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Los trabajadores británicos ponen fin a la huelga xenófoba

Los empleados de la refinería Lindsey, origen de un conflicto sobre la contratación de extranjeros, aceptan que trabajadores británicos e italianos amplíen la planta

Los trabajadores de la refinería Lindsey, que iniciaron la semana pasada una huelga ilegal contra la contratación de extranjeros que se ha extendido por numerosas empresas energéticas del Reino Unido, han puesto hoy fin a los paros. El origen del conflicto era la ampliación de la refinería, que fue adjudicada por su propietaria, Total, a una empresa italiana, IREM, que iba a emplear trabajadores italianos. Ayer, IREM anunció su compromiso de que la mitad de los trabajadores de esa obra sean británicos. No obstante, fuentes de los trabajadores han indicado que seguirá la lucha en otras plantas que emplean trabajadores extranjeros.

Los trabajadores de Lindsey han dado su visto bueno al acuerdo alcanzado ayer según el cual, de los 195 trabajadores que acometerán la obra de ampliación de la refinería, 102 serán británicos. Los trabajadores de la planta han informado a la agencia Reuters de que volverá al trabajo el lunes. "Hemos alcanzado nuestro objetivo", ha declarado el sindicalista Tony Ryan. "No queríamos que se excluyera el trabajo británico y no se hará", ha dicho.

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En un principio y amparándose en la normativa europea, IREM iba a utilizar a trabajadores italianos y portugueses tras hacerse con el contrato para realizar la obra de ampliación de la refinería. Eso desató la ira de los trabajadores británicos en un tiempo de crisis en que el trabajo. Su presión, iniciada la semana pasada con una huelga ilegal -no convocada oficialmente- para defender los puestos de trabajo británicos y seguida por otras empresas energéticas en todo el país, forzó a IREM a comprometerse ayer a que los 95 contratos que quedaban por firmar vayan a parar a trabajadores locales. Se da la circunstancia de que IREM tiene empleados a 150 operarios británicos en unas obras en la ciudad italiana de Ravena.

Nuevas protestas

No obstante, pese a que el conflicto se ha solucionado en el punto de origen, no está claro que haya terminado la conflictividad laboral por este asunto. De hecho, fuentes sindicales han anunciado que la lucha por defender que el trabajo británico es para los británicos -lo que viola la norma europea sobre libre circulación de mano de obra- va a continuar en otros puntos donde se haya contratado recientemente a extranjeros. Los trabajadores sacan a relucir a la mínima ocasión unas palabras pronunciadas por el primer ministro, Gordon Brown, en 2007: "Trabajo británico para trabajadores británicos", dijo. Ahora, en medio de la crisis, no hace más que alertar contra el proteccionismo.

"LA lucha no ha terminado, es sólo el comienzo de la batalla para conseguir igualdad de derechos para nuestros trabajadores", ha dicho Ryan. Ayer, los huelguistas de Lindsey declararon al diario The Guardian que la siguiente estación de su lucha es la refinería de Staythorpe, en Newark. El líder del sindicato Unite, Derek Simpson, ha dicho que "Lindsey es parte de un problema más amplio que no se superará porque los trabajadores de Lindsey hayan votado volver al trabajo. Aún hay empleadores que excluyen a trabajadores del Reino Unido".

La Comisión intentará favorecer el trabajo local

Las huelgas xenófobas extendidas por Reino Unido contra la contratación de extranjeros han devuelto a la actualidad la directiva europea sobre trabajadores desplazados, aprobada en 1996 con el único voto en contra de Londres. Esa directiva establece los derechos de los trabajadores de algún país de la UE que se desplazan en comisión de servicio a otro país comunitario y Reino Unido se opuso a ella porque consideraba que otorgaba demasiados derechos a esos trabajadores. En vista de la conflictividad laboral originada en Reino Unido por el empleo de extranjeros, la Comisión Europea se mostró ayer "dispuesta" a reinterpretar la norma de forma que haga más favorables las condiciones para los trabajadores locales.

El comisario europeo de Empleo, Vladímir Spidla, dijo ayer que ha encargado varios estudios "para comprender mejor el impacto de la directiva sobre el terreno y las consecuencias de las decisiones de los tribunales europeos". Varias sentencias del tribunal europeo de Justicia han debilitado la posición de los trabajadores locales -por ejemplo, una de ellas permite que se pague a los extranjeros por debajo de lo que marcan los convenios nacionales. En esas sentencias tiene previsto centrarse la Comisión. Se trata de que las empresas tengan más difícil rebajar sus costes empleando a trabajadores de países de la UE con sueldos más bajos.

No obstante, fuentes citadas por el diario Financial Times descartan que vaya a retocarse la directiva sino las normas que la desarrollan en cada estado miembro. En este caso, los sindicatos detrás de las huelgas xenóbofas en Reino Unido critican que la errónea interpretación de la directiva de trabajadores desplazados permite que compañías extranjeras rechacen emplear a ingleses y piden su revisión. En cualquier caso, Spidla defendió que "la libre circulación de trabajadores, personas y servicios está en el núcleo de los valores de la UE", y "la experiencia ha mostrado claramente que crear barreras y tratar de restringir el mercado interno no nos protege contra la crisis".

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