Todos sabemos del qué. Es un asunto pendiente desde hace ya tres años, cuando los magistrados del Tribunal Constitucional decidieron en su sentencia sobre el Estatuto de Cataluña que su interpretación de la Constitución estaba por encima de la voluntad de los ciudadanos expresada en tres votaciones, dos de ellas efectuadas en el Congreso y en el Senado, en representación del conjunto de los españoles, y otra en el Parlamento catalán, además del referéndum de ratificación al que fueron convocados solo los ciudadanos catalanes.
Hay dos ritmos temporales contrapuestos en la resolución de este rompecabezas. Uno lento, sin fecha, y otro apresurado, que convierte a la consulta en la única cuestión a resolver antes que cualquier otra: las urnas como talismán. Si hay opiniones divergentes, consúltese ya a los ciudadanos. A la prisa no se apuntan tan solo los independentistas, sino que voces abiertamente partidarias de mantener el estatus quo también han expresado su preferencia por una solución que pase ante todo por preguntar a los catalanes o a todos los españoles.
Los motivos más sólidos, sin embargo, son los de los independentistas. En 2014 se celebra el tricentenario de la caída de Barcelona al final de la guerra de sucesión, efeméride que ocupará todo el año e impregnará la entera vida pública. También en 2014, y concretamente el 18 de septiembre, se celebrará el referéndum sobre la independencia de Escocia, convocatoria que la ha hermanado con la reivindicación catalana, sobre todo por el contraste entre la actitud de David Cameron accediendo a la consulta y la de Rajoy cerrándose en banda. Finalmente, según las previsiones del Gobierno y también de las organizaciones internacionales, en 2014 se supone que recorreremos el último tramo del calvario de la crisis, de forma que a continuación el clima social y político quizás empezará a mejorar.
Son motivos sólidos, es verdad, pero tanto para convocar la consulta como para no hacerlo. Donde los partidarios de la independencia ven motivos razonables los contrarios verán condiciones insalvables para que la consulta se celebre en condiciones de neutralidad. Para estos, el cuándo deberá ser cuando termine la crisis, sin vinculación alguna con Escocia y con ausencia de celebraciones oficiales que incorporen la propaganda independentista en el propio paisaje urbano.
Queda el por qué, que explica mucho más que el qué, el quién y el cuándo, ya que hunde sus raíces en el fondo del asunto. Porque no se puede gobernar un país durante mucho tiempo sin el consenso de los gobernados y España deberá plantearse más pronto que tarde, en 2014, 2015 o en 2016, cómo resuelve mediante la aplicación del principio democrático la reivindicación planteada desde Cataluña de que se consulte a los ciudadanos sobre el futuro de su país.
Comentarios
Pero obviamanete, sin cambiar el art. 2 de la Constitución es imposible plantear ninguna consulta en la que quepa la posibilidad de la secesión de una parte de España.El art. 2 de la Constitución Española es muy claro, ya que establece:"La Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles"Dice SE FUNDAMENTA, es decir que toda la Constitución parte de ese principio fundamental que es la indivisibilidad de la unión. Guste o no, eso es lo que dice, y cualquier propuesta que parta de infringir dicho art. 2 de la Constitución es claramente anticonstitucional y atenta contra la misma esencia del Estado. Si el art. 2 en el futuro es modificado y establece el derecho de autodeterminación, entonces la unión indivisible dejaría de tener carácter fundamental....pero eso no ha sucedido.
¿El qué? Que un partido excluido de la ponencia del Estatut y calificado como apestado en el pacto del Tinell, un partido que casualmente es al que votan una significativa parte de los españoles lo impugnara no debe sorprender a nadie. La intolerancia hacia el adversario no es buena consejera y no se puede esperar lealtad de aquel a quien uno discrimina. Respecto del Tribunal Constitucional todo fue bastante bochornoso, sobre todo una sentencia que no entiende ni dios y que es inaplicable, pero es un tribunal y para eso lo puso la Constitución. Escandalizarse por ello es un tanto absurdo ..En fin que lo del Estatut fue un fracaso y entiendo el disgusto de los catalanes, pero harían bien los que lo prepararon en reconocer el error de no hacer participar en el mismo al Partido que representa a más o menos un 40% de los españoles. Un partido que siempre será necesario para reformar la constitución. Dialogar es importante. Sobre todo con los que no piensan como uno.
