Herida grave una mujer en una explosión de gas en una vivienda del barrio de Malasaña de Madrid

Una vivienda de la calle de San Vicente Ferrer, en el barrio madrileño de Malasaña (distrito Centro), ha sufrido este viernes un escape de gas, que ha provocado una explosión y un incendio en los que han resultado heridas dos personas, una de ellas una mujer de unos 70 años que se encuentra grave, con quemaduras en el 50% del cuerpo y cortes, y un hombre de 48, más leve, con un golpe. Según informa una portavoz de Emergencias Madrid, la explosión ha afectado a la estructura del piso, de tres alturas más el bajo, y ha dañado un local colindante, mientras que el incendio, ya extinguido, ha alcanzado al bajo y a la primera planta. Los vecinos del inmueble siniestrado y los del número 26 han ido desalojados y están siendo atendidos por el Samur Social por si alguno necesita ser reubicado.

El suceso, “presumiblemente ocasionado por la explosión de una bolsa de gas butano/propano” según los bomberos, se ha producido sobre las diez y media de la mañana en el bajo del número 28 de San Vicente Ferrer, un bloque tipo corrala. Ha afectado a un muro de este piso, que se ha caído, y al local contiguo, un restaurante de cocina venezolana. La mujer herida, propietaria del inmueble, estaba inconsciente y ha sido rescatada por los bomberos y atendida por facultativos de Samur-Protección Civil, que la han intubado y trasladado en estado grave al hospital de La Paz, indica en un vídeo Juan José G. Mediavilla, supervisor de guardia del Samur. “Tenía quemaduras de segundo grado en el 25% de su cuerpo”, detalla Mediavilla que, sumadas a las de primer grado, hacen que tenga la mitad del cuerpo quemado. El hombre, que ha recibido “un fuerte golpe expulsado por la onda expansiva”, ha sido dado de alta en el lugar.

Casi dos horas después del estallido, siete dotaciones de bomberos han logrado apagar el incendio, que se había extendido por la planta baja y a la primera y que era complicado de extinguir debido a que el entramado es de madera. Además, los bomberos han apuntalado el muro caído y han procedido al desescombro de la vivienda donde se ha producido la explosión. A estas horas, precisa la portavoz de Emergencias, “continúan realizando los apeos ―armazones provisionales― para garantizar la seguridad del edificio, ya que la explosión ha provocado un desplazamiento y rotura de la estructura”. “La consolidación de la estructura nos va a llevar un tiempo”, advierte Juan Padilla, supervisor de guardia de los bomberos, en un vídeo difundido por emergencias. El delegado de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, Mariano Fuentes, ha asegurado que el bloque no corre riesgo de colapso y que tampoco tendrá que ser demolido, aunque sí se deberán reparar los desperfectos. La Policía Nacional se ha hecho cargo de la investigación.

¿Y qué va a pasar con los vecinos? Han sido desalojados todos los habitantes de las 20 viviendas del número 28 y de los 10 pisos del 26, mientras que a los pisos del número 30 se les ha cortado el gas. La vicealcaldesa, Begoña Villacís, ha informado de que los residentes del edificio siniestrado son 78 y ha avanzado que no podrán acceder en lo que resta de día a sus viviendas, a la espera de que los técnicos de Control de la Edificación del Ayuntamiento “terminen de evaluar los daños”. “El Samur Social ha habilitado plazas hoteleras para alojar a quien lo necesite”, ha añadido Villacís. Una vez que ha quedado comprobado que el número 26 no tiene daños estructurales, estos inquilinos han podido volver a sus casas.

Rubén Alonso se encontraba en su negocio de San Vicente Ferrer, un centro de fisioterapia situado en el 20, cuatro números más abajo de la vivienda afectada, cuando ha escuchado una explosión “como una bomba”. “Ha sido bastante impactante, he salido y se había derrumbado parte del local” de arepas, explica Alonso. Este testigo no conoce los heridos, pero sí al dueño del negocio, que ha resultado bastante dañado.

Eme, una DJ de 40 años, vive en el número 25 de la calle y estaba en cama cuando escuchó la explosión. “Era como si se cayese un camión”, dice. Decidió correr a la ventana y lo primero que vio fueron escombros y humo. “Vi salir a un chico del local donde se estaba cayendo todo. Él dijo que llamasen a los bomberos y que había sido una explosión de gas”, relata.

En la esquina con la calle de Corredera Alta de San Pablo están Marta García León, de 32 años, y Leo Cabanillas de 39, dueños de un restaurante japonés, Okashi Sanda, en el número 22. Llegaron tarde a su negocio, por lo que ya se había producido la explosión y la vía se encontraba cerrada. Los agentes les han advertido de que no podrían abrir el restaurante por lo menos durante la tarde. Los servicios de emergencias han asegurado la calle, que se encuentra acordonada y cerrada al tráfico de vehículos y peatones.

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