Dinarmarca vincula con Al Qaeda el ataque frustrado contra el autor de una viñeta de Mahoma
El detenido, con vínculos con la milicia islámica somalí Al-Shabab, podía formar parte de una célula de la red terrorista de Al Qaeda
El arranque del nuevo año no ha podido ser más dramático para el dibujante danés Kurt Westergaard. Un islamista somalí, armado con un hacha y un cuchillo, lo intentó asesinar en la noche del viernes en su casa de Aarhus, donde se encontraba con su nieta de cinco años. Westergaard es el autor de una de las caricaturas de Mahoma publicadas en septiembre de 2005 por el diario Jyllands-Posten. En concreto, la que plasma al profeta con un turbante en forma de bomba. La policía llegó a tiempo y tuvo que reducir al asaltante, al que hirió de dos balazos después de que atacara a uno de los agentes. "Es un caso grave", han dicho las autoridades. "Hay un trasfondo terrorista". Se refieren a Al Qaeda.
No es la primera vez que Westergaard, un reconocido ilustrador, está en el punto de mira del integrismo. Ya en febrero de 2008 la policía danesa detuvo a una célula islamista que planeaba su asesinato. Westergaard vivía entonces en la clandestinidad. Hasta que el año pasado, cansado de esconderse, dijo basta. "Tengo 73 años. He vivido mucho y soy demasiado viejo para tener miedo", declaraba en una entrevista a la cadena británica BBC.
El dibujante retomó su vida pública, con vigilancia policial, y se estableció en Viby, al sur de Aarhus, segunda ciudad de Dinamarca. Y ahí fue donde la primera noche del año se convirtió en una pesadilla. El atacante, que según las primeras versiones policiales iba acompañado de otros dos sujetos, comenzó a golpear la puerta con el hacha, mientras profería gritos de "sangre" y "venganza" en un danés dificultoso. Westergaard activó la alerta policial y se refugió en un cuarto de baño que ha convertido en un búnker de seguridad.
Las autoridades danesas mantienen en secreto la identidad del agresor. Se sabe que es somalí, que tiene 28 años, y que lleva la cabeza rapada y larga barba. El hombre recibió atención médica de sus heridas en una mano y en una pierna, y fue presentado en camilla ante el juez de guardia. Ahí negó las acusaciones.
El desmentido resulta endeble, y no sólo por el hecho de que fuera sorprendido in fraganti. Los servicios secretos daneses (PET) le seguían la pista desde hacía tiempo y conocen sus antecedentes. El hombre tiene vínculos con la milicia islámica somalí Al Shabab y con la red terrorista de Al Qaeda, y pertenece a una célula islamista que opera en Dinamarca, según informó ayer el director del PET, Jakon Scharf. Vivía cerca de Copenhague, con permiso de residencia. Los servicios secretos sospechaban que preparaba un atentado contra Westergaard. Ahora afronta cargos por dos intentos de asesinato (contra el dibujante y el agente policial) y se encuentra incomunicado.
A pesar de que su cabeza tiene precio (un millón de dólares), Westergaard se mantiene firme. La libertad de expresión, dice, no es negociable. Ése era el debate que el Jyllands-Posten quiso suscitar cuando publicó doce dibujos de Mahoma en 2005. Las dificultades de un escritor danés para encontrar ilustradores para un libro infantil sobre el profeta llevó a Fleming Rose, editor de Cultura del diario, a poner sobre la mesa la cuestión de la autocensura en Europa ante el integrismo islámico.
La publicación de los dibujos suscitó una controversia que se convirtió en furor después de que un grupo de imanes daneses realizaran una gira por Oriente Próximo y acudieran a una reunión de la Conferencia Islámica en La Meca llevando bajo el brazo una serie de dibujos obscenos de Mahoma (que nadie supo de dónde habían salido) y una versión distorsionada de la realidad danesa. A partir de entonces, Dinamarca se convirtió en el blanco de las iras del mundo musulmán. Para febrero de 2006, los disturbios habían dejado 50 muertos y varias embajadas quemadas.
Westergaard ha explicado que su dibujo, sin duda el más controvertido, no es un ataque a Mahoma sino "a quienes utilizan su nombre para legitimar el terrorismo". Poco importa. Este mismo sábado, un portavoz de la milicia Al Shabab alababa la acción de su correligionario. "Nos alegra que un somalí haya atacado al demonio que abusó de nuestro profeta, y llamamos a los musulmanes del mundo a fijarse como objetivo a gente como él".
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