Akshata Murty, la esposa del nuevo primer ministro británico: una infancia en la India, estudios en California y una fortuna mayor que la de Carlos III
La mujer de Rishi Sunak posee un patrimonio de 800 millones de euros gracias a su 0,91% de la empresa familiar y a participaciones en otras seis compañías. El matrimonio, con dos hijas, tiene cinco lujosas propiedades entre el Reino Unido y California
Toda historia de éxito intenta construir la versión más amable posible del pasado, en busca de una justificación para los privilegios presentes. La esposa de Rishi Sunak, el nuevo primer ministro del Reino Unido, tiene una fortuna personal que duplica la de Carlos III. Akshata Murty (Hubballi, India, 42 años) posee un patrimonio de más de 800 millones de euros. Exactamente el 0,91% de las acciones de Infosys, la empresa de servicios tecnológicos fundada hace cuatro décadas por un joven programador informático, Narayana Murthy, que acabaría convirtiéndose en el Bill Gates de la India, y uno de los hombres más ricos del planeta.
“Recuerdo a menudo aquellos primeros días después de tu nacimiento. Tu madre y yo éramos jóvenes, y luchábamos por sacar adelante nuestras carreras profesionales. Dos meses después de que nacieras, en Hubballi, te trajimos con nosotros a Mumbai [antigua Bombay], pero pronto descubrimos que resultaba muy difícil criar a una hija y gestionar una carrera laboral. Decidimos que pasarías los primeros años de tu vida con tus abuelos, en Hubballi”, escribía Murthy a su hija en 2013, en la recopilación elaborada por la periodista india Sudha Menon en el libro Legacy. Letters From Eminent Parents to their Daughters (”Legado: cartas a sus hijas de padres eminentes”).
Protegida por sus abuelos maternos, la infancia de Akshata Murty no fue la de una niña privilegiada. Tampoco lo contrario, pero conoció una austeridad autoimpuesta por aquellos primeros años de sacrificio. Su madre, Sudha Murty (ambas prefieren escribir el apellido sin la h), era ingeniera y programadora informática también. La primera ingeniera, de hecho, que comenzó a trabajar para el gigante automovilístico indio Tata.
Akshata regresaría a Bombay para reunirse de nuevo con sus padres a los cinco años, cuando la situación económica familiar comenzaba a mejorar de un modo acelerado. “La vida ha cambiado para nosotros desde entonces, y ahora hay dinero de sobra. Pero sabes que nuestro estilo de vida sigue siendo simple. Recuerdo cuando discutí con tu madre si os debíamos enviar al colegio en vehículo privado una vez que comenzamos a sentirnos cómodos económicamente. Tu madre insistió en que Rohan [su hermano menor] y tú debíais seguir yendo, con vuestros compañeros, en la furgoneta habitual. Qué amiga te hiciste allí de todos, conductor incluido. Las cosas simples de la vida son a menudo las que dan más felicidad, y son gratis”, escribía su padre.
Evidentemente, la vida de Akshata fue de todo menos simple y gratis. Estudió Ciencias Económicas y Francés en el exclusivo —pero progresista en su tradición y planteamientos— Claremont McKenna College, en California. Más tarde se inscribió en el Instituto de Moda, Diseño y Marketing de Los Ángeles. Y finalizó su recorrido formativo con un MBA, un máster en dirección de empresas, en la prestigiosa universidad estadounidense de Stanford. Fue allí donde conoció a Rishi Sunak, por entonces un joven británico brillante que había obtenido una beca Fulbright. Cuatro años después se casaron en una ceremonia hindú que se prolongó durante dos días. “Es un hecho conocido que, cuando una hija se casa, su padre tiene sentimientos enfrentados. Odia el hecho de que entre un tercero en la vida de la hija con la que comparte tanto afecto: un hombre más joven, más elegante, más seguro de sí mismo, que acapara una atención que antes era exclusiva. Yo también me puse un poco celoso y triste cuando nos dijiste que habías encontrado a tu compañero de vida. Pero cuando conocí a Rishi, y confirmé todas tus alabanzas —brillante, guapo y, sobre todo, honesto— entendí por qué te habían robado el corazón”, admitía el padre de la novia.
Solo le robaron el corazón. El resto del patrimonio, incrementado notablemente por las aventuras empresariales que emprendió con éxito Sunak, aumentó. La pareja, que tiene dos hijas, fue copropietaria de Catamaran Ventures UK, una firma de capital riesgo que invierte en empresas prometedoras. Antes de convertirse en diputado, el ahora primer ministro del Reino Unido traspasó todas sus acciones a su esposa.
Akshata tiene participaciones al menos en seis empresas más del Reino Unido, incluida la fábrica de confección que elabora los uniformes-frac de los alumnos del elitista colegio de Eton, en el que estudió, entre otros primeros ministros, Boris Johnson. En 2021, recibió cerca de 14 millones de euros en dividendos. Gracias a unas leyes fiscales muy favorables con la nueva fauna de altos ejecutivos y multimillonarios trotamundos que ha producido la globalización, la esposa del entonces ministro de Economía apenas pagó 36.000 euros en impuestos al Reino Unido. Una bomba de relojería en un momento en el que Sunak recibía durísimas críticas de la oposición laborista y de sus propios compañeros de filas del Partido Conservador por la cicatería de sus medidas presupuestarias. Finalmente, admitió que su domicilio fiscal debía ser Londres y pagó los impuestos atrasados.
Akshata y Rishi tienen una casa de cinco dormitorios en el exclusivo barrio londinense de Kensington valorada en ocho millones de euros; un apartamento en la zona chic de Old Brompton Road, en la capital británica; una mansión de arquitectura georgiana en North Yorkshire, de 1,7 millones, y un ático en la costa californiana de Santa Mónica (EE UU), de poco más de seis millones.
“Entiendo la curiosidad que despierto por los logros de mis padres, pero confío en que algún día este negocio pueda resaltar por sus propios méritos”, se defendía Murty en 2009, en una entrevista al diario The Times of India, al presentar su propia firma y colección de moda, Akshata Designs. Desde la posición discreta que ha ocupado en todos estos años, Akshata deberá enfrentar ahora la doble curiosidad que suscita ser hija y esposa de quien es.
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