Guillermo y Enrique de Inglaterra tienen una cita en Londres
Los hijos de Diana de Gales, muy distanciados desde hace meses, están convocados el 1 de julio para inaugurar una estatua de su madre coincidiendo con su 60º cumpleaños
Guillermo y Enrique de Inglaterra llevan caminos separados desde hace más de un año. Su comunicación es escasa, casi inexistente como ambos han reconocido. Admite que el cariño permanece pero que la unión de antaño ha desaparecido. Sin concretar, Enrique señala a su hermano mayor como uno de los responsables de que Meghan Markle no se sintiera aceptada en la familia real. Y Guillermo está muy molesto por la forma de actuar del menor que, en su opinión, no ha actuado como se esperaba de él, asumiendo su papel y ayudando a su abuela, la reina, en su tareas. Diana de Gales les mantuvo unidos desde niños cuando la orfandad llegó a sus vidas y ahora de nuevo la figura de su madre se presenta como la gran esperanza de que los príncipes se vuelvan a encontrar. El día 1 de julio Lady Di cumpliría 60 años y sus hijos están convocados a una ceremonia en la que se inaugurará una estatua erigida a modo de homenaje. Se trata de un proyecto que ambos pusieron en marcha en 2017, cuando se celebró el 20 aniversario de su muerte en un accidente de coche en París. Sería muy difícil de justificar la ausencia de uno de ellos.
Enrique de Inglaterra no ha regresado al Reino Unido desde que en noviembre de 2019 se marchó con su esposa Meghan Markle y su hijo Archie camino primero de Canadá y luego de California, donde están ya instalados de manera permanente. La pandemia ha justificado las ausencias del príncipe. No estuvo en la boda de su prima Beatriz de York, ni cuando su abuelo el duque de Edimburgo enfermó. Tampoco en otras celebraciones familiares ni en actos relacionados con instituciones u organizaciones a las que siempre ha apoyado, como los Juegos Invictus. A algunos de estos colectivos se ha dirigido en este tiempo de ausencia mediante videollamadas.
En la entrevista que los duques de Sussex mantuvieron con Oprah Winfrey se encargaron de recalcar que mantienen el diálogo con Isabel II. Markle incluso relató que ella fue quien llamó a la reina cuando supo que el duque de Edimburgo había sido ingresado. Enrique también dejó caer que había hablado más con su abuela en estos meses de ausencia del Reino Unido que en mucho tiempo y que en estas llamadas también participaba Archie.
Las cosas son bien diferentes cuando se trata del príncipe de Gales y de Guillermo de Inglaterra. Con ellos la comunicación es complicada. El príncipe Enrique ha contado que su padre no le responde al teléfono desde que anunció que dejaba de ser un miembro senior de la familia real británica. Una declaración que fue seguida de una declaración de intenciones en la que aseguraba que una de sus prioridades era restablecer la relación con su padre, tarea que no parece fácil. Varios cronistas reales han asegurado a medios de comunicación del Reino Unido que el heredero esta furioso con su hijo por la entrevista concedida a Oprah Winfrey en la que además de acusar de racismo a la familia real, aseguró que él y su hijo Guillermo eran prisioneros del sistema. Carlos de Inglaterra intentó contestar punto por punto a su hijo menor pero los consejeros de palacio convencieron la reina de que era mejor responder con una mensaje corto y con un cierto aire conciliador. En su lugar, el equipo de la reina comenzará a recabar las opiniones independientes de expertos, empresarios y personalidades del Reino Unido para constatar la percepción pública del modo en que Buckingham maneja un asunto tan delicado en el país como la raza. Entre los planes previstos está la idea de contratar a un “director de diversidad” que pueda impulsar la idea en el entramado real.
Guillermo, que cada vez está adquiriendo más peso en las decisiones de la familia, se muestra muy crítico con su hermano. Horas después de la entrevista encontró la oportunidad durante un acto público para proclamar que su familia no es racista. Y a la pregunta de si había hablado con Enrique respondió en un tono de advertencia: “No, pero lo haré”. No ha trascendido si esa conversación se ha producido ya. Tarde o temprano uno de lo dos deberá dar el primer paso aunque solo sea para organizar el homenaje a su madre por su 60º cumpleaños, una fecha marcada en rojo para los miembros de la familia real británica y en especial para los hijos de la princesa fallecida.
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