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Expertos de Argentina y Alemania intercambian reflexiones sobre la construcción de la memoria

Alemanes y argentinos compararon la semana pasada en Berlín las expresiones y representaciones urbanas de sus memorias. Durante un simposio organizado por instituciones alemanas, el Instituto Iberoamericano y la Academia Europea, bajo el patrocinio del alcalde de Berlín, Klaus Wowereit, y el gobernador de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, quedó de manifiesto que cada país tiene sus propias formas de construir la memoria y hacerla visible.

Una de las más importantes diferencias del trabajo de la memoria de los acontecimientos que afectaron en lo más profundo a las sociedades argentina y alemana a lo largo del siglo XX —la dictatura militar en Argentina, el nazismo y el socialismo de la RDA en Alemania, la ausencia de 30.000 desaparecidos por un lado y de todo un grupo social judío por otro— es la dimensión política.

En Alemania, la memoria colectiva organiza el pasado desde una perspectiva única. Está marcada por un consenso. El objetivo de expresión urbana alimenta el debate intelectual y conlleva la construcción de museos, monumentos o creaciones artísticas —la más conocida es el Memorial de los Judíos europeos asesinados en el centro de Berlín—, que gustan más o menos a las autoridades y no son fruto de una lucha política de las víctimas o sus parientes que piden justicia. Según Cecilia Ayerdi, coordinadora de un proyecto de la Secretaría de Derechos Humanos de Buenos Aires para la recuperación de la memoria, "se habla de un otro distante, víctimas de la historia" y es muy europeo que esto se haga con piedra.

En Argentina, la presencia del dolor de las madres y abuelas por los hijos y nietos desaparecidos, o el de torturados que sobrevieron, es el motor de la búsqueda de la verdad y justicia. Miguel D'Agostino, una víctima de los militares, habló de una "militancia contra el olvido" que le motiva a que se reconozcan en Buenos Aires los edificios "culpables". Esta radicalidad política es necesaria para que lugares como el Club Atlético se conviertan en un lugar conmemorativo.

Transmitir la verdad

El simposio concluyó con la pregunta sin respuesta de si los lugares transformados, como el Parque del Recuerdo en Buenos Aires o el monumento en Berlín, y los lugares históricos, como la Escuela de Mecánica de la Armada de Buenos Aires, pueden transmitir la verdad.

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En opinión de Enriqueta Maroni, una de las primera 14 mujeres que hicieron pública la desaparición de sus hijos en 1977, su marcha cada jueves en la Plaza de Mayo bonaerense tiene una causa: no se trata de transmitir verdad, se trata de encontrarla. La historiadora Estela Schindler señala que la exigencia y la marcha constante de las mujeres que llevan pañuelos blancos en la cabeza "inscribe la memoria en el espacio urbano", la hace visible, la encarna como pocas otras formas de expresión.

Uno de los participantes en el simposio, el abogado Wolfgang Kaleck, que lucha por aclarar los casos de la desaparición de alemanes en Argentina, dijo que los alemanes no deberían sentirse los "campeones mundiales del trabajo de la memoria" tras la inauguración del Memorial de los Judíos, y calificó el trato de los crímenes cometidos por los nazis de "lo más escandaloso de la historia alemana" porque éstos nunca se aclararon legalmente. La mayoría de los nazis con cargos de responsabilidad vivieron sin dificultades ni persecuciones la transición a la democracia.

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