La comarca de Ferrol aguanta el pulso contra la despoblación

Ferrolterra trabaja para que sus pueblos dejen de vaciarse a través del impulso del sector logístico, el agroalimentario y el asentamiento de una industria energética sostenible. Su hoja de ruta: incentivar el emprendimiento y llevar servicios básicos a las zonas rurales a través de los carteros

Julio Núñez

A pesar de estar sumida en una aparente crisis demográfica y económica, la comarca de Ferrol (A Coruña, con casi 152.000 habitantes) se mantiene firme y aguanta el pulso contra la adversidad sin que su brazo haya tocado la mesa todavía. A la pérdida de unos 10.700 vecinos en la última década y, según datos oficiales, una tasa de paro que roza el 18% en la capital comarcal que lleva su nombre, se contraponen iniciativas innovadoras: un macroproyecto para levantar en Leixa un nodo logístico; varios planes de desarrollo rural para impulsar la economía a través del autoabastecimiento de productos locales; la creación de arrecifes artificiales para promover la protección de los ecosistemas marinos de las rías; la instalación de turbinas (molinos de viento) en el océano para producir energía eólica o la iniciativa de Correos para frenar la despoblación llevando a la puerta de los vecinos servicios postales, financieros y administrativos a través de sus carteros rurales. “Así es esta zona, una dicotomía. Azotada por las crisis, pero con mucho potencial. Está bien situada y hay proyectos o sectores, como la industria de turbinas y el turismo, con mucho futuro. Es una zona que se niega a dejar de luchar. Cada vez que nos cierran una puerta, abrimos otra”, dice José Ángel del Río, ferrolano de 47 años y gerente de Producción de Correos en Galicia, Asturias y Castilla y León.

Estos proyectos de los que también habla Del Río, puestos en marcha por empresas privadas, la Administración, universidades y los propios productores de la zona, arrojan esperanza para que Ferrolterra –nombre con el que también se le conoce a la comarca– resurja de nuevo como un polo económico nacional. Además, el trabajo desempeñado por Del Río en los últimos años como jefe de la distribución del operador logístico en la comarca (desde la organización o control de la misma hasta la gestión de operaciones comerciales con los grandes clientes de Correos ) le ha permitido tener una radiografía completa de la situación demográfica actual, tanto de los grandes municipios como de todas las aldeas ferrolanas, algunas con unos 150 habitantes y que carecen de servicios básicos, como una sucursal bancaria o transporte público regular hacia las grandes ciudades. Ausencias que, a juicio de Del Río, fomentan aún más la despoblación. De hecho, en municipios como Somozas la tendencia de descenso poblacional está en el 19%, según datos del Instituto Nacional de Estadística de 2020.

Por ello, y para frenar la emigración, Correos puso en marcha hace varios meses un proyecto en el que los carteros rurales de toda la comarca acercan a los domicilios de los vecinos los servicios que, a causa de este éxodo, están desapareciendo de los núcleos rurales: pago de recibos bancarios, venta de sobres, sellos, entradas de conciertos, billetes de tren, embalajes e incluso entrega de dinero en metálico de las cuentas de ahorro de los clientes. La iniciativa parece haber sido un éxito: “Los ciudadanos nos ven como una ayuda porque perciben que mejora su calidad de vida”, explica Del Río. A este plan también se le suma la digitalización de las oficinas por toda la región, lo que facilita, entre otras cuestiones, que los habitantes y las pymes puedan realizar trámites burocráticos sin tener que desplazarse. “Por ejemplo, ya no hace falta ir a la universidad para matricularse o a la ciudad para pedir una subvención”, precisa.

Reorganizar el territorio para salir adelante

Estos servicios a las pymes son fundamentales, ya que muchas empresas se han visto obligadas a echar el cierre en Ferrolterra. Por la Calle Real de Ferrol (una de las principales vías de la ciudad) se ha vuelto común ver escaparates vacíos y llenos de polvo, casi siempre con el mismo cartel: “CERRADO”. Pese a ello, asociaciones como Seitura22, encargada de gestionar los fondos europeos de desarrollo rural LEADER, tienen esperanza en que en los próximos años esta realidad cambie gracias a varias iniciativas públicas y privadas. Por un lado, el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, presentó el pasado mayo ocho ejes de actuación para combatir los problemas demográficos, económicos y laborales de la comarca, que incluyen ayudas para las nuevas empresas relacionadas con el sector industrial y alimentario. También para incentivar la producción de energía limpia, como la eólica marina: “La comarca tiene una potencialidad energética que no puede ser desmantelada sin sustituirse por otra”, afirmó Núñez Feijóo durante la presentación.

A esto se le suma otra iniciativa con mucho potencial: Terralimenta, un proyecto puesto en marcha por la Fundación Carasso para reorganizar socioeconómicamente 12 territorios españoles (entre los que figura la comarca de Ferrol) impulsando una transición agroecológica en ellos. “La finalidad es promover los circuitos cortos de los productos de kilómetro cero. Nos permitirá relocalizar o movernos dentro de la comarca y que los productos de aquí se consuman en el territorio. Estamos muy animados. Por ejemplo, se llevará comida de cercanía a los comedores escolares”, explica Miguel Teixido, gerente de Seitura22, asociación encargada de gestionar el plan en la comarca de Ferrol, que añade: “Hoy en día el alimento viene con miles de kilómetros encima hasta [que llega] al plato. Ir corrigiendo todo eso también generará oportunidades aquí, sobre todo de viabilidad para los productores”.