El quién. Por supuesto el conflicto es el quién.
¿El cuándo? El problema del cuándo es de los partidos catalanes. Los españoles en general lo tienen claro: nunca.
Para el porqué están las elecciones y el diálogo. Veremos. Que no creo que nadie quiera una situación de inestabilidad permanente en Cataluña. En especial los propios catalanes.
Piensen lo q piensen, el camino esta marcado.Todo depende de la determinacion de los catalanes. La consulta no depende de nadie mas.El fondo de la cuestion es lo q se deberia debatir y no moralizarse unos a otros. La moralina y la politica no hacen buenas migas.El problema no es la consulta. Tendra lugar.El problema sera q pasa después? Q camino tomara Rajoy frente a una hipotética mayoria partidaria de la independencia o de una confederacion (no hay otra alternativa).Sea cual fuere la opcion escogida por los catalanes, supone la declaracion del tan temido Estat Català.Rajoy se mantendra en su postura de esfinge? Apelara a la legalidad y la coercion? Preparara el camino para una secesion a la amiable?Ese futuro incierto deberia ser el debate politico actual. No si puede/debe Catalunya confederarse o independizarse. Eso ya lo puede hacer.El trabajo de analisis estratégico ya no esta en la consulta. Ya la tenemos. El analisis y las decisiones afectan al futuro, al después.Ya nada sera nunca igual entre Catalunya y Espana, pese a quien pese.
En la práctica, desde el año 1939 no se ha vuelto a plantear la posibilidad de la secesión de Catalunya. Han pasado ya 74 años. Por tanto, si Artur Mas nos lleva a un nuevo enfrentamiento militar, el "cuándo" se volvería a plantear en el año 2087. ..aunque quizás para entonces el proceso de asimilación cultural haya concluido.
A medio plazo la solución europea sería la creación de una Federación constituida en torno al concepto de la Europa de las Regiones, en las que Catalunya, Baviera, Galicia, Andalucía, Brandemburgo, Bretaña, , Flandes, Valonia, Luxemburgo, Baja Sajonia, Eslovaquia, Alsacia....fueran estados. El resultado sería una Europa constituida de la misma forma que la Comunidad Helvética, en la que incluso la división de un cantón por motivos lingüísticos es aceptada si así lo deciden sus habitantes.....pero Artur Mas actúa de forma tan precipitada que pone en alerta a los Estados nacionales. y nos lleva hacia el enfrentamiento civil y militar.
El cuando lo tengo claro cuanto antes mejor esta situacion perjudica todos y no esperar el 2014 fecha de hondo significado paara los independentistas que han manipulado la historia a su conveniencia, una guerra de sucesion en la que Cataluña se equivoco de partidario aunque el gobierno de Felipe V fue favorable para los intereses catalanes por mucho que ahora se enseñe lo contrario.Trescientos años son suficiente, por eso cuanto antes mejorJose Luis Espargebra Meco un español desde Buenos Aires
@Thiebault, ¿tú crees que la constitución puso al TC para emitir "una sentencia que no entiende ni dios y que es inaplicable", además de ser inconstitucional? Pues sí que dejas en mal lugar a la CE.Tú dices que fue un error no dejar participar al PP en la elaboración del Estatut, pero eso es falso: fue el PP quien renunció a participar en su elaboración. Lo hizo simplemente porque lo que se discutía estaba en las antípodas de su ideología, pero fue decisión suya, no fue excluido.Y si tú crees que los catalanes deberían haber hecho un Estatut que no les contentara sólo para hacer feliz al 20% de los catalanes (lo que representa el PP en Catalunya) es que no entiendes la democracia. Cuando no hay acuerdos en una democracia, cosa que pasa frecuentemente,se vota y gana la mayoría. Eso es lo que pasó con la elaboración del Estatut... hasta que el TC, formado por 11 señores nombrados a dedo por PP y PSOE, se pasó la democracia y la CE por el forro. Que no hacía falta reformar la CE, sólo hacía falta aplicarla cumpliendo su letra (cosa que el TC no hizo) y con un espíritu que no fuera puro ultracentralismo (cosa que tampoco hizo). Dialogar es importante, pero a veces sólo sirve para constatar que los intereses son irreconciliables. Eso es lo que demostró el Estatut, eso es lo que ha pasado entre Catalunya y España.
