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El Marañón es el hospital madrileño que más usa la episiotomía, el corte vaginal desaconsejado por la OMS

EL PAÍS revela los datos de esta práctica en cada hospital madrileño: en años recientes algunos centros la han usado en más del 50% de los nacimientos vaginales a pesar de los riesgos de secuelas para las madres

Algemira Consuegra, que sufre secuelas por una episiotomía en 2015, en su residencia de Parla (Madrid).
Algemira Consuegra, que sufre secuelas por una episiotomía en 2015, en su residencia de Parla (Madrid).DAVID EXPÓSITO

Hace casi cuatro décadas que la Organización Mundial de la Salud (OMS) desaconsejó el uso rutinario de la episiotomía, una técnica que consiste en rajar la vagina de la parturienta para facilitar la salida del bebé. Sin embargo, los datos que ha obtenido EL PAÍS y casos recientes como el de Algemira Consuegra muestran que esta práctica sigue siendo demasiado común en algunos hospitales madrileños, a pesar de que se recomienda su uso en casos limitados porque conlleva riesgo de lesiones permanentes.

El de Consuegra fue un parto con esta técnica en la Fundación Jiménez Díaz, el 9 de agosto de 2015. Los sanitarios recurrieron a la episiotomía y a un fórceps para “abreviar” la salida del bebé, según la historia clínica, pero le causaron un desgarro anal tan grave que Consuegra quedó incapacitada para seguir en su trabajo como cajera en un centro comercial a causa de la incontinencia fecal. También ha afectado a su vida de pareja y a sus relaciones sociales: ha perdido sensibilidad a la hora de mantener relaciones sexuales y siempre está pendiente del baño por miedo a sufrir fugas en público, cuenta Consuegra, que tiene 44 años: “No como a veces para poder salir tranquila a la calle”.

Las consecuencias más traumáticas de la episiotomía suponen una dura realidad poco conocida porque para muchas afectadas es un tabú o solo ha aumentado la conciencia sobre la violencia obstétrica recientemente. Tampoco ayuda el oscurantismo sobre esta práctica. EL PAÍS ha obtenido los datos de episiotomías practicadas hospital por hospital entre 2015 y 2022 en la red pública de la Comunidad de Madrid tras un largo proceso de ocho meses para acceder a información pública por el cual el Consejo de Transparencia regional ha obligado a la Consejería de Sanidad a facilitar las cifras a este periódico.

Los datos indican que el Hospital Gregorio Marañón ha llegado a usar esta técnica en más de la mitad de los partos en tres años del período analizado (2016, 2017 y 2018).

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Sí se aprecia una tendencia a la baja en el uso de esta práctica, un descenso que también se aprecia a escala estatal. En conjunto, la tasa de episiotomías sobre partos vaginales ha caído en Madrid del 24,9% en 2015 a cerca del 18% en 2022.

El año pasado, los datos indican que el Marañón sigue siendo el que más recurre a esta técnica (36,9%), seguido del Príncipe de Asturias (36,3%), Fundación Jiménez Díaz (25%), Móstoles (20,9%) y La Paz (20,8%).

La OMS y otras instituciones recomiendan que la episiotomía sea reservada para los partos más complejos, como cuando el bebé carece de oxígeno o cuando los pies ocupan la vía del parto. Esto ha llevado a la OMS y al Ministerio de Sanidad a recomendar que no se superen tasas del 10% y el 15% respectivamente en el total de partos eutócicos (nacimientos vaginales que no precisan de intervención instrumental).

El presidente del Grupo Español de Seguridad Obstetrica, Óscar Martínez, defiende al Marañón precisando que sus cifras son altas precisamente porque realiza un alto número de partos instrumentales debido al tipo de población al que atiende. “Los partos instrumentales tienen tasas de episiotomías del 50-80%”, explica. La Comunidad no ha facilitado el desglose de episiotomías en partos eutócicos e instrumentales, pero los grupos que luchan contra la conocida como violencia obstétrica creen que los datos de hospitales como el Marañón son tan altos que con toda probabilidad superan los umbrales de la OMS y el Ministerio de Sanidad.

