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El 39% de los rusos califican el golpe de "suceso trágico"

Así lo refleja un sondeo realizado en 130 poblaciones de 45 regiones en Rusia

El golpe de Estado de 1991 fue un trágico suceso con fatales consecuencias para el país, que fracasó por la mala preparación de sus protagonistas, según la mayoría de los interpelados en un sondeo efectuado el pasado julio por el Centro Levada en 130 poblaciones de 45 regiones en Rusia.

Con el paso de los años, los rusos han corregido su opinión sobre aquellos acontecimientos y el porcentaje de quienes los califican de "sucesos trágicos" ha pasado de 27% en 1994 a 39% en 2011. Paralelamente, el contingente de quienes los valoraban como un "simple episodio de la lucha por el poder" se ha encogido de 53% a 35%. Solo un 10% considera que el golpe supuso la victoria de la revolución democrática que acabó con el poder del PCUS. El 49% cree que, a partir de ese momento, el país dejó de ir por el buen camino y el 27%, piensa lo contrario. El 42% opina que Boris Yeltsin se aprovechó la confusión para apoderarse del poder y el 27%, que no hizo nada especial y que el poder le cayó en las manos. Solo el 11% cree que Yeltsin intervino con valentía contra los golpistas.

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Gorbachov no sale mejor parado: un 11% afirma que participó en la trama golpista, un 43% creen que el presidente de la URSS se desanimó y dejó escapar el poder, mientras el 20% aduce que no pudo hacer nada por estar como rehén en Crimea El golpe fracasó sobre todo por la mala preparación y organización del mismo (28%), además de la división en el Ejército, el ministerio del Interior y KGB (19%) y la resistencia de la población (15%).

En septiembre de 91, en respuesta a la misma encuesta un 57% de los interpelados situaban la resistencia de la población en primer lugar y en segundo, la decidida intervención de los dirigentes rusos (55%). El pasado marzo, un 58% lamentaban la desintegración de la URSS y un 27%, no. En diciembre de 2000, las proporciones en respuesta a la misma pregunta eran de 75% frente a 19%. También en marzo de 20011, un 52% consideraban que la desintegración de la URSS se hubiera podido evitar y un 29%, que era inevitable.

Una imagen del 10 de julio de 1991 muestra al líder soviético Mijaíl Gorbachov estrechando la mano al nuevo presidente  ruso, Boris Yeltsin, tras su investidura en Moscú.
Una imagen del 10 de julio de 1991 muestra al líder soviético Mijaíl Gorbachov estrechando la mano al nuevo presidente ruso, Boris Yeltsin, tras su investidura en Moscú.VITALY ARMAND (AFP)

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