El Gobierno egipcio reprime las protestas antes del referéndum constitucional
Ha habido choques en El Cairo y al menos tres fallecidos en todo el país La consulta sobre la carta magna tendrá lugar martes y miércoles
Los Hermanos Musulmanes y otras organizaciones islamitas afines planean una semana de movilizaciones en contra del referéndum constitucional que tendrá lugar el próximo martes 14 y el miércoles 15. Este viernes, para el que se preveían grandes protestas, la policía apenas dejó margen de movimiento a los islamistas y demostró que está lista para usar la fuerza y prevenir protestas. Algunas marchas concentraron a centenares de personas, aunque la mayoría fueron reprimidas desde el principio por un fuerte dispositivo policial. En las protestas han muerto al menos tres personas (una en Alejandría y dos en Suez) y unas 170 han sido arrestadas.
En algunos puntos los gases lacrimógenos terminaron con todo conato de protesta. Mientras en barrios de los suburbios de El Cairo, como el de Matareya, uniformados y agentes de paisano desfilaban con fusiles de asalto para finiquitar una nueva jornada reivindicativa, que tenía lugar, como es costumbre, tras el rezo del viernes.
Por las angostas calles de ese barrio, varios grupos de islamistas afrontaban el desafío. Ante las preguntas ninguno decía pertenecer a los Hermanos Musulmanes, pese a que el tradicional cántico de la cofradía –que apela al profeta Mahoma como líder y al Islam como Constitución- resonaba por el barrio. “Nosotros somos pacíficos, el Gobierno y los militares son los terroristas”, sostenía un manifestante que se negaba a dar su identidad real, bajo el sobrenombre de Abu Hossam.
Las escaramuzas con la policía y con varios grupos de civiles no llegaron al extremo del pasado viernes, cuando murió más de una decena de personas. En esta ocasión, los partidarios del depuesto presidente Mohamed Morsi respondieron durante los momentos más tensos con precarios instrumentos pirotécnicos.
Razón más que suficiente para la política de tierra quemada que aplican sin vacilar las autoridades. Desde que el Gobierno designara oficialmente a los Hermanos Musulmanes grupo terrorista, en diciembre, acudir a estas manifestaciones es un delito penado con cinco años de cárcel. Solo este jueves 113 supuestos simpatizantes del movimiento islamista fueron condenados a prisión por este motivo.
Las autoridades elegidas por los militares tras el golpe de Estado que acabó con la primera experiencia democrática en Egipto insisten en que la aprobación de la Constitución representa el primer paso para avanzar en el nuevo marco político. Y bajo este empeño se han encargado de reducir a la mínima expresión a los Hermanos Musulmanes, que se abstendrán de participar en la consulta para evitar legitimar la Ley Fundamental.
Una vez criminalizado el movimiento, prohibidas sus actividades caritativas paralelas y confiscados todos los bienes económicos a la luz, las detenciones de simples partidarios del grupo parecen destinadas a amedrentar a sus bases. Incluso tres periodistas de la cadena catarí Al Yazira permanecen arrestados, bajo acusación de colaborar con la cofradía.
De esta forma, el camino para aprobar las enmiendas a Ley Fundamental aparece libre de obstáculos. Los egipcios en el exterior ya han comenzado a votar, mientras que la población local tendrá una nueva cita con las urnas, la sexta en tres años.
El propósito ahora es que nada empañe los comicios. El Gobierno desplegará miles de agentes para garantizar la seguridad en los colegios electorales.
Esta semana el juicio contra Morsi fue suspendido porque el mal tiempo impidió trasladarlo desde Alejandría; la apelación de tres activistas laicos, condenados a tres años de cárcel, también fue aplazada precisamente porque la mayoría de agentes trabajaban en garantizar la seguridad durante la vista del expresidente; y la misma suerte corrió el caso contra el salafista Abu Ismail, ex candidato a la presidencia y líder para un importante sector de los islamistas más conservadores.
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