Datos ocultados

Las activistas llevan años pidiendo sin éxito los datos de episiotomías por hospitales, una información que entienden puede servir para que las madres elijan centro con conocimiento de lo que pueden esperar, así como para incentivar a los hospitales para que prescindan de esta práctica como rutina.

La asociación El parto es nuestro asegura que las madres conocen algunos hospitales que practican pocas episiotomías porque esos mismos centros se han encargado de promocionar sus prácticas de parto espontáneo. El caso más conocido en Madrid es el de Torrejón, que en la última década se ha convertido en un hospital muy popular por su filosofía de parto respetado. Sin embargo, las madres no tienen información detallada sobre los hospitales que instrumentalizan el parto con técnicas como la inducción por hormonas, el fórceps o la episiotomía.

“Conocer estos datos de cualquier comunidad autónoma es dificilísimo”, lamenta la portavoz en Madrid de El parto es nuestro, la pediatra Teresa Escudero. “Se oculta esta información porque los hospitales saben que no están haciendo bien las cosas”.

Para explicar las episiotomías del Marañón, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid responde que es un centro de alta complejidad, que ha registrado en los últimos cinco años “una evolución en los embarazos y partos atendidos con un incremento de dicha complejidad, tanto en los embarazos de alto riesgo, como en los propios partos”. Un portavoz contesta por escrito que entre los factores que más inciden “destaca el aumento progresivo de la edad media de las gestantes, el aumento de la morbilidad de dichas mujeres por coexistencia de patologías como la hipertensión o la diabetes; y el incremento de los embarazos derivados de la reproducción humana asistida”.

Sin embargo, estos factores pueden incrementar la tasa de inducciones del parto, y pueden también influir en la tasa de cesáreas, pero ninguno justifica el aumento de la tasa de episiotomías, contesta Charo Quintana, ginecóloga miembro del Observatorio de la Violencia Obstétrica de España: “Puede ser que las cifras de episiotomías del Gregorio Marañón se deban a la cultura profesional y al estilo de ejercicio profesional de ese hospital”.

No existe evidencia generalizada que justifique el uso rutinario de esta práctica, iniciada en el siglo XVIII. Hasta hace poco, los ginecólogos en España han defendido que las episiotomías tenían la ventaja de evitar que el bebé causara un desgarro a la madre. De hecho, esa es la postura que sostiene la Comunidad de Madrid en su respuesta. Sin embargo, diferentes estudios han demostrado que sucede a la inversa, ya que las episiotomías aumentan la aparición de desgarros perineales graves. En los partos vaginales con episiotomía se ha encontrado una prevalencia de desgarros de grado III y IV (que afectan al esfínter anal y a la mucosa rectal) del 4,7%, muy superior a la encontrada en los casos de partos vaginales sin episiotomía, del 1%.

El abuso de la episiotomía ha sido tachado como lo más parecido a una “mutilación genital femenina” en Occidente. Las consecuencias para muchas mujeres son varias: lesión de suelo pélvico, dolor en las relaciones sexuales, cicatrices dolorosas y, en ocasiones, incontinencias urinarias o fecales.

Los hospitales que siguen abusando de la episiotomía lo hacen porque forma parte de una cultura profesional difícil de modificar, según las activistas. Lo ven como una práctica que durante mucho tiempo ha ignorado los deseos y necesidades de las madres, así como la evidencia científica en contra.

Eugenia Aguirre recuerda que su parto gemelar en el Hospital Gregorio Marañón el 30 de abril de 2020 fue “muy violento y muy rápido”. Sin previo aviso, la ginecóloga le hizo el corte. Ni siquiera le dio la opción de empujar para probar si los mellizos podían salir de forma natural. Acto seguido, la doctora metió la mano en sus entrañas para romper la bolsa y al instante salió el primer bebé, solo dos horas después de haber llegado a urgencias. Tres años y medio después, aún persiste el dolor en la zona de la cicatriz.

