El Partido Liberal Democrático de Japón arrasa en las elecciones y regresa al poder
Los conservadores y sus socios logran la mayoría necesaria para reformar la Constitución y dotar al país de un Ejército
El Partido Liberal Demócrata (PLD), de tendencia conservadora, ha logrado este domingo una victoria aplastante en las elecciones legislativas en Japón, al haber obtenido 294 escaños de los 480 que tiene la cámara baja del Parlamento, frente a 57 del gobernante Partido Democrático de Japón (PDJ). La formación Nuevo Komeito, aliada del PLD, se ha hecho con 31 escaños, lo que otorga a la coalición la mayoría de dos tercios necesaria para imponerse a la cámara alta y evitar los bloqueos que han lastrado las decisiones gubernamentales desde 2007. El ex primer ministro Shinzo Abe, de 58 años, líder del PLD, se convertirá, el 26 de diciembre, en el próximo jefe de Gobierno, el séptimo que tiene Japón en los últimos siete años.
Abe ha vencido en un contexto marcado por la crisis económica, las tensiones crecientes con China y el desencanto de los electores con la clase política, y, si el PLD sigue las pautas marcadas durante campaña electoral, formará un Gobierno que adoptará una posición más dura sobre los conflictos territoriales con China, favorable a la energía nuclear —a pesar del desastre de la central nuclear de Fukushima generado por el tsunami de marzo de 2011— y partidario de llevar a cabo una modificación de la política monetaria y realizar grandes inversiones en obras públicas para rescatar una economía que se encuentra en su cuarta recesión desde 2000.
El PLD regresa al poder después de tres años de ausencia, al haber desbancado ampliamente al Partido Democrático de Japón, del impopular primer ministro Yoshihiko Noda, que ha logrado un cuarto de los escaños que tenía antes de la votación. Noda ha dimitido de la presidencia del PDJ tras la derrota.
La percepción de un empeoramiento de la seguridad, tras el lanzamiento de un cohete de largo alcance por parte de Corea del Norte y la incursión de un avión chino en el espacio aéreo sobre unas islas en el mar de China oriental que se disputan Tokio y Pekín -ambos, incidentes ocurridos esta semana-, ha impulsado la victoria de Abe. El ex primer ministro ha prometido potenciar los sistemas de defensa y revitalizar la alianza con Estados Unidos.
El PLD ha vencido justo tres años después de la aplastante derrota que puso fin a más de 50 años de gobierno casi ininterrumpido de esta formación política cercana a la clase empresarial.
Los votantes se han vuelto de nuevo hacia el PLD, al considerar que el PDJ no ha cumplido sus promesas. El partido de Noda se ha visto castigado por la lenta y, en ocasiones, confusa respuesta que dio a la crisis de Fukushima. Los electores han rechazado también la intención de Noda de subir impuestos, medida que, según ha dicho, es necesaria para hacer frente a los costes al alza de la seguridad social, debido al envejecimiento de la población.
El anterior mandato de Abe –septiembre de 2006 a septiembre de 2007- estuvo marcado por una agenda nacionalista. Todo hace presagiar que Japón pondrá fin al pacifismo que adoptó tras su derrota en la Segunda Guerra Mundial. Abe defiende la transformación de las denominadas Fuerzas de Autodefensa en Ejército, lo que requeriría modificar la Constitución de 1947.
Durante la campaña electoral, Abe, uno de los halcones del PLD, dejó ver que adoptará una política exterior más dura, en particular con China, con quien las disputas territoriales y la rivalidad en la región se han incrementado en los últimos meses. Miembros del PLD, sin embargo, han asegurado que, aunque el nuevo Gobierno mostrará seguramente una actitud firme sobre el conflicto marítimo, intentará ser pragmático y mejorar las relaciones con China, informa Reuters.
La agencia oficial china Xinhua ha afirmado en un artículo de opinión, tras conocerse el resultado de las elecciones, que “la dirección entrante debería, antes que nada, encontrar la forma de gestionar las diferencias con sus vecinos” y “adoptar una posición más racional en política exterior”. En otro artículo, publicado anteriormente, señaló que es un “signo inquietante” que algunos partidos en Japón hayan prometido adoptar una posición dura sobre los enfrentamientos territoriales e incrementar el gasto militar.
En septiembre pasado, se produjeron en China las mayores manifestaciones nacionalistas antijaponesas que ha vivido el país en las últimas décadas. El desencadenante fue la decisión de Tokio, días antes, de comprar tres de las islas Senkaku a su propietario privado japonés, nacionalizándolas de hecho. Pekín dice que las islas —que llama Diaoyu— le pertenecen.
Abe también ha prometido enderezar la situación económica. Japón lleva años sufriendo deflación. La situación se ha agravado por la apreciación del yen, que ha castigado las exportaciones. La economía japonesa registró en el tercer trimestre del año una caída del 0,9%, con lo que entró en recesión técnica. La tercera potencia económica mundial, después de Estados Unidos y China, sufrió en enero su primer déficit por cuenta corriente en tres años y el mayor hasta esa fecha, en medio del aumento de las importaciones y la caída de las exportaciones por la fortaleza del yen y la ralentización global.
Abe quiere cambiar esto. “Con políticas monetarias más fuertes, y políticas fiscales y de crecimiento pondremos fin a la deflación, corregiremos la fortaleza del yen e impulsaremos el crecimiento de la economía”, dijo el sábado, informa France Presse. “Es hora de poner fin a la confusión y el abatimiento de tres años y tres meses”, afirmó, en referencia al tiempo en el poder del PDJ.
Muchos economistas han advertido que las recetas del PLD pueden crear un crecimiento temporal y permitir al Gobierno seguir adelante con los planes para subir el impuesto sobre el valor añadido (IVA) en 2014, con objeto de reducir el déficit público, que duplica el producto interior bruto (PIB); pero parece poco probable que solucionen problemas más profundos y proporcionen crecimiento sostenible.
El descontento de muchos japoneses tanto con el PLD como el PDJ ha dado alas a una nueva serie de formaciones políticas, como el derechista Partido de la Restauración de Japón, que se ha convertido en el tercero más votado, con 54 escaños. Este partido fue fundado por Toru Hashimoto, el popular alcalde de Osaka, que cuenta entre sus filas con el exgobernador de Tokio Shintaro Ishihara, de 80 años, un ultraderechista y anticomunista, cuya retórica patriótica ha contagiado toda la campaña electoral. El Partido Mañana de Japón, también de nueva creación, dirigido por Yukiko Kada, gobernadora de la prefectura de Shiga, que pretende eliminar las centrales nucleares en un plazo de 10 años y se opone a las subidas de impuestos, ha obtenido nueve escaños.
Muchos analistas consideran que la victoria del Partido Liberal Demócrata es resultado del desencanto y la falta de entusiasmo de los votantes, que, simplemente, se han inclinado por lo que consideran la menos mala de las opciones.
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