El auge de los populistas presagia una nueva era política en Reino Unido
El éxito del UKIP en las municipales rompe la hegemonía de los tres grandes grupos Los laboristas no avanzan lo necesario para confirmar sus aspiraciones de volver al poder
La política británica ha entrado en una nueva era: el éxito del populista Partido de la Independencia de Reino Unido (UKIP en sus siglas en inglés) en las elecciones municipales del jueves en buena parte de Inglaterra ha roto la tradicional hegemonía de los tres grandes partidos. El cambio quizás sea más perceptible el domingo, cuando se sepa qué han votado el conjunto de los británicos en las elecciones europeas, que también se celebraron el jueves pero su recuento se ha retrasado para hacerlo coincidir con el conjunto de países de la Unión Europea.
Lo que ha hecho el partido de Nigel Farage es confirmar que el tradicional bipartidismo de conservadores y laboristas está muerto y enterrado y que los liberales-demócratas tienen un competidor directo para ocupar la tercera plaza y ejercer de árbitro cuando ninguno de los dos grandes obtiene la mayoría absoluta.
La mejor noticia para Farage fue que consiguió casi de la nada más de un centenar y medio de concejales con un sistema electoral relativamente similar al que se usa en las elecciones a la Cámara de los Comunes. Aunque eso no le da acceso a gobernar en ningún municipio, sí parece ponerle en condiciones de conseguir por primera vez escaños en las elecciones legislativas del año que viene.
Sin embargo, debido al descentralizado recuento electoral, no se sabe cuántos votos ha obtenido el UKIP en estas elecciones y hay que esperar al domingo para ver el impacto de su auge a nivel nacional. La BBC estima que, si las elecciones municipales, en las que solo estaban llamados a las urnas un tercio de los votantes ingleses, hubieran sido a nivel nacional, el UKIP habría obtenido un 17% de los votos, frente al 31% laboristas, 29% conservadores y 13% los liberales-demócratas.
En Reino Unido no hay elecciones municipales cada cuatro años en todo el país, sino que cada año se renueva una parte de los consejos municipales y otros gobiernos locales. Este año, como en 2010, se han renovado 161 consejos, incluidos los 32 de Londres, en los que el UKIP ha tenido bastante menos apoyo que en otras zonas del país. Eso hace pensar que probablemente los resultados sean aún más favorables a Farage en el recuento de las europeas.
Sea como sea, el éxito de este partido populista que defiende la retirada de Reino Unido de la Unión Europea y se opone a la inmigración tanto procedente de países terceros como comunitarios, está llamado a tener un impacto enorme en la política británica de cara a las elecciones legislativas de 2015. Ninguno de los tres grandes partidos sale incólume de estas municipales.
Los laboristas avanzan, pero mucho menos de lo que se esperaba de un partido que en 2010 estaba en mínimos históricos, echando los últimos estertores tras los 13 años en el poder de Tony Blair y Gordon Brown, y que lidera la oposición frente a una coalición a la que le aprietan cada vez más las costuras y lleva ya cuatro años recetando jarabe de palo para salir de la crisis.
Los resultados no son todavía lo bastante buenos”
El laborismo ha tenido unas buenas elecciones en Londres, donde le ha arrebatado a los conservadores el consejo de Hammersmith y Fulham y ganado otros que no estaban bajo el control de ningún partido. Pero el UKIP le ha hecho daño en sus feudos del norte de Inglaterra, demostrando que ha calado entre los seguidores laboristas. El liderazgo de Ed Miliband es hoy aún más discutido que antes de las elecciones y ya han empezado las recriminaciones por una serie de errores personales y estratégicos durante la campaña, en la que los laboristas no quisieron atacar directamente al UKIP. “Los resultados no son todavía lo bastante buenos”, ha aceptado Ed Balls, uno de los barones más influyentes.
Las cosas no han ido bien tampoco para los conservadores, que han perdido más de 200 concejales y una decena larga de municipios. La amenaza del UKIP se ha convertido en una realidad electoral y ha agudizado el gran debate que amenaza con dividir al partido de aquí a las elecciones de mayo de 2015: ¿Tienen que ir a ellas contra el UKIP o asociados con él? Los sectores más derechistas del partido ya han lanzado voces defendiendo un pacto con Nigel Farage que el líder conservador y primer ministro, David Cameron, ha vuelto a rechazar. “Somos el Partido Conservador. No hacemos pactos ni transacciones. Lucharemos con todo para ganar las próximas elecciones”, contestó.
Pero el gato más escaldado de la noche electoral ha sido el liberal-demócrata, que ha perdido más de un tercio de sus concejales y dos de los ocho municipios que controlaba. Se ha reabierto ya el debate sobre el liderazgo de Nick Clegg, lo que le ha obligado a declarar que no piensa dimitir.
Escrutados 143 de 161 municipios, los laboristas controlan 77 (seis más que en 2010), los tories 39 (11 menos), los liberales demócratas seis (dos menos) y en 29 pueblos (siete más) ningún partido tiene el control. En concejales, los laboristas han logrado 1.792 (279 más), los conservadores 1.230 (195 menos, los liberales 402 (277 menos) y el UKIP 157 (155 más).
Un zorro en el corral de Westminster
El jueves ganó menos concejales que cualquiera de los tres grandes partidos, incluidos los diezmados liberales demócratas, y no tiene el control de ningún ayuntamiento, pero el UKIP de Nigel Farage ha revolucionado en estas elecciones la política británica. O, para utilizar las palabras con las que el mismo Farage describió ayer la situación, “el UKIP es el zorro que se ha metido en el gallinero de Westminster”. Y las gallinas están asustadas. No solo las conservadoras, también las laboristas.
Sin embargo, esa sigue siendo solo una verdad a medias. El UKIP no está físicamente en Westminster porque nunca ha tenido ningún diputado y aún no lo tiene. Las elecciones del jueves hacen pensar que esa sequía pude acabarse el año que viene. Farage ha ganado más de 150 concejales, muy pocos para pintar algo pero una enormidad teniendo en cuenta que viene de la nada: antes apenas tenía un puñado.
Eso lo puede cambiar todo porque significa que el UKIP es ya capaz de ganar escaños con un sistema similar al de los Comunes, aunque no completamente igual porque en el de Westminster solo gana el escaño el candidato que saca más votos y en las municipales también lo pueden conseguir el segundo o el tercero mejor situados.
“Ahora ya somos jugadores serios”, dijo Farage. Eso quiere decir que aspira no solo a influir en la política obligando a los demás a aplicar sus políticas, como por ejemplo hacen los tories en materia europea y de inmigración, sino a participar directamente haciendo y deshaciendo gobiernos. Para eso, antes ha de convertir los concejales de ayer en los diputados del año que viene.
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