Eugenia Aguirre, en su domicilio de Madrid.
Eugenia Aguirre, en su domicilio de Madrid. DAVID EXPÓSITO

Otro problema es que las episiotomías resultan convenientes para las agendas de los profesionales, según las activistas. La abogada especializada en negligencias médicas Francisca Fernández insiste en que no es casualidad que muchos de los casos que trata ocurren en fechas previas a períodos festivos. “El 31 de julio o las vísperas de Navidad y Nochevieja son un clásico”.

Algemira Consuegra tuvo la mala suerte de ponerse de parto en las últimas horas de la jornada laboral, dice Fernández, que ha sido su letrada. Antes de las 19.00, llegó al hospital con la bolsa rota. A las 21.00, la dilatación era completa, pero el bebé no salía. Practicaron sobre ella la polémica maniobra de Kristeller, que consiste en presionar la barriga de la madre para empujar al bebé. A las 23.08 los sanitarios decidieron terminar el parto con la episiotomía. Consuegra afirma que nadie la informó de que iban a proceder al corte. Según la abogada, no es casualidad que le cortaran la vagina a esa hora: “Estos sanitarios querían terminar a la medianoche como muy tarde para irse a su casa a dormir”.

Tras el parto, la cosieron y dos días después le dieron el alta “como si nada”, a pesar de que ella notaba que algo no iba bien. Tuvo que pedir cita que le dieron para seis semanas después. Persistían las pérdidas de gases y de heces líquidas, la dispaurenia (dolor al tener relaciones sexuales) y sufría una inseguridad que le impedía retomar su vida normal.

Trató de volver a su trabajo en el Corte Inglés, pero era imposible seguir atendiendo a los clientes. Los miedos la carcomían. Acabó llegando a un acuerdo con la empresa para terminar el contrato a cambio de una indemnización. En junio de 2019 la Comunidad de Madrid le reconoció una discapacidad del 33%.

Considerando agotadas sus posibilidades de recuperación o mejora significativa, Consuegra pidió una indemnización a la Comunidad en enero de 2020 que le fue denegada, lo que la llevó a la vía judicial. Su caso parecía favorable, y por ello dedicó buena parte de la indemnización que le dio su empresa al pago de peritos y de su letrada, pero en agosto de este año llegó la sentencia desestimatoria del Tribunal Superior de Justicia de Madrid. “Fue una triste sorpresa”, dice Consuegra. “He llorado mucho de impotencia”.

En ocasiones, la justicia falla a favor de las mujeres, pero, según la abogada, los jueces de lo contencioso administrativo suelen despreciar la prueba aportada por ellas en lugar de la presentada por el Servicio Madrileño de Salud, el Sermas. “Hay mucho favoritismo hacia la Administración”, insiste Fernández. “Tristemente, las fuerzas no son equiparables”.

Los hospitales suelen defender todos los casos en que recurren a la episiotomía alegando que las circunstancias lo justificaban. Pero la abogada lo cuestiona, teniendo en cuenta la enorme variabilidad de los datos de episiotomías hospital por hospital, que argumenta que son una prueba más de que las justificaciones que dan los hospitales “son mentira”. “No hay razón médica para justificar que el Marañón tenga más episiotomías que Torrejón. Lo que demuestran estas cifras es una mala praxis en la ginecología y obstetricia que viene de antiguo”.

Los datos, en abierto

EL PAÍS ha conseguido los datos de episiotomías en los hospitales públicos gracias a una petición de acceso a la información que se realizó en febrero de 2023. Tras la inicial negativa de la Consejería de Sanidad a facilitar esos datos, el Consejo de Transparencia regional instó a que se hicieran públicon en noviembre de este mismo año. 

Los datos originales se pueden descargar en formato xls en este enlace del repositorio de datos abiertos del periódico. Cualquiera puede reutilizarlos y difundirlos citando las fuentes.  

¿Tiene más información? Contacta escribiendo a fpeinado@elpais.es o fernandopeinado@protonmail.com

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