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El Palacio de los Vargas renacerá como la Real Casa de Campo en 2027 tras una restauración integral

El proyecto del Ayuntamiento de Madrid incluye crear un espacio museístico, además de la recuperación del edificio que sirvió como segunda residencia al rey Felipe II

La restauración integral del Palacio de los Vargas devolverá a los madrileños “un elemento patrimonial único, tanto cultural como natural” en 2027, cuando renacerá como la Real Casa de Campo, como ha explicado este viernes Marta Rivera de la Cruz en el Ayuntamiento de Madrid. La delegada de Cultura, Turismo y Deporte del Gobierno municipal ha remarcado los esfuerzos que se han hecho por diseñar un plan que recupere el edificio —que una vez sirvió como segunda residencia al rey Felipe II— “de la forma más fiel posible” a sus orígenes. Los fondos Next Generation de la Unión Europea del Plan de Sostenibilidad Turística en Destino (PSTD) 2023, que aportan 10 millones de euros, permitirán dar vida a un nuevo espacio museístico y abordar la restauración integral del conjunto patrimonial, en el que el Consistorio ya ha invertido más de 800.000 euros entre estudios históricos, arqueológicos y en la eliminación de elementos añadidos que “distorsionaban la lectura del edificio”.

La historia de la Real Casa de Campo comenzó su curso a comienzos del siglo XVI, cuando la influyente familia de los Vargas levantó allí su finca de recreo. El edificio jugó un papel muy importante en la historia madrileña, como ha explicado el investigador de Patrimonio Nacional y comisario de la Real Casa de Campo, José Luis Sancho Gaspar, puesto que entronca directamente con la decisión de Felipe II de trasladar en 1561 la capital de la Corte de Valladolid a Madrid. “La Casa de Campo, antes incluso de ser uno de los reales sitios, formaba parte de ese paisaje que explica por qué Madrid llegó a ser capital, por esos bosques que tenía su entorno”. La flora del monte de El Pardo atraía a los monarcas castellanos, de acuerdo con el experto, porque eran un lugar de paso habitual para osos y puercos salvajes, como figuraba ya desde el siglo XIV en el Libro de la montería —una especie de manual sobre los paisajes hispanos en la época del rey Alfonso XI—.

A lo largo del tiempo, el palacete de los Vargas ha sufrido numerosas transformaciones en su fisionomía, entre las que destacan especialmente dos. En primer lugar, la reforma que emprendió Felipe II en el siglo XVI, cuando compró la finca a la viuda de Francisco de Vargas, Antonia Manrique de Valencia, y que dio lugar a una casa de tres cuerpos, con un diseño geométrico claro que se extendía al jardín. Más tarde, en el siglo XVII, el monarca Carlos III encargó a Francisco Sabatini la rehabilitación del exterior. El arquitecto italiano modificó la fachada para adaptarla a las villas italianas, la cubierta y elevó el suelo de la casa media vara —unos 40 centímetros—. Esas dos hitos son los que han servido como inspiración para el equipo de más de 30 profesionales que ha trabajado en el proyecto.

Las excavaciones realizadas recientemente han descubierto los arranques de los muros de la casa del siglo XVI, cuya organización interna se mantuvo prácticamente intacta hasta el siglo XX. También han aparecido pavimentos originales de los siglos XVI, XVII y XVIII, especialmente en el pabellón occidental, así como azulejos mudéjares, basas y capiteles, una columna del siglo XVI integrada en un muro posterior, restos de chimeneas, estructuras de escaleras desaparecidas y vigas originales en la sala central. Todos esos hallazgos “permitirán recuperar no solo la arquitectura del edificio, sino también la historia de quienes lo habitaron y transformaron a lo largo del tiempo”, según el Ayuntamiento de Madrid.

Por otro lado, la recuperación del jardín histórico permitirá exhibir un ejemplo renacentista de más de 10.000 metros cuadrados, de los que más de 4.000 estarán dedicados a zonas de plantación. La zona futura contará con cerca de 25.000 plantas, incluyendo 155 nuevos árboles, entre frondosas, perennes y frutales, una colección de 120 rosales y más de 700 arbustos. Entre las nuevas especies, se incluirán naranjos y árboles frutales en espaldera, evocando la tradición de los jardines cortesanos del Renacimiento.

Rivera de la Cruz ha subrayado que la recuperación del jardín de la Real Casa de Campo “permitirá a los madrileños y visitantes pasear por un espacio que, cinco siglos después, mantiene el espíritu de los jardines filipinos”. Madrid suma así “un nuevo jardín histórico a joyas como los de Sabatini, El Capricho o los de Cecilio Rodríguez”.

La intervención llega en “el momento más oportuno”, como ha subrayado la responsable de Cultura del Ayuntamiento, puesto que en 2027 se cumplen 500 años del nacimiento del rey Felipe II. Para esa fecha, se espera que los trabajos hayan concluido y que la nueva Real Casa de Campo haya abierto sus puertas a los ciudadanos. Entonces, el Ayuntamiento de Madrid podrá exhibir el resultado de la que consideran “una de las actuaciones patrimoniales más relevantes” del mandato.

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