Lo mejor de dos mundos: la aventura única para crear Martin Miller’s Gin
La ginebra super premium del mercado surgió como el sueño de un visionario que decidió mezclar una manera revolucionaria de destilar con el agua más pura del planeta, viajando de Inglaterra a Islandia.
El camino hacia la excelencia no siempre es el más corto. A veces, hacen falta ideas que muchos calificarían de locas para romper el molde. Así sucede con la historia de Martin Miller’s Gin, un proyecto nacido en 1999 que supuso un punto y aparte en la historia de las ginebras. Es fruto del sueño de un hombre, Martin Miller, que decidió mezclar la experiencia inglesa en la elaboración de esta bebida junto con los mejores botánicos que pudiera encontrar.
Pero faltaba un ingrediente esencial para lograr una mezcla que supusiera un punto y aparte. Martin Miller pensó que su idea no estaría completa si no lograba incorporar a la fórmula el agua más pura de la tierra. Estuviera donde estuviera. Lanzó el guante a los cofundadores David Bromige y Andreas Versteegh, que recogieron el desafío y convirtieron la creación de la ginebra en una auténtica aventura, con la inspiración y la obsesión como motores.
Si la tradición marcaba que una ginebra de calidad debía producirse íntegramente en Inglaterra, ellos soñaron con una posibilidad diferente y única. En el caso de Martin Miller’s Gin el proceso comienza con una selección meticulosa y termina con el añadido del agua más pura procedente de los manantiales de Islandia: un concepto rompedor que nació fruto del empeño de un trío de soñadores. Toda una historia de búsqueda que hubiera apasionado al mismísimo Julio Verne y que los consumidores de todo el mundo degustan gracias a ese arrebato de genio.
Un viaje en una copa
La fórmula elegida por los creadores de Martín Miller’s Gin no es fruto del capricho. En primer lugar, los tres fundadores de la marca descubrieron que obtendrían un sabor único si destilaban primero con enebro y más botánicos terrosos para, a continuación, hacerlo con los cítricos. La combinación final hacía que la ginebra tuviera un equilibrio perfecto.
Pero faltaba un ingrediente mágico: el que les esperaba a más de 2.000 kilómetros de distancia de Londres, en Islandia. Allí encontraron el agua más pura del planeta, el toque final para que una ginebra que ya era excelente se transformara en algo verdaderamente extraordinario. La peculiaridad del agua de manantial de Islandia es que no requiere ningún procesamiento ni desmineralización: eso explica la suavidad de los aromas y sabores de Martin Miller’s Gin.
Como si de exploradores del sabor se tratara, el equipo de creadores de esta ginebra recorrió Islandia para encontrarse con el glaciar Eyjafjallajokull, situado en la naturaleza salvaje del sur de la isla, donde comenzó a formarse hace más de 2.500 años. Allí, el hielo situado a mayor profundidad se derrite por el calor de la zona volcánica en la que está asentado y se va filtrando naturalmente durante ¡800 años! a través de la roca. Finalmente, se deposita en acuíferos subterráneos de donde se recoge el agua para crear Martin Miller’s Gin. Así se completaba un segundo viaje (este en el tiempo) por parte de estos alquimistas modernos que hoy en día continúan elaborando su ginebra en base a este método, sin escatimar esfuerzos, tiempo ni medios.
El resultado de todo este proceso visionario es una ginebra que mantiene las líneas clásicas pero añadiendo un espíritu innovador y rompedor: una manera de hacer las cosas que tiene premio. Martin Miller’s Gin se ha convertido en la etiqueta más galardonada del mundo, distinguida por jueces y celebrada tanto por profesionales como por los consumidores. Un brindis por (y con) la ginebra que supo convertir de nuevo el hecho de tomar un gin-tonic en toda una experiencia, celebrada por los buscadores de tendencias de todo el planeta. Una creación de una ginebra que se convirtió en toda una aventura.
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