El potencial de estos últimos es notable. Prueba de ello es que, a pesar del cierre de negocios en la última década, tampoco han dejado de surgir nuevos emprendedores en los pueblos ferrolanos, desde aquellos que basan su negocio en la artesanía o productos locales hasta otros que han decidido apostar por nuevos nichos, como la elaboración de salsas picantes o el diseño de merchandising.

La renovación de un sector con cinco siglos de historia

Sinónimo de Ferrol es su puerto, escudo de su identidad que, desde hace más de cinco siglos, prefiguró el desarrollo económico gracias a sus astilleros y a su potencial geoestratégico, aún relevante para la importación de carbón, gas y madera, entre otras materias primas. Para compensar la crisis que sector de la construcción naval atraviesa actualmente, los gobiernos provincial, regional y central estudian cómo mejorar la conexión del puerto con el tejido ferroviario nacional para impulsar el transporte logístico. De hecho, la capital de Ferrolterra es la única ciudad gallega que cuenta con tendido de ancho métrico (línea Ferrol-Bilbao) y también es el final de la línea del ancho ibérico. Infraestructuras que hace más competente y rentable a la ciudad para el tránsito de mercancías. A la vertebración por ferrocarril (con ciudades como León o Valladolid) se le suman la AP-9, la N-665 y la AG64, entre otras, que unen la ciudad de Ferrol con A Coruña (a 50 kilómetros), con Lugo (a 112 kilómetros) y Gijón (a 258 kilómetros).

Para aprovechar esa ubicación, la sociedad Suelo Empresarial del Atlántico (participada en un 83,44% por el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana) ha vuelto a reactivar el proyecto de levantar un polígono logístico (ideado hace una década) en Leixa, parroquia de 94 habitantes a cinco kilómetros de Ferrol. La sociedad, que cuenta con 250.000 metros cuadrados en la zona, ha anunciado que su plan es levantar por fases un parque empresarial basado en la economía circular y que sea un imán para las “nuevas generaciones industriales”. La tramitación se desarrollará entre 30 y 36 meses, según señala en un comunicado la entidad. “[El objetivo es] situar a Leixa como motor económico para la comarca, ofreciendo un espacio logístico al puerto exterior y bien comunicado con las otras zonas industriales y empresariales de la comarca”, explica Beatriz Sestayo, gerente de la sociedad.

Vista del puerto de Ferrol (A Coruña).
Vista del puerto de Ferrol (A Coruña).Brais Lorenzo

Para Ángel del Río, desde la gerencia logística e Correos, esta vertebración también es una oportunidad para desarrollar la logística en otros sectores económicos de la zona más allá del mercantil. El turismo, dice, es un ejemplo. “En los últimos años, han aumentado los peregrinos que deciden hacer el Camino de Santiago Inglés [que parte de Ferrol hasta Santiago de Compostela]. En muchas ocasiones, necesitan que alguien les traslade sus equipajes. También ocurre con otras actividades, como el surf, el senderismo, etc. Las empresas que se dedican a gestionar esto, necesitan un soporte logístico”, cuenta Del Río.

Energía eólica marina, un sector con posibilidades

La ubicación de Ferrolterra también la otorga potencial energético. Su cercanía al mar y los diferentes centros de investigación que levantan sus laboratorios en las costas atlánticas pueden convertir la comarca, según los expertos y fuentes de la Administración, en un polo de primer orden del sector energético renovable. La Escuela Universitaria Politécnica de Serantes (parroquia que depende de la capital ferrolana y de unos 1.700 habitantes) es un referente en la región por sus investigaciones sobre la eficiencia y aprovechamiento energético y la ingeniería marina. Característica que llevó en 2019 a Windfloat Atlantic, primer parque eólico flotante de Europa, a construir en el puerto de Ferrol una turbina flotante amarrada al fondo marino que genera, junto con otras tres que esta empresa tiene instaladas en las costas portuguesas, la suficiente electricidad para abastecer a 60.000 familias durante un año, según estimaciones de Windfloat Atlantic. En esta línea y atendiendo a la rentabilidad de este sector, el Ayuntamiento de Ferrol está estudiando la creación de un hub dedicado a la producción de esta energía.

Otra interesante iniciativa en la comarca es la creación de arrecifes artificiales, un trabajo puesto en marcha por 13 investigadores de la Universidad de A Coruña y el Centro de Investigaciones Tecnológicas de Ferrol. Este proyecto, en el que la Xunta de Galicia ha invertido hasta el momento 100.000 euros, está basado en diseñar y fabricar estructuras con materiales reciclados de la industria conservera que, una vez sumergidos, ayudan a promover “la protección de los ecosistemas marinos” de las rías. Es decir, crear arrecifes donde puedan albergarse especies pesqueras durante sus fases de reproducción y puesta de una forma más sostenible.

CRÉDITOS

Redacción y guion: Julio Núñez
Coordinación editorial: Francis Pachá 
Fotografía: Brais Lorenzo
Diseño: Juan Sánchez
Desarrollo: Belén Polo
Coordinador de diseño: Adolfo Domenech

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