@Enrique, la consulta se puede plantear ya mismo. Y si gana el Sí a la independencia, entonces se reforma la CE y lo que haga falta. Eso es lo que se iba a hacer en Canadá, eso es lo que se hará en UK, eso es lo que se puede hacer en España... si hay voluntad política para dejar que los catalanes decidan. Si no la hay, pues se pone la CE como excusa falaz para evitar que los catalanes decidan sobre su futuro.Por cierto, te corrijo un error de base: ninguna propuesta de reforma de la CE es inconstitucional. Por lo tanto, preguntar sobre si se quiere reformar la CE para cualquier cosa, incluyendo disolver la indisoluble unidad, no es inconstitucional.
Sr. Bassets, algunas correcciones: la fecha de 2014 es cieto que tiene impacto simbólico, pero esa no es la causa de que se prefiera. La causa principal es más sencilla: cuanto antes mejor. El sr. López Burniol (antiguo defensor del federalismo ya escarmentado, y aún así no partidario de la independencia aunque sí del derecho a decidir) lo dice muy claro: sería inaguantable estar 3 años más pendientes de la consulta. Después de todo, si los españoles quieren presentar una alternativa, con 6 meses tienen bastante para elaborarla. Y si no quieren, ¿qué va a cambiar de aquí a 2016? No es que la consulta sea ningún talismán, es simplemente la manera de conseguir que se puedan empezar a recoger los frutos y arreglar las cosas, en lugar de estar luchando para conseguir ejercer lo que debería ser un derecho automático.Sobre los partidarios de que sea más tarde, tampoco acierta ud. con la causa principal: salvo honrosas excepciones, lo que quieren los partidarios de hacer la consulta más tarde es simplemente ganar tiempo y evitar que se haga. Sea prometiendo reformas constitucionales (como el sr. Jáuregui, que hace una bonita propuesta par aplazar el tema cuatro o cinco años... y luego aún así no preguntar por la independencia), sea alargándolo hasta la salida de la crisis o "tiempos más oportunos", es decir, hasta nunca.
Fuss: España es una democracia, vota la mayoría y no pasa nada. ¿Por qué habría que tener en cuenta la opinión del ¿8%? -probablemente muchos menos- de los españoles que son independentistas catalanes? ¿Por que tenemos que hacerles felices si son una minoría? Como ves entiendo la democracia tan bien como tú.
@Thiebault, España puede perfectamente ignorar la opinión mayoritaria de los catalanes, y prescindir de cualquier intención de hacerles felices. De hecho, lo hace habitualmente (véase el caso del Estatut). Pero entenderás que en tal caso los catalanes puedan preferir abandonar esa España que les ignora y buscarse un estado propio que defienda sus intereses en lugar de ignorarlos, ¿no? Todo democráticamente, por supuesto, mediante un referéndum. Que es lo que los catalanes quieren hacer y a lo que los españoles, incluso los que se autoproclaman demócratas, se oponen.
Fuss: me he limitado a exponer la debilidad de tu argumento en el comentario anterior. El juego de mayorías y minorías es muy delicado, pero una cosa me parece clara: pretender modificar la constitución o el estatus quo político-territorial actual en contra del partido mayoritario en España -en contra de todos los partidos españoles salvo IU deberíamos decir, así como que en contra también de las potencias europeas y del estatus jurídico institucional de la UE actual- mediante una delcaración unilateral catalana me parece un ejercicio de ceguera intelectual. Más que de ceguera intelectual -que creo que es el caso de ERC que confunde sus deseos con la realidad- de cinismo intelectual -que es el caso de Mas en mi opinión.- Cuando los dioses desean perder a un pueblo, primero lo ciegan. .
