¿A quién votan los hispanoamericanos?
El PP celebra un mitin en Madrid que refleja su apuesta por el voto hispano, un grupo que supone más del 8% del censo madrileño y del 4% en todo el territorio estatal. Hasta ahora, esos votantes se han inclinado a la izquierda
El Partido Popular le ha cogido el gusto al merengue, la bachata y el reguetón. Son los ritmos de los nuevos madrileños, los inmigrantes latinos, un grupo de votantes cada vez mayor al que la agrupación del PP de Madrid lleva tiempo cortejando. Fueron los ritmos que sonaron en un gran festejo del partido este sábado, dos meses y tres días antes de las elecciones autonómicas y municipales del 28-M. Fue un mitin inusual en la política española, donde es raro que los partidos segmenten y etiqueten al electorado por su nacionalidad, una estrategia más frecuente en otros países europeos o en Estados Unidos. El evento, llamado Europa es Hispania, congregó en un auditorio de un distrito periférico, San Blas, a cerca de 1.000 personas, que asistieron a los discursos del líder nacional, Alberto Núñez Feijoo; la presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, y el alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida.
El acto recuerda a los grandes mítines de Estados Unidos dedicados al voto latino. Desde los tiempos del Viva Kennedy hasta el Todos con Biden, candidatos estadounidenses de uno y otro color político han hecho campaña en busca de esa franja del electorado. Incluso Donald Trump ha participado en ese tipo de actos. La maquinaria electoral estadounidense mide de manera muy fina al electorado, pero en España las cosas son diferentes. Quizá porque la llegada de la inmigración es más reciente o quizá porque los recursos son más limitados, no es común dividir al electorado por su país de origen. Por eso, resulta llamativa la nueva estrategia del PP, que antes del mitin de este sábado, ha cultivado a líderes de la comunidad latina, entre ellos pastores de iglesias evangélicas, y ha organizado reuniones por países de origen como Argentinos con Ayuso o Dominicanos con Ayuso.
La familia de @ppmadrid crece cada día. Hoy nos enorgullece dar la bienvenida a más de 40 “nuevos madrileños” dominicanos que han decidido sumarse al proyecto de Libertad que lidera @IdiazAyuso @ppmadrid es la casa de la libertad #GANAS pic.twitter.com/8scACeAn5H
— Alfonso Serrano (@SerranoAlfonso) September 16, 2022
Existe una sorprendente laguna informativa en España sobre el comportamiento electoral del colectivo latino: las casas de encuestas no publican sondeos específicos sobre este grupo o los inmigrantes en general y ni siquiera el estatal Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) incluye en sus macroencuestas electorales la pregunta del país de nacimiento de los encuestados. Esto contrasta con la presencia cada vez más significativa de los votantes nacidos fuera de España. En la Comunidad de Madrid, los inmigrantes han pasado del 5% de la población en el año 2000 (solo 260.507 de un total de 5,2 millones de personas) al 21% en enero de 2022 (1,4 millones de un total de 6,7 millones de personas).
Por supuesto, no todos pueden votar. En las elecciones autonómicas o generales solo están legitimados los que tienen nacionalidad española y más de 18 años. Según un análisis de EL PAÍS de datos facilitados por el Instituto Nacional de Estadística (INE), el 1 de enero de 2022 los posibles votantes inmigrantes de cualquier país extranjero eran en la región de Madrid 525.312, lo que representaba un 10,9% de las casi 4,8 millones de personas que forman el censo electoral. De ellos, 397.486 eran de origen hispanoamericano, es decir, un 8,3%. Los hispanos ya son una parte considerable del pastel electoral y crecen más rápido que los inmigrantes de otros países. Por eso, no es sorprendente el interés que ha puesto el PP de Ayuso en ellos.
Sin embargo, el peso de este grupo en el conjunto del electorado de toda España es bastante inferior: los inmigrantes de cualquier origen nacionalizados y mayores de edad suponen el 6,5%, es decir, 2,2 millones de posibles votantes. De ellos, el 4,3%, 1,5 millones, había nacido en Hispanoamérica.
El voto inmigrante es aún más relevante en los comicios municipales, donde también pueden participar los residentes aún no nacionalizados españoles siempre que procedan de dos grupos: por un lado, los otros 26 países de la Unión Europea (1,5 millones en toda España), y por otro, los 13 países con los que España ha firmado convenio de reciprocidad: Bolivia, Cabo Verde, Chile, Colombia, Corea, Ecuador, Islandia, Noruega, Nueva Zelanda, Paraguay, Perú, Reino Unido y Trinidad y Tobago (455.024). Sumando a uno y otro grupo, Madrid es la provincia que tiene el mayor número de posibles votantes sin pasaporte español (algo más de 307.000), seguida de Barcelona (209.000) y Alicante (179.000). Estos extranjeros podrán votar siempre que hayan solicitado su inscripción en el censo electoral antes del 15 de enero.
¿Izquierda o derecha?
