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El blog de Mariano José de Larra, 2

El oficio de periodista

Somos gente que cuenta a otra gente lo que le pasa a la gente, dijo un día Eugenio Scalfari, el fundador del diario italiano la Repubblica; en el bien entendido de que las tres gentes que salen en la frase son grupos humanos distintos, como mínimo hasta ahora: los periodistas es la primera gente, el público la segunda y los protagonistas de la noticia la tercera. Todos son gente pero cada uno juega un papel distinto en la información tradicional.

La revolución en la comunicación que estamos presenciando confunde todas las fronteras y límites: toda la gente es gente, los que cuentan, los que escuchan y los protagonistas; y todos cuentan, escuchan y protagonizan, sin que nadie pueda tener voz propia sin identificarse previamente como mera gente. La voz objetiva e independiente que nos daba parte del estado del mundo ha ido adquiriendo color y forma hasta identificarse con un individuo concreto, con cualquier individuo concreto. Y todos los individuos concretos tienen ahora los medios y la incitación para ser también ellos esa gente que cuenta a la gente lo que le ocurre a la gente, aunque a veces sea contar lo que les ocurre a ellos mismos.

Ya no es lo que está pasando o les está pasando a los otros lo que interesa, sino lo que me está pasando a mí en este preciso instante. Las preguntas de la vieja retórica periodística americana, recordadas por la mnemotecnia de las 6 uves dobles, han sido sustituidas por otras totalmente distintas. Ni el qué (what), ni el quién (who), ni el cuándo (when), ni el dónde (where), ni el por qué (why), ni el cómo (how) nos sirven; lo que nos interesa es ¿qué estás haciendo? (como sucede en el sistema de microblogging twitter). O ¿qué estás pensando? (como se pregunta al entrar en la red social en internet facebook). En preguntas de este tipo se sintetiza la cultura de la nueva información digital y de las redes sociales y las comunidades.

¿Y qué estamos haciendo ahora mismo los periodistas? Varias cosas a la vez: seguir con nuestro trabajo de siempre, ciertamente, los que podemos, si todavía lo tenemos. También dejar de ser periodistas en una gran proporción. Y los que no, en todos los casos, interrogándonos estupefactos sobre el futuro del oficio. Dejar de ser periodista es una actividad tan vieja como el periodismo. Este es un oficio de grandes vocaciones pero también de grandes huidas. Se podría recopilar un pequeño manual con las llamadas de atención a los jóvenes periodistas para que abandonen el oficio urgentemente, antes de que sea demasiado tarde. Pero estas llamadas no están hoy al orden del día, al contrario: es el oficio el que está abandonando a muchos de quienes lo practican.

Las causas son bien claras. El coste de los diarios es creciente y los ingresos decrecientes. La información de calidad ha sido siempre muy cara. Lo es mantener redes de corresponsales, en el extranjero y en las principales capitales políticas; contar con equipos de reporteros que indaguen y analicen las actividades de los gobiernos y de las grandes empresas; financiar largas y costosas investigaciones sobre la gran delincuencia, la corrupción política, el fraude, el tráfico de estupefacientes y de personas y los paraísos fiscales; contar con reporteros especializados en ciencia y salud, en economía y en medio ambiente, en energía y en transportes, y en todas las ramas de las actividades objeto de conflictos y de debates relevantes en nuestras sociedades; como lo es obtener los artículos de los escritores y creadores más prestigiosos, como ha venido haciendo la prensa de referencia en todo el mundo.

Hasta ahora nos hemos podido permitir estos lujos, que no son tales, puesto que han servido para garantizar, aunque sea de forma imperfecta, el funcionamiento de la democracia y del Estado de derecho. Está ya perfectamente analizado e incluso cuantificado: allí donde no hay buen periodismo empieza el estercolero donde crecen las peores flores de la corrupción, la delincuencia, el terrorismo y los estados fallidos.