Creo que en este punto no estoy de acuerdo con usted, Thibeault. La auto determinación de los pueblos es un hecho referido desde 1848, y si todavía hoy sigue presente en la Carta de la ONU, es porque se considera que todavía es un paradigma valido. Que yo sepa, Cataluña es tan factible de existir de forma autónoma como Luxemburgo o la República de San Marino. Creo, que podríamos aprender mucho de los ingleses, que al no tener Constitución,siempre se han guiado por una tradición de pactos y tratados, una tradición legalistaa mi parecer mucho mas flexible y ágil que la francesa,en la cual nos basamos, mucho mas romana de iure, y constitucional.
@Thiebault, y yo te he mostrado cómo tu supuesta demostración no es tal. Tú estás diciendo que el 80% tiene que renunciar a sus aspiraciones para contentar al 20%... algo que no hacen los españoles respecto a los catalanes precisamente. La democracia es precisamente el juego de mayorías, y si los catalanistas no pretenden imponer nada a la mayoría españolista en España, la minoría españolista en Catalunya no debería pretender imponer nada a la mayoría catalanista.Sobre que una DUI sea una "ceguera intelectual", yo más bien considero que esa opinión tuya sí que representa una "ceguera intelectual", posiblemente voluntaria, al no querer contemplar como posibles opciones que te resultan inaceptables por tu ideología. Vamos, como González diciendo que la independencia es imposible, ¡y olé! Otros más bien piensan que no es sólo posible, sino necesaria y deseable, incluso imprescindible. Especialmente cuando la alternativa es la que tú describes: permanecer en un estado español que ignora y desprecia los intereses y aspiraciones de los catalanes. Sospecho que si tú estuvieras en esa situación perderías esa ceguera voluntaria tuya hacia las bondades de la independencia. "Cuando los dioses desean perder a un pueblo, primero lo ciegan. .", dices. Seguro que ni se te ha pasado por la cabeza que el pueblo cegado por los dioses pueda ser el español. Debe ser que la ceguera divina funciona perfectamente, hasta el punto de borrar cualquier asomo de duda en los cegados. ;-)
Fuss: me da pereza rebatirte. En cualquier caso el futuro está muy cerca. Veremos.
@Thiebault, ¡qué cómoda excusa es la pereza!, ¿verdad? Aunque yo no estaba hablando del futuro, sino de tu dogma de fe de la imposibilidad, y de cómo el evitar ver alternativas posibles a lo que te gusta sí que es un tipo de ceguera intelectual.Que una cosa no suceda no muestra que sea imposible; en cambio, sí sucede sí de demuestra cómo ese dogma es falaz. También hubo quien pronosticó que la sentencia del TC no tenía importancia y no cambiaba nada, que la manifestación del 2010 contra esa sentencia era una simple rabieta, que lo del 11-S-12 se desinflaría rápido, que las elecciones del 25-N enterraban el proceso soberanista... de predicciones fallidas están las hemerotecas llenas.Otro detalle relevante de tu posición. Te recuerdo que el Estatut fue machacado y reescrito por el TC, no por el PP. Tú dices que la causa de ello es que no se incluyó al PP en su elaboración (aunque en realidad se autoexcluyó). Así pues, tú mismo atribuyes la reescritura del TC a la oposición del PP, con lo que tú mismo dejas claro que el TC no actuó por motivos jurídicos, sino por motivos políticos, al dictado del PP (y, añado yo, con la colaboración del PSOE al cuál ya le iba bien esa reescritura; véase el apoyo de González y Chacón a la sentencia). Estás admitiendo abiertamente que el TC es un tribunal político al servicio de los grandes partidos españoles. Y eso lo hace alguien que pretende que los catalanes deban seguir sometidos a lo que diga ese TC. En fin, sólo puedo darte las gracias por poner tu granito de arena a favor de la independencia. ;-)
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Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).