Los secretos del cerdo
Nadie me ha contado todavía por qué las autoridades rusas prohibieron durante unos días la entrada de carne de cerdo de origen español, con la excusa de la gripe mexicana de origen porcino. En muchos lugares han aprovechado que el Pisuerga de la gripe pasa por el Valladolid del cerdo para cerrar fronteras, ajustar cuentas con sus fantasmas religiosos o sencillamente fastidiar al vecino, afición que prolifera en situaciones de crisis, cuando sale más a cuenta esconder el polvo de los errores propios bajo la alfombra de las responsabilidades del prójimo más próximo.
Debo decir que ya empiezo acostumbrarme a que no me cuenten muchas cosas que se me antojan imprescindibles para comprender la realidad que me rodea. Escucho en una radio que el único cerdo vivo y reconocido que hay Afganistán, en el zoo de Kabul concretamente, ha sido aislado y alejado del contacto con los visitantes para evitar el contagio gripal. La verdad es que no daría ni un euro por la vida de este cerdo, un regalo sin duda malintencionado del Gobierno chino, animal apestado en el país de los talibanes. En Egipto los pobres cerditos, criados por campesinos cristianos, han sido también objeto de persecución masiva, ordenada por el Gobierno al calor del islamismo más conservador. En otros lugares, las autoridades han actuado con crueldad también con los seres humanos: en China los mexicanos de larga residencia en el país han sido expulsados.
¿Pero a qué viene entonces la reacción rusa? ¿Nadie les ha contado que la gripe no se transmite por la ingestión? La explicación me la ha proporcionado, discretamente, sin identificarse, un buen conocedor de los secretos del comercio agropecuario europeo. Al parecer algo ha fallado en los mecanismos habituales de persuasión de las autoridades aduaneras rusas, de forma que decidieron cerrar el país a la carne de cerdo español como represalia a tanta desmemoria y tanta descortesía con los buenos funcionarios. Los mencionados mecanismos fueron engrasados rápidamente y en cuestión de horas o días todo ha vuelto a la normalidad. Este es el país de Putin y de lo que Misha Glenny llamaMcMafia, donde la delincuencia globalizada se ha convertido en la oligarquía dirigente. Pero no hay que olvidar que entenderse con Rusia es uno de los problemas mayores que tiene ahora mismo la Unión Europea.
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