Pero estas grandes inversiones en contenidos, en periodismo, están en peligro. El último ciclo de prosperidad, entre la última burbuja tecnológica del 2002 y la hipotecaria de 2008, ha sido el momento dorado de la prensa escrita y quizás su canto del cisne. Pero de pronto nos encontramos ahora con que no podemos seguir con nuestro viejo tren de vida. Y escuchamos endechas y elegías por la prensa, entonadas por sus propios protagonistas, periodistas y editores, esperemos que de forma prematura, porque aun tratándose de funerales de cuerpo presente, el muerto en cuestión todavía se mueve, anda, habla y razona e incluso todavía es capaz de intentar mantener en marcha sus negocios.

(Este texto es la segunda entrega que publico en el blog del artículo que aparece en el actual número de julio-agosto de la revista Claves de la Razón Práctica. Se trata de la adaptación de la conferencia pronunciada en Ávila, el 25 de mayo de 2009, dentro del ciclo “Los medios de comunicación al servicio del siglo XXI”, con motivo de los actos del bicentenario de Mariano José de Larra).

Comentarios

Gracias por acercarnos esta clara visión del mundo del periodismo.
Apreciado Lluís, obviamente las circunstancias actuales suponen un punto de inflexión de no retorno y de salto a lo desconocido, donde todo está por hacer y entredicho en todos los ámbitos y localizaciones. Evidentemente vamos a realizar un tránsito complejo lleno de ambigüedades y falto de compromisos por parte de todas las personas, en especial, gobernantes, dirigentes y representantes sociales, pues se trata de verlas venir, a ver que dicen y hacen los demás. Mucho me temo, que tendremos que esperar a que un reducido grupo de personas con firme voluntad, calidad y visión colectiva humana, se pongan de acuerdo y encuentren el procedimiento para aglutinar a cuantos así entiendan y sean necesarios en la puesta en marcha de las posibles soluciones antes de que la civilización embarranque descontroladamente. Mientras, dejo el siguiente comentario resumido que, más que probable conoces, pues lo he reiterado en diferentes ocasiones aquí en El País y en mi blog, amén de mi círculo de amistades y conocidos. A la espera de la nueva economía, un agricultor, salió un buen día a sembrar dientes de ajos en su tierra, el día de la cosecha salió temprano, y a medida que se acercaba al campo, le parecía ver hojas de colores bailando al son del viento y la luz del día. Al fin, cuando alcanza las primeras, exclama; Santo cielo!!, cómo es posible semejante prodigio y milagro de la naturaleza?. Todo el campo sembrado de dientes de ajos, estaba lleno de billetes de Euros de diferente valor facial. Recogidos a toda prisa los billetes en sacos y subido al tractor, miró de reojo y salió disparado al cobertizo a esconder el tesoro. Temeroso descubrieran su fortuna, procuró gastar con modestia, conforme a su condición, dejando transcurrir el resto del tiempo hasta la siguiente cosecha. De pronto, un día descubre, que todos los billetes se habían podrido y eran inservibles, sin que apenas hubiera gastado unos pocos, en provecho para sí mismo, familia, amigos y vecinos. Así pues, desde entonces tengo el convencimiento, de que llegará el día en que el dinero será como los ajos, mientras sean de temporada, caduquen, se renueven, estén disponibles y sean aprovechables por todos, sin más condicionantes que la disponibilidad de las personas, medios, bienes y productos. Y como decía Alejandro Dumas, - No estimes el dinero en más ni en menos de lo que vale, porque es un buen siervo y un mal amo. – Felicidades y Gracias Lluís y saludos para todos…
