella, Rusia podría tener multimillonarias pérdidas —para empezar, 100.000 millones de rublos, cerca de 2.100 millones de euros— por lo que, para evitarlas, se verá obligada a anular las preferencias que los productos ucranios gozaban al ser exportados a Rusia.
Tras la cumbre, Poroshenko y Putin se reunieron en un encuentro cara a cara, muy esperado pero no previsto. El presidente ruso subrayó, tras la entrevista, que Moscú ofrecerá su ayuda para el diálogo entre Kiev y las milicias prorrusas, aunque consideró que es responsabilidad de Ucrania crear las condiciones necesarias para que se produzca. Poroshenko, por su parte, se comprometió a elaborar una “hoja de ruta” para acordar el alto el fuego, informa Reuters. Además, los dos mandatarios acordaron reanudar las conversaciones sobre el suministro de gas ruso a Ucrania.
La cita de Minsk se desarrolla con un telón de fondo poco propicio para las conversaciones de paz: la captura de 10 soldados rusos en territorio de Ucrania.
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