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Françoise Giroud

Esta señora fue un auténtico terremoto en este oficio y en el otro tan próximo, la política. Con Giscard cumplió el papel que ahora Kouchner debiera jugar con Sarkozy. Ojalá el ministro de Exteriores francés de ahora sea tan eficaz con los derechos humanos en el mundo como lo fue respecto a la condición femenina la señora Giroud.

Del alfiler al elefante

Por MANUEL VÁZQUEZ MONTALBÁN

El periodismo francés y europeo se queda sin una de sus mejores plumas y a cambio las mujeres francesas van a contar con un político que defenderá sus reivindicaciones ante las barbas del poder. Françoise Giroud, directora y editorialista de L’Express, ha aceptado el cargo de secretaria de Estado para la condición femenina, después de un forcejeo que ha durado dos meses. En cuanto Chirac inició las consultas para formar Gobierno, contó con Françoise Giroud a pesar de que la primera dama de L’Express había declarado que su voto había ido a parar a las urnas de Mitterrand. Tras las conversaciones iniciales, la Giroud dudó entre secundar la política de Giscard-Chirac o seguir orientando a la importante masa de seguidores de L’Express . En sus últimos contactos de entonces con Chirac, creyó ver una progresiva desgana por parte del nuevo Gobierno con respeto al tema femenino. Finalmente, la Giroud decidió seguir a sus lectores y razonó su actitud en un bonito, brillante, inteligente artículo, como todos los suyos.

Pocos días después, Servan Screiber, propietario de L’Express y máximo dirigente de los radicales moderados, daba el portazo que le alejaba del primer Gobierno de Chirac y la actitud de la Giroud aún pareció más coherente con la de su patrón y con los objetivos de neutralidad crítica que parecía haberse atribuido L’Express . De pronto reaparece el tema y Françoise Giroud se despide de sus lectores, a los que sólo acompañará de vez en cuando mediante artículos ocasionales. En cambio, emprende decididamente, a los espléndidamente bien llevados 50 años, la carrera del poder.

Ya últimamente, L’Express volvía a hacer guiños amistosos a Giscard, de quien se apreciaban algunos de los pasos que había dado por los procelosos senderos de la política social y de esa nueva vía de acción política que comprende a congregaciones problemáticas inclasificables como al parecer son los jóvenes, las mujeres, los jubilados y demás clases al parecer pasivas. La Giroud ha considerado que en el seno del Gobierno de Chirac va a poder desarrollar una activa política reformista en pro de los derechos de la mujer.

Las dificultades empezarán a partir de pasado mañana. Es posible que la Giroud consiga una ley progresiva sobre el aborto. Pero el problema de “la mujer” no es sólo ése, ni es general, ni es abstracto. Una cosa son los problemas como tal sexo (el aborto uno de ellos) y otros problemas cambiantes según de qué mujer se trate. Por ejemplo, no es el mismo el problema social de la mujer obrera del cinturón rojo de París o de la mujer campesina que el de la profesional, o el de la burguesa a secas, que el de la profesional o el de la burguesa a secas residencial. Si la Giroud afronta el problema social que hay detrás de buena parte del problema femenino, topará con las mismas impotencias que tantos reformismos encuentra cuando quiere aplicar soluciones paternalistas a otras dimensiones de la injusticia social.

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18 de julio de 1974. Tele/eXpres

A Manuel Vázquez Montalbán, primera entrada del blog (21 de abril)

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