Así es, estoy de acuerdo, el mal periodismo abona la corrupción y protege a los mafiosos. Porque a estos personajes les interesa muchísimo, por rentables, las preguntas de la nueva maraña digital ("¿qué estás pensado?" y "¿qué estás haciendo?", como tan acertadamente apunta Bassets), ya que con ellas buscan incidir en las conciencias sin el más mínimo reparo, atropellando a todos hijo de vecino e imponiendo, si pueden, sus respuestas. El peligro está en hacer preguntas y ofrecer respuestas sin marcar distancias, sin ese mínimo de distanciamiento que exigía Brecht cuando hablaba del teatro y de la vida. Por eso, para contrarrestar a esa gente sin escrúpulos (hay muchos en la “nueva comunicación”, que no “nueva información”: hoy se comunica excesivamente pero se informa cada vez menos), las "seis uves" siguen siendo muy válidas, y espero que la crisis actual de los mass media escritos la revitalice. Son pilares –quizá afectados por el mal de la piedra– de una ya vieja yb tal vez carcomida retórica, pero pilares que permiten, si se restauran, reflexionar. Y si se reflexiona, se piensa, se toma una postura crítica ante los nuevos magnates –es decir: ante las redes sociales-audiovisuales-comunicacionales– de la manipulación. A mí me da la impresión de que todo este tipo de mal llamada nueva cultura –insulsa, lograda sin esfuerzo, gratuita, producto del ji,ji o del aaahhgg- no es más que cemento para armar al nuevo fascismo. Vamos, que de facebook, twitter y otras comunidades (qué manera más descarada de pervertir el lenguaje) no deberíamos fiarnos ni un pelo sin ponerlos en cuarentena. Cuidado con ellos, son los nuevos alienadores, en el sentido marxista… no seamos bobos o tontos del c.... Esas redes enredan provocando ilusión, no permitiendo la reflexión, que es lo que nos hace libres.Juan Maldonado
PERDÓN Perdón. Tal vez no, pero yo diría que la última de las siete uves dobles aludidas es un gazapo, puesto que ni siquiera empieza por uve doble y tengo la impresión de que en buena lógica su lugar debería ocuparlo tal vez whom (a quién). El futuro de la prensa tal como la hemos conocido hasta ahora se ha convertido en pura incertidumbre, como bien se refleja en el texto. Asimismo, más estoy a favor de romper una lanza por el paso abierto al aparente cultivo del personalismo y lo anecdótico personal, que siempre es menos anecdótico de lo que parece y al final, hablar de sí mismo presupone hablar de las noticias, aún por omisión. Comunicar en el ámbito individual es algo que quedaba relegado al correo postal y a las conferencias telefónicas. Ahora, es un todo un grupo de amigos en igualdad de condiciones quien tiene acceso al mensaje. Se pueden editar fotos, documentos gráficos, videos... Si esto no tiene similitud con el periodismo, se queda a tiro de una piedra y es, en cualquier caso, un aliciente -una incitación, según el texto- para seguir creciendo en este sentido. Que no se pueda vivir de la noticia, no quiere decir que haya ido a menos el sentido primigenio de vivir la noticia. En teoría, las democracias sólo tienen sentido en cuanto la libertad es carencial; en absoluta libertad, carece de sentido todo gobierno y los gobernantes se tienen que buscar la vida en otros asuntos. Claro que esto no nos ha sucedido a través de la historia de la humanidad, pero basta que las ideas tomen cuerpo y se transformen en realidades. Mientras tanto, hay que seguir teorizando. Y, como no, hablando de la prensa y su contribución al progreso de la humanidad.
Efectivamente, las circunstancias actuales suponen un punto de inflexión de no retorno y de salto a lo desconocido, donde todo está por hacer y entredicho en todos los ámbitos y localizaciones. Evidentemente, se va a realizar un tránsito complejo lleno de ambigüedades falto de compromisos por multitud de personas, en especial, gobernantes, dirigentes y representantes sociales, pues se trata de verlas venir, a ver que dicen y hacen los demás. Es posible también, que un reducido grupo de personas con firme voluntad, calidad y visión colectiva humana, se pongan de acuerdo y encuentren el procedimiento para aglutinar a cuantos así entiendan y sean necesarios en la puesta en marcha de las posibles soluciones antes de que la civilización embarranque descontroladamente. Es de sentido común