El juez envía a prisión a los dos detenidos por el asesinato de la comerciante de Tirso de Molina
El presunto autor de las cuchilladas, arrestado junto a su pareja y presunta cómplice, se ha acogido a su derecho a no declarar
El magistrado al frente del juzgado de instrucción número 14 de Madrid ha ordenado este jueves la prisión provisional comunicada y sin fianza, por la presunta comisión de los delitos de homicidio y robo con fuerza de Jesús y Estrella, el hombre y la mujer que perpetraron presuntamente un hace dos días un asalto en una tienda de ropa en la madrileña plaza de Tirso de Molina, que le costó la vida a Conchi, su dueña. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid ha informado de que el presunto autor del apuñalamiento fatal se ha acogido a su derecho a no declarar.
Ambos fueron detenidos el martes, un día después del crimen, a apenas unos metros de la tienda que regentaba la víctima, de 61 años, donde entraron con intención de llevarse la recaudación de la caja registradora. El lunes sobre la una y cuarto, cuando apenas faltaban unos minutos para que Conchi, la dueña, cerrara para la pausa de mediodía, los dos detenidos acudieron presuntamente al establecimiento. Mientras la mujer sujetaba la puerta y se quedaba vigilando, el hombre entró y, en un forcejeo, acabó con la vida de la comerciante asestándole varias puñaladas. Así lo muestran las imágenes registradas por la cámara de videovigilancia de la tienda.
Los dos arrestados son delincuentes habituales de la zona con numerosos antecedentes, los más numerosos por robos con fuerza. Jesús ha llevado una vida de detenciones y entradas y salidas de la cárcel. La primera vez que entró en prisión fue en 2004 y la última, hasta ahora, databa de 2012. Los detenidos no son pareja, sino que en ocasiones se juntaban para dar golpes. Cuando él asestó las puñaladas a Conchi, Estrella salió huyendo y poco después escapó Jesús, después de haber robado parte de la recaudación de la tienda.
Después se cambiaron de ropa y se reunieron en un hostal a apenas unos metros del lugar del crimen, según fuentes policiales. Registraron la habitación a nombre de la mujer y pernoctaron allí esa noche. El martes sobre las cuatro de la tarde los investigadores del grupo V de homicidios detuvieron a ambos sin que estos opusieran resistencia. Ella seguía en el hostal y él se encontraba en un bar de la calle Atocha.
La víctima era una comerciante del barrio de toda la vida, llevaba detrás del mostrador de su negocio Vistebien tres décadas y le faltaba un mes para jubilarse. El establecimiento estaba especializado en uniformes de trabajo y ropa de caballero. Desde su muerte, las puertas de su negocio se han llenado de flores y velas que se mantienen encendidas toda la noche y los vecinos y trabajadores de la zona le han rendido varios homenajes.
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