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Consumado el desastre alpino austriaco

El italiano Razzoli gana el último eslalon y el país más potente de los últimos años se despide sólo con cuatro medallas femeninas

Desastre austriaco. La "armada" más potente de los últimos años en el esquí alpino, se despidió de los Juegos sin subir ni una sola vez a los podios en las cinco pruebas masculinas. Insólito. Sólo salvaron el honor femenino Andrea Fischbacher en el supergigante, Marlies Schmid, plata en el eslalon, y Elizabeth Goergl, doble bronce en el descenso y el gigante.

En Turín, hace cuatro años, Austria logró 14 medallas, cuatro de oro, cinco de plata y cinco de bronce. Arrasó, con dos oros de Michaela Dorfmeister en descenso y supergigante, y otros dos en gigante y eslalon de Benjamin Raich, que ayer sólo acabó cuarto. El italiano Giuliano Razzoli, con una sola victoria previa en la Copa del Mundo, tocó el cielo olímpico en otra jornada bajo aguanieve y una pista húmeda y difícil, de algodón. Tuvieron incluso que rociarla con un producto para darle algo de consistencia

En Whistler estaba Alberto Tomba, la última gran estrella alpina junto al austriaco Hermann Maier. Razzoli, de 25 años, rindió un autético homenaje de heredero a "La Bomba". Hizo una primera manga deslumbrante, en la que dejó a más de medio segundo a Raich y al siempre peligroso croata Ivica Kostelic, ya plata en la supercombinada. Incluso se había colado segundo otro invitado sorpresa, el esloveno Milja Valencic, que luego se perdió. Se esperaba lo mismo con Razzoli, pero no pasaría lo mismo. En cambio, ya había dececpionado otro de los grandes favoritos, el francés Julien Lizeroux, a más de un segundo.

Faltaba una segunda manga de tensión con el asalto de Raich y Kostelic. Razzoli, que sólo hace dos meses ganó en Zagreb su primera y única prueba en la élite, resistió por 16 centésimas el retorno de Kostelic. Fue el que mejor negoció la especial y difícil nieve de Whistler, húmeda, esponjosa, que se llevó por delante a los mejores especialistas de la temporada, no sólo a Lizeroux. También al suizo Zurbbriggen, bronce en la supercombinada y al austriaco Herbst. Únicamente su experimentado compatriota Raich se adaptó.

Cuando Razzoli bajó en último lugar tenía una dura tarea. Kostelic había hecho unos magníficos 51,11s que le colocaban en cabeza por delante de la otra gran sorpresa del día, Andre Myhrer. El sueco, sólo décimo en la primera bajada, a 1,24s de Razzoli, hizo una segunda magistral, que hubiera firmado su legendario compatriota Ingemmar Stenmark. Los 50,73s le valieron el bronce, pues Raich se quedó en 51,48s y se bajó del podio por cinco centésimas. La maldición austriaca en Vancouver quedaba sentenciada.

Razzoli, en su lucha por la supervivencia de la gloria pasó apuros, pero terminó con 51,53, el séptimo tiempo de lam manga. Le bastó. Italia no había ganado un gran título alpino desde Albertville 92. Con Jozef Polig en la combinada y Tomba, naturalmente, plata en el eslalon y oro en el gigante (tras sus dos títulos de Calgary 88), frente a otras dos leyendas: el luxemburgués exiliado austriaco, Marc Girardelli, y el multilaureado noruego Kjetil Andre Aamodt.

Ayer, el estadounidense Bode Miller, fuera ya de tiempo y de concentración con sus tres medallas, una de cada metal, no terminó la primera manga.

Excursionistas aplicados

Hubo múltiples salidas de pista. Hasta 43 en la bajada inicial y tres en la segunda. Más siete descalificados. Así, dos excursionistas aplicados para no caerse, salirse o saltarseuna puerta, ocuparon los últimos puestos. El ya veteranísimo y habitual príncipe mexicano Hubertus von Hohenlohe, de 51 años, y el ghanés, supuesto profesor de esquí en el Reino Unido, donde nació, Kwane Nkrumah-Acheampong , de 35. Cedieron 28,46s y 43,28s a la cabeza. Aunque todavía quedó detrás el albanés Erjon Tola, a más de un minuto. No hubo españoles.

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