Ataques terroristas tras la desaparición de la URSS
Desde la desaparición de la URSS en diciembre de 1991, centenares de rusos han muerto víctimas del terrorismo
Los atentados de los apartamentos. Septiembre de 1999. Una serie de explosiones destruyeron parcialmente cuatro bloques de edificios en las ciudades de Buynaksk, el día 4, Moscú, los días 9 y 13, y Volgodonsk
el 16. Hasta 293 personas murieron asesinadas y 651 resultaron heridas. Otras bombas fueron desactivadas en Moscú durante ese mes. Ningún grupo reivindicó los ataques. El exespía del Servicio Federal de Seguridad (FSB) ruso Alexander Litvinenko, que seis años después moriría envenenado en Londres, denunció que los ataques fueron obra del espionaje ruso para justificar la segunda guerra de Chechenia, que había comenzado el 26 de agosto por orden del entonces primer ministro Vladímir Putin.
Matanza del Teatro Dubrovka. Octubre de 2002. Entre 40 y 50 terroristas chechenos tomaron el teatro moscovita durante una representación el 23 de octubre de 2002 y retuvieron a 850 rehenes. Reclamaban la retirada del Ejército ruso de la república caucásica
y el fin de la guerra. Después de un asedio de dos días, las fuerzas rusas Alfa Group introdujeron un agente químico desconocido en el sistema de ventilación del edificio y lo asaltaron. Durante la redada, los 40 atacantes fueron asesinados por las fuerzas rusas, y cerca de 130 rehenes murieron debido a las reacciones adversas a los gases.
Secuestro de la escuela de Beslán. Comenzó el 1 de septiembre de 2004. Durante tres días, 1.100 personas, 777 de ellas niños, fueron retenidas en la escuela de Beslán, localidad de la región caucásica de Osetia del Norte. Los secuestradores eran militantes del Batallón Riyadus-Salikhin. Fueron enviados a perpetrar el atentado por el señor de la guerra y separatista checheno Shamil Basayev. Los objetivos del secuestro eran forzar el reconocimiento de la independencia de Chechenia en la ONU y la retirada rusa de la república caucásica. Al igual que en el asalto al teatro Dubrovka, las fuerzas rusas actuaron con extrema brutalidad. En el tercer día del enfrentamiento las fuerzas de seguridad irrumpieron en la escuela con tanques, cohetes incendiarios y otras armas pesadas. Al menos 334 rehenes murieron en el asalto, entre ellos había 186 niños.
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