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El hombre de la rosa

La regla se cumple. Nadie escapa a la crisis. No hay hiperpresidente que valga. De poco sirve la agitación permanente. Todavía menos un carácter dominador y despreciativo, capaz de devorar en unos meses todo el capital político acumulado durante una entera carrera política. Ese hombre que hizo su ascensión según los mejores cánones del maquiavelismo político se ha encontrado incapaz de seguir los consejos del florentino en cuanto se ha encontrado encumbrado y ensalzado como el hombre más poderoso de Francia. Así ha sido como ha sembrado la desconfianza entre los suyos, ha dividido su campo y en el último momento no ha tenido otro remedio que meterse de lleno en el ortigal de la extrema derecha para intentar salvar los muebles.

Dos razones iniciales, por tanto: la crisis y el carácter, ambos elementos de una enorme capacidad destructiva para cualquiera, pero sobre todo para un poderoso. De nada han servido la inercia presidencial, el control de la agenda política que proporciona la mayoría y la capacidad de maniobra que da un poder tan concentrado como es de la presidencia de Francia, donde el titular es un monarca electo ante el que se pliegan todos los ricos y poderosos. Solo otro presidente, Valéry Giscard d'Estaing, naufragó antes que Sarkozy en su segunda elección en 1981.

Hay muchos puntos en común entre ambas campañas, entre ambas derrotas e incluso entre los caracteres de los dos perdedores. La división de la derecha, con guiño implícito a votar a la izquierda, se ha producido en ambas ocasiones: Jacques Chirac lo hizo de forma discreta en 1981 y François Bayrou con mayor escándalo en 2012. "Si se quiere cambiar de política o hay que cambiar de presidente o hace falta que el presidente haga el esfuerzo de cambiar él mismo", dijo Chirac de Giscard en lo meses previos a las elecciones. Valía ahora para Sarkozy, que en su caso no tan solo no ha cambiado sino que ha acentuado los peores rasgos de su carácter y los trazos más extremistas de su política.

El paralelismo con Giscard ha actuado en Sarkozy como el abismo que atrae al suicida. Ha reivindicado una Francia fuerte, expresión que fue utilizada por Giscard en 1981, y se ha pegado al argumento de la experiencia en las difíciles circunstancias de la crisis como el principal atractivo de su candidatura, sin que le hiciera muy buena compañía su mediocre balance. No es algo que haya sucedido en los últimos días de campaña, cuando incluso ha aparecido una acusación morbosa que les acerca: Giscard se encontró con el embarazoso caso de los diamantes de Bokassa, regalados por el monstruoso déspota centroafricano, mientras que Sarkozy se ha tenido que enfrentar con la financiación de su campaña de 2007 con dinero de Gadafi.

Hace ya un año, Hollande señaló a Le Monde , que estaba realmente sorprendido por "la analogía entre el final del giscardismo y del sarkozismo" Según el nuevo presidente francés, ambos esgrimieron la ruptura con el pasado, rompieron los códigos presidenciales y practicaron una apertura hacia otras fuerzas, pero también ambos "fueron desestabilizados por la crisis y han conocido una deriva monárquica con un entorno que ha terminado destruyéndoles desde dentro, pues la victoria no se construye a partir de una descomposición".

Si Sarkozy ha imitado a Giscard, Hollande lo ha hecho con Mitterrand, que fue quien cayó ante él en 1974 pero le venció en 1981. Esta es otra de las claves de la elección. En un momento de crisis y desconcierto, el vencedor ha echado mano de una imagen que da seguridad. La V República son dos hombres. Los mismos que se enfrentaron en los años fundacionales: de un lado, De Gaulle: del otro, Mitterrand. Para convencer a los franceses hay que ser uno u otro, o mejor todavía, uno y otro. Esto es lo que ha intentado y en buena medida conseguido Hollande, aunque con un ingrediente de reserva y discreción, al estilo de Mariano Rajoy, ante un rival que se ha peleado consigo mismo hasta la autocombustión.

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Mitterrand fue el hombre de la rosa: "Un hombre, con una rosa en la mano, ha abierto el camino hacia un mañana distinto", le cantaba Barbara. Hollande no significa ilusión de cambio alguno, aunque sí el relato de una sociedad que no se resigna, ante el relato del miedo de Sarkozy. Su rosa está llena de espinas, pero alguna esperanza significa.

