La segunda fase de la remodelación del parque de La Cornisa comenzará en 2024: “Hoy parece un pipicán gigante”
Los vecinos esperan la reunión del 9 de enero con la Junta de Distrito para conocer los detalles de la segunda fase del proyecto. El área no tiene el mobiliario ni las zonas verdes prometidas
Un perro salta, alegre, al interior de un “cementerio de árboles”, levanta la pata y mea sobre la lápida de Cedric Pino. Luego, olisquea y recorre las “tumbas” de los 28 árboles que se talaron durante la remodelación del parque La Cornisa, ubicado detrás de la Basílica de San Francisco El Grande, en el centro de Madrid. Lucas, el perro, ya no tiene tantos árboles donde mear, pero sí, lápidas de cartón y varias zonas llenas de gravilla de dónde elegir porque la renovación del parque ha quedado en pausa. Hoy, no hay parque infantil, ni área deportiva ni las zonas verdes que estarían listas antes del verano, como prometió la Junta Municipal del Distrito Centro en septiembre de 2022, cuando la vida alrededor del parque se interrumpió con el inicio de las obras. Eso vendrá en una segunda fase, que comenzará, según ha explicado el Ayuntamiento, en el primer semestre de 2024 y que tardará ocho meses en ejecutarse.
Juan Manuel Moles, un residente de la zona, mira al cementerio de árboles hecho por el grupo de Vecinas Corniseras ―que se ha conformado para denunciar los fallos de las obras―, alza la vista, y suspira, resignado: “Esto parece un pipicán gigante”. Moles ha vivido en el barrio desde los años ochenta, disfrutó el parque siendo un niño y su ilusión era que sus dos hijos gozaran también de este espacio, que tiene una privilegiada vista hacia el suroeste de Madrid.
Pero él y su familia, como cientos de personas, han dejado de ir a La Cornisa. “Históricamente, aquí ha habido una dejadez por parte del Ayuntamiento. Muchos de los bancos, por ejemplo, estaban dañados”, dice. Pero el remedio fue peor que la enfermedad. “Esto de parque ya no tiene nada. Quitaron todo y seguimos esperando: ya no está la cancha de baloncesto para los chavales, ni columpios, ni toboganes, ni las mesas donde los mayores echaban sus partidas de cartas”, describe, mientras señala a espacios vacíos y demarcados por bloques grises. “Solo espero que pongan lo que falta. Este es un parque enorme, con muchas posibilidades”, concluye.
El Ayuntamiento ha detallado que, durante la segunda fase, se instalará “la pista deportiva del parque, el área de calistenia, la zona infantil y el área canina”. También llegarán los bancos, el mobiliario urbano, una fuente con agua, el incremento de superficie de pradera y la plantación de “especies vegetales”.
Las mejoras llegarán, aunque tarde. Y también están pendientes las cuentas de lo que costará. Hace un año, un documento técnico calculaba que todo el proyecto requeriría 1,3 millones de euros. Finalmente, el contrato de la primera fase se firmó por 824.000 euros para la instalación de una nueva red de riego, una redistribución de espacios, la renovación de alumbrado y la instalación de pavimento y praderas de césped, según reporta el consistorio. Sin embargo, la concejal Lucía Lois (Más Madrid) asegura que, de momento, no se conoce cuánto dinero de esa primera fase se ha ejecutado. Sobre la segunda etapa, por otra parte, ha habido cambios de cifras. En marzo, por ejemplo, el Ayuntamiento anunció que la segunda actuación costaría 510.000 euros. Pero, ahora, durante el pleno de la junta del 8 de noviembre, el PP dijo que serían 850.000 euros que vendrían de los presupuestos generales del Ayuntamiento para 2024.
Carlos Segura, concejal presidente (PP) del Distrito Centro, aseguró en el pleno del 8 noviembre que los 850.000 son “para hacer aquello que se habló con los vecinos”. Es decir, los seis compromisos aprobados en un pleno en enero que incluían detener las talas de árboles y reponer los que ya habían sido retirados, incrementar las superficies de pradera y no instalar un escenario. “Lo haremos todo dentro de lo que legalmente se permita y no lo que le convenga a su grupo municipal [dirigiéndose a Más Madrid] o lo que le convenga a alguna asociación vecinal”, advirtió el equipo de Gobierno durante el pleno.
Las discusiones sobre las obras han sido tales que el tema ha sido recurrente en la Junta de Distrito. En el pleno del 8 de noviembre, de hecho, de los 26 puntos de la agenda, cuatro eran sobre el parque. Y en el del 24 de noviembre, el concejal presidente hizo una mención especial a La Cornisa en la lectura del proyecto de presupuestos y se comprometió a sacar adelante la remodelación.
La obra, en todo caso, han sido motivo de varias movilizaciones vecinales. A finales de noviembre, por ejemplo, se convocaron dos fechas de movilización ciudadana alrededor del parque. En la segunda fecha, el 26 de noviembre, los vecinos hicieron señalizaciones de madera en las que indicaban qué le faltaba al parque, como columpios, árboles o praderas. También realizaron un paseo para conocer las especies de árboles que quedan y hablaron, una a una, de las falencias.
Carmela Gómez, una de las fundadoras del grupo Vecinas Corniseras, denuncia, por ejemplo, que desde enero no volvió ningún tipo de maquinaria y que las últimas visitas fueron en marzo, para plantar cerca de 40 árboles. “Aunque unos cinco, al menos, están muertos por falta de mantenimiento”, asegura. Al respecto, el Ayuntamiento asegura que los árboles serán repuestos y que se prevé que los que están en mal estado “se recuperen con las mejoras que se están introduciendo en el parque”.
Gómez, sin embargo, señala que hay fallas en el sistema de riego y apunta con el dedo a algunos charcos que se mantienen sobre la gravilla. Saturnino Vera, presidente de la asociación de vecinos Cavas-La Latina, anota que las obras tampoco solucionaron el problema de drenaje que ya tenía la zona. “Quedamos con un parque sin terminar y en un estado lamentable desde enero”, concluye Gómez. Vecinas Corniseras y otras asociaciones vecinales están a la espera de una reunión después de fiestas con la Junta de Distrito ―aunque estaba prevista originalmente para el 27 de diciembre― para conocer los detalles de la obra.
La paciencia se está acabando. El desencuentro entre los vecinos y el Ayuntamiento comenzó en julio de 2022, cuando algunas residentes del barrio se enteraron, por la prensa, de que se iba a intervenir el parque. En ese momento, se organizaron para pedir información al Ayuntamiento y exigir que se tuviera en cuenta a los residentes y usuarios del parque en el diseño del proyecto.
“Para este tipo de cambios es fundamental contar con la colaboración ciudadana. ¿Cómo van a saber cuál es el mejor uso para el parque sin que los vecinos expliquen cómo lo utilizan?”, se quejaba María Ampuero, en una nota publicada en este diario en septiembre. Pero vinieron los cerramientos, las obras y las talas; y, con eso, las movilizaciones vecinales y los contactos con los partidos políticos. Aunque se han conseguido los acuerdos, los vecinos no le quitan el ojo al parque para que todos tengan su espacio: los mayores, los niños de los colegios aledaños, los deportistas y, por supuesto, los perros que, mientras tanto, son los que aprovechan el lugar vacío.
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