Las cinco cárceles con peor reputación
En Francia, Guinea Ecuatorial, Rusia, Israel y Corea del Norte
Quizás el centro de detención de Guantánamo, que el presidente de EE UU ha prometido cerrar, se haya convertido en la prisión más famosa en el mundo por las evidencias de torturas a las que son sometidos sus internos. Pero no es la única. Foreign Policy recoge en su edición española cinco de las prisiones más inhumanas y crueles que hoy en día continúan activas.
Francia: La Santé
Construida en 1867, es la única cárcel que queda en París. El poeta surrealista Gillaume Apollinaire y el asesino Carlos El Chacal pasaron por las celdas de esta prisión, que años atrás ha llegado a albergar 1.800 detenidos, la mayoría de ellos extranjeros, en un recinto concebido para 1.200. El hacinamiento, las plagas de ratas, los colchones infestados de piojos y las múltiples violaciones fueron denunciadas en 2000 por la jefa de cirugía del centro, Véronique Vasseur, que escribió un libro en el que relataba las condiciones en las que vivía la población carcelaria de La Santé. Hoy en día, la situación no ha cambiado demasiado, según condenó en 2008 el Comité de Derechos Humanos de la ONU.
Guinea Ecuatorial: Black Beach
Como "una sentencia de muerte lenta y prolongada" describió Amnistía Internacional esta prisión africana. Las torturas, las palizas y las violaciones e incluso las muertes por inanición -los presos pueden llegar a estar hasta seis días sin comer- son habituales en Black Beach. Según un informe de Amnistía Internacional, los reclusos dependen de los alimentos que les llevan sus familias pero los extranjeros y la mayoría de presos políticos no tienen parientes en Malabo, donde se encuentra la prisión, por lo que deben acogerse a la benevolencia de los soldados que vigilan el centro.
Rusia: Prisión Central de Vladimir:
Catalina la Grande ordenó su construcción para encerrar a presos políticos aunque en la actualidad alberga a delincuentes violentos. Entre sus presos más célebres figuran el hijo de Stalin, Vasily Dzhugashvili, el disidente Natan Sharansky y Francis Gary Powers, el piloto del U-2 estadounidense derribado en 1963. Aunque el centro está abierto a los visitantes, las condiciones no han mejorado. El hacinamiento y los abusos son continuos entre los presos. Muchos de ellos están enfermos de sida y tuberculosis.
Israel: Campo 1391
Hay quien lo califica como el "Guantánamo israelí" aunque a diferencia del centro de detención de EE UU, el Campo 1391 se encuentra en territorio nacional, a una hora de Tel Aviv. Oficialmente no existe pero un historiador israelí lo descubrió cuando estudiaba unos mapas para escribir un artículo. La Cruz Roja no puede entrar y los encarcelados no saben cuándo serán liberados. Según han relatado los ex prisioneros, en su mayoría musulmanes, las humillaciones sexuales y las violaciones se utilizan como técnicas de interrogación.
Corea del Norte: Haengyong
Más de 200.000 personas viven presas en la dictadura de Kim Jon II. Una de sus cárceles, la Haengyong, ocupa una superficie mayor que la del distrito de Columbia (Estados Unidos) y alberga más de 50.000 internos, incluidas familias enteras, que son encarceladas por una falta cometida por alguno de sus miembros. Casi todo lo que se sabe de estos campos, situados en la frontera con China y Rusia, procede de desertores como Shin, la única persona que pudo escapar del Campo Nº 14. Nació allí en 1982 y vio cómo ejecutaban a sus padres cuando él intentaba huir.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.