Comentarios

Otra analogía que seguramente no tiene nada que ver pero que meha venido a la cabeza leyendo eo artículo: La "simpatia" que ambos Giscard y Sarkozy tenían por los vecinos allende los Pirineos.
Sarko, a tomar por saco. Eso sí, se va con rencor, o eso me ha parecido a mi su discurso final de etapa.
Señor Bassets: Este post es de colección. Inolvidable. Cordiales saludos.
Creo que no había leido su blog, pero me gusta su forma de enfocar el tema, con datos, que creo que todos conocíamos, pero que los dejamos en el olvido, aunque no debería ser así, ya que cada elección tiene una forma de enfocarla que puede llevarla a una final distinto. Por mi parte confío en que la victoria del socialista, nos lleve a un camino de ilusión en una Europa tan negra como la que estamos viendo, creo yo que las espinas, no deben ser obstáculo para que las rosas sean muy bonitas y siempre admiradas.
Señor Bassets; para hacer la narrativa completa sería preciso añadir que Mitterrand personaje tiene su dosis nada despreciable de maquiavelismo. Cuando cambió la marea política en los noventa y el viento viró a la derecha, calladamente permitió el ascenso de un oscuro personaje llamado Le Pen - padre - con la intención de debilitar a su rival Jacques Chirac. Muchos, muchos analistas atribuyen a la política oportunista y cortoplacista de este hombre - al menos en parte, claro - el abrir un resquicio en la política francesa a una opción hasta el momento anatemizada. Y de aquellos lodos, estos barros.
¿Empieza la recuperación paulatina o se acaba el hundimiento programado?
Depuis la France, à Paris, près de la Bastille, dans une mantinée radieuse, merci Mr. Bassets.
amigo Bassets,creo que habla muy seguro de si mismo olvidando que aqui en francia Hollande gano por un pelin. si la crisis hubiera golpeado menos duro, no creo que hollande hubiera ganado.el argumento que sarkozy ya habia perdido a causa de la crisis y el caracter es mas o menos incorrecto. acertaste con la mitad. la crisis se lleva todo y a todos. su caracter, debo admitirlo, yo le detesto, no fue suficiente. hay casi la mitad de los franceses que estaba dispuesta a ponerle de nuevo en el poder. que pena. pero francia se ha ido hacia la derecha, hacia la globalizacion y hacia los modelos economicos anglosajones de performance, ganancia y resultados. seguiremos la pelea aqui en francia y pido a los espanoles despertad y es hora de combatir!
Sarkozy gano las elecciones prometiendo dos cosas: Trabajar más para ganar más y La República irreprochable. Ha convertido Francia en un vodevil, generandose el odio de muchos franceses que aman la liturgia presidencial, y ha convertido la otra promesa en "Trabajar más para ganar menos", en otras palabras, una estafa.Hollande ha ganado con un programa ilusionante.
Gracias, Sr. Bassets, por su lucido e interesante comentario. Justicia poetica.
Allons, chemins de la France! La política sin ilusión, sin deseo de cambio, sin planes de futuro, sin esperanza, no es política, es mero trasvase de poder, gestión gris y cortoplacista. Sin política real no se hace sociedad, no se hacen naciones, sino que quedamos reducidos a la mera conjunción de egos y vanidades en la masa humana. Churchill no habría sostenido a su pueblo sin darles una perspectiva de victoria, de orgullo, a los ingleses, aun sin ahorrarles la verdad del "sudor, sangre y lágrimas". Eran otros tiempos, quizá menos cínicos, y más dispuestos hacia los ideales. Lo que indica que a veces, un proyecto común es más que la mera suma de las voluntades humanas. China, que a principios del siglo XX era una paria , una reliquia denostada entre las naciones, se ha rehecho a sí misma, dispuesta a no volver a pasar el hambre atroz de otras épocas, y reivindicar el deseo de ser una nación moderna. Lo ha conseguido, incluso con métodos cuestionables. Pero no lo habría conseguido sin un pensamiento político (entre sus cuadros dirigentes. Ojo al dato: muchos son ingenieros y científicos de formación) flexible e inteligente, pero pertinaz. Su proyecto era sacar del hambre a 500 millones de personas