aceptado, que se debe de armonizar en equilibrio con el entorno las necesidades humanas de bienes y productos de consumo, de modo que no sobren, falten o infrautilicen cuanto se produzca y necesite en calidad y bienestar de la humanidad. El nuevo modelo socio económico en ciernes, o como quiera que se tenga que llamar, será determinante en la organización social global en puertas, siendo el dinero un bien de la humanidad, disponible sin restricción para todos los ciudadanos, como medio e instrumento de intercambio renovable. Obviamente, unos sobrevivirán, los menos, y otros mudaran incorporando nuevos modos, formas y productos y la inmensa mayoría se irán incorporando solapando y sustituyendo a cuantos sean necesarios por perdida de uso aceptación o moda. Es decir, seguiremos en el movimiento y la expansión de nuestra limitada y condicionada existencia.
Me parece un buen artículo. Sobre todo en temas internacionales.Pero a nivel nacional y sobre todo local, hace tiempo que la selección de las noticias (comenzando por las de sucesos), han estado mediatizadas por el control económico y político. Hasta el punto de dar por hecho lo que no se podía ni debía publicar. Desde hace años,uno díasponía de mayor información sobre la situación de un país situado a 1000 o a 3000 kms.que sobre el propio. La diferencia en cuanto al tratamiento de loque sucede en ciertas zonas desde unos medios a otros, ha sido abismal. Muchas noticias nos han llegado a través de películas y filmaciones que pese a estar tratándose en todos los medios, distorsionaban la realidad (Ej.: La guerra de Irak). Esos tres grupos descritos en el comienzo del párrafo parecen sostenerse almargen de un medio. Todo ese esfuerzo en cubrir noticias es de agradecer. Pero cuántas veces se ha derrochado, para mostrar solamente una imagen superficial del conflicto o acontecimiento. Es cierto que el oficio tendría que revisarse en muchos casos en beneficio del rigor. No así en otros. El futuro del periodista no es halagador; teniendo en cuenta que,a veces, no tiene quien le publique. Por otra parte; una vez que las asociaciones, las tertulias,los cafés y grupos han ido perdiendo fuerza- y no solamente debido a la movilidad o globalidad- es lógico que se utilice el nuevo canal para la Comunicación. Por supuesto que publicar un blog nunca podrá competir con la publicación de una noticia. En primer lugar porque el firmante suele contar sus experiencias, sea titulado o no. Y sobre todo, por lo dificil que es conseguir la notoriedad necesaria para que sea noticia. Un blog es una herramienta de comunicación que no puede competir con la Planificación de los Medios. Es más rápido que las cartas, y puede llegar amuchos destinatarios.
Creo que desde que el Grupo de los 8 empezó y nos obligo a liberalizar la economía, el comercio, las finanzas y los Estados, las multinacionales y los grandes evasores de impuestos de todo el mundo dominaron los gobiernos, los partidos políticos, las ONGs y los medios de comunicación, el mundo se desmoralizo y la prensa de la forma que sea es protagonista y victima a la vez, como todos nosotros, pues cuando votamos al menos malo o no participamos efectivamente como contralores estamos colaborando con el sistema o esquema, cuando instalamos en el día a día la ley de la oferta y la demanda, cuando la empresa de comunicación baja la calidad y busca ratings, puede que tenga una oxigenación financiera rápida, momentánea, pero no será sólida y al contrario acaba desequilibrando mas todavía porque pierde credibilidad y las personas de bien, también ya en crisis, tienen un motivo mas para no comprar el diario - cuando consigamos rescatar los VALORES perdidos, volver a poner el bienestar social en el primer plano ahí también la buena prensa, la inteligente, culta, ética y justa renacerá.En el tercer mundo la prensa es, en este momento, verdugo y primeros auxilios de los pobres.

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