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Reportaje:GUERRA EN IRAK

La gran rapiña

Las tropas americanas no impiden que los bagdadíes saqueen tiendas y centros oficiales

La ciudad despertó sin las inmensos árboles de humo que levantaban las hogueras de petróleo quemado. Pero ya no son bandadas de muchachos quienes saquean. Son ya familias enteras, con mujeres, niños y ancianos las que asaltan todo tipo de locales ante la impasibilidad de los marines. En la calle por la que entraron ayer las tropas estadounidenses, a unos 200 metros de donde se hayan apostados los tanques, protegiendo los hoteles Palestine y Sheraton, varias familias desvalijaban las dependencias del ejército del Aire. Saludaban con los dos dedos de la victoria a los periodistas extranjeros y posaban para las cámaras en medio de la rapiña.

En alguna calle se veía una trifulca de varios muchachos, algunos de ellos armados, que se golpeaban para repartirse el botín. Los cargamentos se echaban sobre coches, furgonetas, tractores, autobuses, carromatos arrastrados por burros y sobre las propias espaldas. El saqueo es mucho más grande que el de ayer. Cualquier cosa vale. Desde frigoríficos y neveras hasta ventiladores, impresoras, ruedas de camiones, sillones giratorios, motocicletas de gran cilidrada que se apilaban junto a colchones, percheros, alfombras, bombillas, quinqués.

Y sin prisas. Con aire de fiesta. Los chavales, cuando se daban cuenta de la presencia de las cámaras cogían piedras y las lanzaban contra el retrato de Sadam más cercano.

"Esto parace la cueva de Alí Babá y los cuarenta ladrones", comentó un compañero. "A lo mejor los cuarenta ladrones eran los que estaban antes aquí" le contestó otro.

La enorme cabeza de la estatua de Sadam Husein yacía ayer en medio del asfalto con dos inmensos agujeros en la frente. Alrededor de los hoteles Sheraton y Palestine, los soldados estadounidenses habían formado un cerco donde sólo se dejaba pasar a la prensa. Ése es uno de los pocos sitios seguros en la ciudad. En el resto impera el desorden y el robo. Y de fondo, tiros aislados.

Un hombre carga con la sirena de un coche de policía, hoy en Bagdad.
Un hombre carga con la sirena de un coche de policía, hoy en Bagdad.Reuters

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