La izquierda mexicana elige como su candidato a López Obrador
El candidato perdedor de las elecciones de 2006 se presenta de nuevo
La izquierda mexicana decidió este martes repetir candidato en las elecciones presidenciales de 2012. Andrés Manuel López Obrador, que resultó derrotado por tan solo el 0,56% de los votos frente al actual presidente, Felipe Calderón, en 2006, fue el vencedor en las dos encuestas paralelas que el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ha realizado entre la ciudadanía. El aspirante perdedor, Marcelo Ebrard, actual jefe de Gobierno del Distrito Federal y que representa el ala moderada del PRD, aceptó sin reservas el resultado. “La izquierda dividida solo iría al precipicio”, afirmó.
Las dos encuestas, de metodología y muestra semejantes, se basaron en las respuestas de los ciudadanos a cinco preguntas. Ebrard triunfó en aquellas que se referían a la simpatía y buena opinión del candidato entre una lista de varios. Sin embargo, en las que trataban sobre intención de voto directa entre él y López Obrador, ganó el viejo caudillo de la izquierda populista mexicana.
Ebrard acató el veredicto de las encuestas y renunció a forzar un proceso de primarias en el partido. Subrayó que los objetivos de los sondeos eran “garantizar una candidatura unitaria, asegurar la selección del candidato a partir de las preferencias de los electores y sentar las bases para una nueva etapa para la izquierda progresista” y que los tres se habían cumplido. Prometió todo su apoyo a AMLO, como es conocido López Obrador, y defendió “dar paso a un frente amplio que supere las luchas entre facciones”.
Vamos todos juntos sin odio ni rencores a construir una república amorosa", afirmó López Obrador
López Obrador, por su parte, anunció la creación de un frente amplio, inspirado en el de Uruguay, que concurrirá a las elecciones con el nombre de Movimiento progresista. Se deshizo en piropos hacia su contrincante —“amigo, compañero y un dirigente político extraordinario”— y aseguró que ambos se complementan.
El candidato de 2006, que llamó a todas los sectores progresistas a unir fuerzas para “transformar México en un país más justo e igualitario”, no pudo resistirse a su vieja retórica y afirmó: “Vamos todos juntos sin odio ni rencores a construir una república amorosa”. La elección de López Obrador see conoce dos días después de la derrota sufrida por el PRD en el Estado de Michoacán, un bastión histórico para la izquierda mexicana y que había gobernado durante los últimos 10 años.
López Obrador, representante del ala radical del PRD y punto de unión de un sinfín de “tribu” y colectivos sociales izquierdistas, no atrae, según los sondeos, a las clases medias mexicanas pese a su acercamiento en los últimos meses al sector privado. Su techo electoral actual se cifra en un 15% de intención de voto y su candidatura pone las cosas más fáciles para el regreso al poder del Partido Revolucionario Institucional (PRI), favorito en las encuestas.
Marcelo Ebrard, por el contrario, tiene un gran poder de atracción entre los sectores más modernos de la sociedad mexicana y su gestión al frente del Gobierno de la capital del país goza de una aceptación superior al 60%. Como alcalde de la Ciudad de México ha destacado por su política de ampliación de los derechos ciudadanos —legalizó el matrimonio homosexual— y su defensa del medio ambiente. A nadie se le escapaba ayer en los mentideros políticos que Ebrard, de 52 años, espera su oportunidad en 2018.
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