en China, y empezar a crear una clase media capaz de consumir. Y lo está logrando. Es una transformación atroz, velocísima, que supera en magnitud y escala a la Revolución Industrial en Europa. ¿Cuál es el proyecto europeo, para los europeos? ¿La mera unidad? ¿Prosperidad? ¿La justicia social? De fracasar Europa, nada garantiza que no volvamos a una dulce y lenta obsolescencia (que ya sucede, excepto en Alemania). Hollande, pues, tendría que ser muy rompedor o audaz. O ser capaz de convencer a Merkel, ser un diplomático firme. En cualquier caso, Europa está en un camino extraño, al filo de una navaja. Si se supera esta crisis, probablemente ya sólo quede un sólo ministerio Europeo de Economía y Finanzas (y un solo Banco Central) para todo el área euro. Y progresivamente, la Diplomacia, el Ejército... lo triste es que no será hasta el final, cuando se plantee la figura de un Presidente Europeo (votado por sufragio universal), con parlamento Europeo nombrado por sufragio universal directo. e Inevitable es que se acepte una lingua franca para la toda la administración europea. No puede ser de otra manera. Eso es lo que desearía para Europa. Yo he disfrutado del área Schengen, de poder viajar en toda Europa usando una misma moneda, y francamente, el idioma a poco que he puesto un poco de esfuerzo por mi parte, no ha sido problema. El ser humano es muy adaptable.
Puedo estar de acuerdo con el análisis, pero creo que no tiene en cuenta lo ajustado del resultado: apenas tres puntos separan a la victoria de Hollande de la derrota de Sarkozy. Su director de campaña ha dicho: "si hace tres meses apostamos por el crecimiento, ganamos"
Dos visiones de hacer Europa: una se esfuerza por no gastar para mantenerse a flote, la otra se esfuerza por crecer para poder pagar sus deudas. Con la primera se dura lo que duran las reservas, con una angustia constante por si algún día no será suficiente, día que seguro llegará. Con la segunda será duro salir pero al menos se lucha. Y la verdad, no sé si hay otra forma de abrirse camino. Aparte de que la literatura y práctica del ramo tampoco conoce otra para enfrentarse a coyunturas de este tipo. Y como dice Krugman, que mira que lleva el pobre insistiendo en ello, que dudaran en la Gran Depresión, cuando nada se sabía sobre cómo reaccionaría la economía pues bueno, pero "los líderes del presente no tienen ese pretexto. Disponemos tanto del saber como de los instrumentos precisos para poner fin a este sufrimiento".Y esta doble visión, por lo demás, se corresponde, a su vez, con dos sensaciones diversas, una de esperanza y otra de desesperación. Hollande, protagonista de la visión del crecer, ha insuflado ánimos y esperanza, y no solo a los franceses. Por su parte, Sarkozy, con su salida del poder parece haber generado más confianza que la que generó con su entrada. Eso sí, es posible que el primero genere confianza en la gente y éste en los mercados. Qué quieren que les diga, a mí me parece que lo primero es la gente, y para los mercados debería ser igual, salvo que piensen venderles sus productos a las piedras. Y con la austeridad absoluta íbamos hacia la precariedad absoluta, a una reducción del poder adquisitivo en la gran mayoría de las personas que no sé yo si es la mejor receta para quien vive de él, del poder adquisitivo de los demás.
"Esto es lo que ha intentado y en buena medida conseguido Hollande, aunque con un ingrediente de reserva y discreción, al estilo de Mariano Rajoy," Usted, o llegó a España el año pasado, o piensa que los demás son idiotas. ¿Hollande, al estilo de Rajoy? ¿Cuál es el estilo de Rajoy? Rajoy utilizó un estilo bronco, hoorible, violkento, entre el 2004 y el 2010. Y después se calló, porque el trabajo de destrucción definitiva del PSOE (aparte de su porrpia colaboración) la hicieron ustedes, o sea, El País y sus amos, el poder económico. Vaya cara. Dios libre a francia del "estilo de Rajoy". ¡Lea la viñeta del roto de hoy, que tiene las cosas mucho más claras que Rajoy, Merkel y usted juntos, y entérese!

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