Victoria del candidato de López Obrador en las internas del PRD

El izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD) de México eligió el pasado domingo candidato al Gobierno de la ciudad de México a Marcelo Ebrard, delfín del aspirante presidencial perredista, Andrés Manuel López Obrador . El PRD tiene su principal bastión electoral en la capital mexicana, donde cuenta con unos cinco millones de votos potenciales.

Ebrard, al que las corrientes más izquierdistas del PRD consideran salinista (seguidor del ex presidente Carlos Salinas de Gortari), barrió en las votaciones —celebradas el domingo— frente a Jesús Ortega.

Los porcentajes de votación, dados a conocer por el servicio electoral del PRD en la ciudad de México, no dejan lugar a dudas sobre la superioridad de Ebrard, quien obtuvo el 58,67% de votos ante el 41,33% de Ortega.

El candidato oficial de López Obrador tuvo de su lado a organizaciones corporativas del perredismo que operan por toda la ciudad, de acuerdo con denuncias hechas previamente por algunos miembros del PRD.

Jesús Ortega reconoció su derrota, pero todavía se desconoce si trabajará al lado de Ebrard, quien afirmó que con su victoria triunfó todo el PRD. Antes de las elecciones, los aspirantes intercambiaron graves acusaciones sobre el uso indebido de recursos y preparación de operaciones fraudulentas.

El PRD gobierna la ciudad de México desde 1997, lo mismo que la Asamblea Legislativa y la mayoría de las delegaciones políticas (áreas administrativas) en que se divide la urbe. De acuerdo con las encuestas, sin importar el resultado de los comicios del domingo pasado, los perredistas tienen asegurada la reelección en el Gobierno de la ciudad de México y lo que buscan ahora es la manera de dar más votos a su aspirante presidencial.

López Obrador es el favorito para ganar los comicios presidenciales de julio de 2006, pero la ventaja de que disfrutaba —que llegó a ser de hasta 10 puntos, según distintas encuestas— se ha ido reduciendo y algunos sondeos consideran que la batalla con Roberto Madrazo, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), y Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional (PAN, en el poder), será muy cerrada y por eso importa reunir la mayor cantidad de sufragios posible.

De acuerdo con estimaciones de distintos sondeos, para ganar en las presidenciales del próximo año el PRD necesita sacar más de 2,5 millones de votos de la ciudad de México, donde el PRI tratará de arrebatar un millón y el PAN, un millón y medio. Si el abstencionismo es alto, cumplir la cuota será una tarea muy difícil de alcanzar para los perredistas.

Las elecciones internas perredistas del domingo fueron limpias, pero, según Adrián Rueda, en eso tuvo que ver mucho que López Obrador llamara al orden a las huestes de Ebrard y Ortega, e incluso las amenazara con dejarlas fuera del potencial reparto de puestos de elección popular en el PRD, si no sacaban un resultado limpio en una jornada sin incidentes graves, lo que se cumplió.

Las denuncias sobre irregularidades prácticamente desaparecieron en el PRD. Pero un ex militante de ese partido y ahora precandidato al Gobierno de la ciudad de México, Demetrio Sodi, denunció que en los comicios perredistas hubo una repetición de los viejos vicios del sistema priísta. La victoria de Ebrard "es un triunfo de René Bejerano [ex funcionario y ex legislador denunciado por haber recibido subrepticiamente miles de dólares del empresario Carlos Ahumada, en lo que se conoce como el vídeo-escándalo], de la corrupción y la inmoralidad", afirmó.

Sodi, quien es senador y que hace unas semanas renunció al PRD, sostuvo que "lo que estamos viendo es el triunfo del uso de recursos, regalos, dispensas y hasta de los guajolotes [pavos] que en favor del vencedor entregaban". Los 300.000 votos que consiguió Ebrard en las internas son fruto el corporativismo, afirma. "Por eso no competí internamente en el PRD, porque sabía que esto iba a pasar, y se lo dije a Jesús Ortega, que no podría vencer a las huestes de Bejarano", aseguró.