La Misa de Pascua en Palma se celebra sin asistencia real: la tradición que plasmaba gráficamente el estado de la familia del Rey
No han acudido ni los Reyes con sus hijas ni la reina Sofía, que sí ha pasado la Semana Santa en Mallorca. Un rápido repaso al histórico de la cita (con sus asistentes y ausentes) cuenta la historia reciente de la familia real.
Mucho ha llovido sobre la Casa Real desde 1995, cuando los entonces reyes Juan Carlos I y Sofía asistían por primera vez a la Misa de Pascua en la catedral de Palma. Inauguraban aquel año una tradición, la de cerrar su Semana Santa con un posado frente a la Seu, que se ha mantenido durante casi tres décadas y que ha servido hasta ahora para plasmar gráficamente todas las etapas que ha atravesado la familia real.
En 2020, en pleno confinamiento, la eucaristía se celebró por primera vez sin la asistencia de público y el año pasado, cuando aún estaban vigentes muchas de las restricciones de la pandemia, la ceremonia tuvo lugar con limitación de aforo. Este domingo, por tercer año consecutivo, ningún representante de la familia real ha acudido. Casa Real no ha dado detalles sobre las ausencias, al considerar que se trata de una actividad privada que no forma parte de la agenda oficial, aunque Felipe VI sí tiene previsto viajar a las Islas Baleares en los próximos días: el miércoles 27 se espera que participe en Palma en un acto de la Fundación Princesa de Girona en el que se anunciará a uno de los galardonados.
Los Reyes y sus hijas, la princesa de Asturias y la infanta Sofía, se encuentran en Madrid y la tarde del pasado sábado aprovechaban las vacaciones de la princesa Leonor en España para visitar un centro de acogida a refugiados ucranianos. La reina emérita, doña Sofía, sí pasa estas vacaciones en Mallorca, se la ha visto en un concierto en la catedral y, con su hermana Irene de Grecia, en la procesión del Crist de la Sang, la más célebre de la Semana Santa en la isla.
Quizá hubiera sido una estampa demasiado desierta, la de la reina Sofía sola frente a la iglesia. Sobre todo cuando hace poco más de 24 horas su marido, Juan Carlos I, difundía un par de instantáneas de la visita que le hacían en Abu Dhabi sus dos hijas, las infantas Elena y Cristina, y cinco de sus nietos.
La Misa de Pascua en Palma era, junto a los Premios Princesa de Asturias en Oviedo, una de las pocas citas oficiales en las que los Reyes y sus hijas coincidían con doña Sofía. La primera vez que la reina Letizia estuvo en el evento fue en el año 2004, cuando aún era la prometida del príncipe. Hasta el estallido de la pandemia ambos solo habían faltado en 2007, debido al avanzado embarazo de doña Letizia.
Una de las misas más concurridas fue la de 2006, cuando coincidieron los reyes, los príncipes de Asturias con una pequeña Leonor de poco más de un año, así como los duques de Lugo y los de Palma con sus respectivos hijos. Pero desde aquel año el posado comenzó a menguar a la velocidad a la que iban brotando los problemas dentro de la familia.
El primero en ausentarse fue Jaime de Marichalar, tras su separación de la Infanta Elena. Poco después hacían lo mismo Iñaki Urdangarín y Cristina, al estallar el caso Nóos. Juan Carlos I faltó por primera vez en 2011 y lo volvió a hacer en varias ocasiones tras su abdicación. En 2012 este evento fue una de sus últimas apariciones antes de tomar un avión a Botsuana, en el viaje que para muchos supuso el inicio del fin del juancarlismo.
Aunque sin duda la misa más mediática fue la de 2018, cuando doña Sofía y doña Letizia protagonizaron un sonado rifirrafe a las puertas de la catedral copando la actualidad de los principales medios de comunicación durante varios días. A la salida de la ceremonia las cámaras captaron cómo la Reina se interpuso en un posado de doña Sofía con sus nietas. El año siguiente, en la última Misa de Pascua con representación real, las dos reinas escenificaron su relación mostrándose especialmente cercanas.
Ahora, tras la ausencia de cualquier miembro de la familia en el evento, queda esperar al año que viene para saber si esto ha sido un hiato o una ruptura de la tradición. Tal vez, en ese caso, el próximo capítulo tenga lugar en un nuevo escenario. Porque nada como cambiar la escenografía para hacer borrón y cuenta nueva. De eso en Casa Real saben bastante.
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