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Los Sin Tierra apoyan la huelga de un obispo contra Lula

Cappio cumple dos semanas de ayuno en protesta contra el desvío de un río que baña varios Estados de Brasil

Al obispo brasileño de la diócesis de Barra —ciudad en el interior del Estado de Bahía (noreste)—, el franciscano Luiz Flavio Cappio, de 61 años, le ha salido un buen aliado: el Movimiento de los Trabajadores Sin Tierra (MST) de Brasil, considerado el mayor movimiento campesino de izquierdas de América Latina.

El obispo cumplió ayer su 14º día en huelga de hambre en protesta contra la desviación de las aguas del río San Francisco, un proyecto puesto en marcha por el presidente del país, Luiz Inácio Lula da Silva.

"Si tenemos que escoger entre Lula y el obispo, escogemos al obispo", dijo el dirigente nacional del MST, João Paulo Rodrigues, tras haber visitado a Cappio. Según Rodrigues, el MST "entra con toda su fuerza en esta lucha".

El MST ha anunciado que a partir de ahora y en apoyo a la lucha del obispo, que considera que el desvío del San Francisco va a favorecer sobre todo a las multinacionales, el movimiento va a emprender una lucha contra dichas empresas. El deseo del MST es extender a todo el país la lucha del obispo. De momento, ya ha anunciado una manifestación para hoy en el centro de São Paulo.

A pesar de que el Gobierno mantiene que no existen posibilidades de negociación con el obispo en huelga de hambre, Lula está preocupado. "No quiere que un mártir le caiga sobre la cabeza, ya que le dañaría internacionalmente", explica una persona cercana a él que prefiere ocultar su nombre.

De hecho, en la tarde de ayer (hora local) estaba previsto un encuentro de urgencia en el Palacio de la Presidencia de Brasilia entre Lula y la cúpula de la Conferencia Episcopal de Brasil.

En el conflicto incluso ha intervenido el Vaticano, desde donde el cardenal Hume, ex arzobispo de São Paulo y hoy prefecto de la Curia Romana, llamó recientemente a uno de los asesores de Lula para averiguar la actitud que iba a adoptar el Gobierno ante la protesta del obispo.

Cappio, que está recibiendo adhesiones hasta del extranjero —ha recibido visitas de cristianos alemanes y austriacos— y cuya huelga han comenzado a secundar varias personas, entre ellas un sacerdote de 83 años, sigue confiando "en una solución negociada con el Gobierno".

Uno de los principales apoyos que ha recibido el obispo contestario proviene de la importante organización católica de izquierdas denominada Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), que ha publicado un estudio sobre las posibles consecuencias del desvío de las aguas del río y sobre las muchas otras soluciones —y, según dicha organización, más eficientes— para llevar agua a las localidades más áridas sin tener que sacrificar el curso de un río del que hoy viven millones de personas.

El San Francisco, con 2.700 kilómetros de extensión, baña Minas Gerais, Bahía, Pernambuco, Sergipe y Alagoas.

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