A pesar de la falta de encuestas, sí hay pistas de si los hispanoamericanos son de derechas o de izquierdas. Una manera indirecta de averiguar la tendencia electoral de estos votantes es analizar a quién votan en las elecciones de sus países de origen, una técnica usada por algunos encuestadores en España para suplementar sus análisis demoscópicos. Así, en una selección de comicios recientes, la opción de izquierda fue la preferida por los inmigrantes de Chile, Colombia, Bolivia, Ecuador o Paraguay. En cambio, la derecha ganó entre los procedentes de Argentina, Perú y Venezuela.
El problema es que la participación en esas elecciones no suele ser muy numerosa, las circunstancias de sus países de origen son muy distintas a las de España y cabe la posibilidad de que el perfil de los inmigrantes que votan a políticos de sus países de origen sea distinto al de quienes votan a representantes españoles.
Otra vía es la usada por dos académicos, Laura Morales y Carles Pamies, de la parisina Sciences Po, quienes han hecho análisis basados en los votantes con doble nacionalidad, una pregunta que sí incluía el CIS sistemáticamente entre 2008 y 2018. De ese modo, publicaron en 2021 un estudio con una muestra total de 1.737 electores con doble nacionalidad española y de algún país iberoamericano. Según los datos, que publicaron en eldiario.es, los iberoamericanos votan más a la izquierda, especialmente al PSOE. Ecuatorianos, dominicanos y argentinos/paraguayos/uruguayos muestran márgenes muy altos de preferencia por la izquierda. En este último grupo, se observa un peso significativo de Unidas Podemos.
En la Comunidad de Madrid observaron, con una muestra menor, un patrón parecido.
Lo que muestran estos resultados es que no existe un bloque de voto hispano homogéneo, al igual que sucede en EE UU. Como han comprobado allí los analistas, existen subgrupos con diferencias influidas por el bagaje político que traen de sus países. Claramente, no es igual la experiencia de un colombiano que haya huido de la guerra por las políticas de gobiernos de derecha a la experiencia de un venezolano afectado por el colapso económico y la persecución en un país regido por un gobierno con etiqueta de izquierda.
Por otro lado, la tendencia general a votar a la izquierda coincide con esa misma inclinación en EE UU. En aquel país, muchos analistas han atribuido ese patrón a la hostilidad de la retórica republicana y a los mayores esfuerzos de movilización por parte de los demócratas. Morales y Pamies concluyen que esos dos factores no se dan en España y, por ello, sugieren que el motor de su comportamiento electoral es su estatus socioeconómico más desfavorecido, lo que les hace más sensibles a mensajes progresistas como la necesidad de mejorar los servicios públicos o la redistribución de las rentas. De hecho, los inmigrantes en los cuartiles más altos de la distribución por poder adquisitivo tienden a votar a la derecha. Estudios hechos en otros países de Europa subrayan esa tendencia.
El “olfato” del PP
Por esta opción partidista, que Morales y otros analistas han probado en estudios desde 2011, esta autora explica a este periódico que los partidos de izquierda españoles han sido un poco lentos a la hora de movilizar a los inmigrantes hispanos. Morales, que conoce de primera mano la situación en Francia o Reino Unido, lanza como observadora imparcial una advertencia: “La población inmigrante no va a votar automáticamente por partidos progresistas para siempre. Llega un momento en que, si sus propuestas no se dirigen a ellos, van a darles la espalda. Del mismo modo que los partidos progresistas intentan dar argumentos a las mujeres, deberían hacer esfuerzos para explicar a los inmigrantes por qué sus propuestas van a mejorar sus vidas”. “Que el PP haya tomado esta iniciativa demuestra olfato político, aunque no tengo claro que les vaya a dar un rédito electoral”, valora la analista.
Al PSOE no le gustan este tipo de campañas. “No hacemos distinciones por nacionalidad”, explica una portavoz de la federación madrileña. “Nuestras propuestas son para todos los madrileños, los que han nacido aquí, los que han venido a vivir, y los que vendrán. Esperamos que vengan de donde vengan, nos voten por nuestras medidas, no por hacer un acto festivo un día”. El partido sí ha hecho una campaña informativa, a finales del año pasado, para resolver dudas de los extranjeros sobre cómo solicitar el derecho al voto.
Por su parte, Podemos Madrid llevó a cabo en septiembre un encuentro con migrantes y otros colectivos que sufren discriminación en el multicultural distrito de Usera y planea hacer pronto otro de carácter festivo, dice una portavoz. Y Más Madrid hace un trabajo silencioso con los inmigrantes, sobre todo de la comunidad latina, según Nicolás Cabrera, miembro del espacio intercultural de este partido. Para escenificar ese esfuerzo, van a organizar un acto enfocado a ellos a principios de abril. “Nuestro trabajo es muy distinto al del PP”, sostiene Cabrera.
“Nosotros proponemos políticas públicas específicas para ellos, como un nuevo órgano en el Ayuntamiento de Madrid para promover su cultura autóctona, Madrid Celebra. El PP solo tiene exhibición y pivota sobre unos pocos miles de apoyos, los de los ultras evangélicos y los ricos de Golden Visa”, afirma. Su crítica es difícil de comprobar debido al olvido de las encuestas, una omisión que contrasta con el creciente poder de un grupo de votantes que quizá sea decisivo en muchos municipios en los comicios del 28 de mayo.
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