India se prepara para el cambio
Narendra Modi, líder del partido nacionalista hindú, encabeza las encuestas de las elecciones Capitaliza el hartazgo con la dinastía Gandhi y la corrupción
El gobernante Partido del Congreso ha pedido a la Comisión Electoral de India que actúe en contra de Narendra Modi, candidato del opositor y nacionalista hindú Partido Barathiya Janata (BJP) por haber “ocultado” que está casado. “No tengo lazos familiares, ¿a quién trataría de beneficiar siendo corrupto?”, había proclamado Modi en campaña alardeando de soltería y celibato, un valor para los sectores hinduistas más radicales. Poco después, Modi ha confesado que tenía esposa al inscribir el nombre de ella en la solicitud para ser candidato al Parlamento. Es la primera vez que el político más controvertido del país, de 63 años, y al que las encuestas colocan como favorito en las elecciones generales en marcha, aclara su estado civil. La prensa local explica que fue un matrimonio forzado a los 17 años, algo común en los sectores más tradicionales, y que nunca llevó una vida marital.
Es uno de los escándalos en unas elecciones mastodónticas de cinco semanas que el jueves celebraron su día grande, con votaciones en 12 Estados y una cuarta parte de los electores convocados a las urnas. La dinastía Gandhi y el Partido del Congreso podrían sufrir una histórica derrota en la democracia más grande del mundo, según pronostican la mayoría de las encuestas y los analistas. Aunque algunos expertos advierten de que muy poco se puede predecir en la política India, lo más probable es que el BJP logre suficientes escaños para formar un Gobierno en coalición con sus 25 aliados actuales.
Los analistas coinciden en que dos factores que han despertado el deseo de cambio de los 815 millones de electores (tantos como la suma de europeos y estadounidenses). Por una parte, el voto de castigo contra el Congreso, que ha gobernado durante dos tercios del tiempo transcurrido desde la independencia. “Hay una tremenda insatisfacción hacia su Gobierno, con graves casos de corrupción, subida de precios descontrolada, falta de dirección y de toma de decisiones”, explica Sanjay Kumar, experto en política electoral del think tank Centro para el Estudio de Sociedades en Desarrollo. Por otra parte, Modi ha sabido apelar a lo que un gran sector de la población quiere: se presenta como un líder fuerte, capaz de tomar decisiones y administrar el país. Aunque es muy criticado por su inacción durante unos disturbios antimusulmanes en 2002 y por autoritario, tiene fama de no haber sucumbido a la corrupción, asunto que genera una preocupación creciente.
El líder nacionalista ha sabido apelar a las aspiraciones truncadas de los que se beneficiaron con el acelerado crecimiento económico, que sufrió un parón repentino, al caer de más del 8% al 5% en un par de años. En su programa, denominado Marca India, Modi habla de las cinco T (por sus siglas en inglés) como base del crecimiento: talento, comercio, tradición, turismo y tecnología.
Por todas partes se lee su lema en hindi: “Una India, gran India. Llevando a todos juntos, desarrollo para todos”. La Modimanía, o este aparente vuelco hacia el BJP y su candidato, obedece a sus promesas de crecimiento económico, que dice probado en Gujarat. La economía de ese Estado al noroeste, que Modi ha gobernado en los últimos 12 años, es la quinta del país, crece por encima del 10%, según la Comisión de Planificación del Gobierno. Despliega en sus mítines su carisma como orador y presume de sus logros como administrador.
Son omnipresentes en sus actos electorales las caretas con la cara de Modi y el chai (té con leche y especias), que el candidato del BJP vendía de niño en los trenes, recalcando así su imagen de hombre de origen humilde y hecho a sí mismo. Modi ha lanzado furiosos ataques contra la dinastía Gandhi, tildando a Rahul —hijo de Sonia, presidenta del partido, y cuarta generación del clan— de “príncipe egoísta”.
Pero, a diferencia de sus campañas anteriores, el también gobernador de Gujarat tiene mucho cuidado de no hacer comentarios que apelen a la religión. Modi se ha presentado como un líder moderado durante toda la precampaña pero, el 7 de abril, al presentar su programa coincidiendo con la apertura de los colegios electorales, el partido BJP hizo sus tradicionales guiños a los hinduistas más radicales.
En el documento se deja abierta la posibilidad de revisar la política nuclear india, pero Modi precisó el miércoles que las armas atómicas son defensivas y recalcó que, como ahora, India no será la primera en atacar con armas nucleares. El partido opositor también propone la construcción de un templo en Ayodhya, que ha sido motivo de muchas batallas entre religiones, y elaborar un código civil único, es decir, eliminar los que ahora rigen para minorías como los musulmanes.
Por eso, paralelamente a la Modimanía, se puede hablar de una Modifobia. Es un líder que es amado u odiado. Una decena de intelectuales, entre los que están el escritor Salman Rushdie, el escultor Anish Kapoor y tres miembros del Parlamento escribieron una carta al diario británico The Guardian advirtiendo de que la victoria de Modi sería “una desgracia para el futuro de India como país que abraza los ideales de inclusión y protección para toda su gente”. Los musulmanes, los activistas sociales y la comunidad gay se están organizando para intentar evitar que gane. “Es autocrático y gobierna dividiendo. Incluso dentro de su partido, se ha deshecho de quienes no están de acuerdo con él”, asegura el analista político Bharat Bhushan. En Gujarat ha crecido la economía, pero no ha traído un desarrollo inclusivo, explica. Según un informe del Banco Central de India en 2013, Gujarat no está entre los 10 Estados más desarrollados. En índices como consumo mensual per cápita, educación, salud, pobreza, alfabetismo de las mujeres, Gujarat está entre los Estados medianamente desarrollados.
Otro analista político, Praful Bidwai, asegura que hablar de la Modimanía es un poco excesivo. “No es tan popular como lo retratan los medios, que a fin de cuentas están administrados por los capitalistas indios. Ellos son los que se han visto favorecidos por su Gobierno: ha desmantelado regulaciones medioambientales y laborales”, sostiene. Cuenta que la fábrica del coche más barato del mundo, el Tata Nano, recibió subsidios hasta por el 40% del total del proyecto.
En un país tan diverso, la política está muy regionalizada, tanto que solo el Congreso es realmente un partido nacional. El opositor BJP necesitó una alianza de 24 partidos cuando gobernó el país hace una década. Su reto ahora es ganar los máximos escaños posibles en Uttar Pradesh, el Estado más poblado, y asegurarse de mantener los de sus bastiones.
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