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VIVIENDA
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Nada

El mercado en Madrid no está en manos de propietarios cuyo patrimonio procede del trabajo de toda una vida, sino de inversores que hacen caja con el sudor de las vidas ajenas

Martinez Almeida alquileres Madrid
Un anuncio de alquiler en el barrio de La Latina (Madrid).Olmo Calvo

Así de contundente se muestra el alcalde de Madrid en Twitter, al confirmar qué está dispuesto a hacer para que los ciudadanos de los que debería cuidar dejen de estar asfixiados por el pago de sus alquileres, por no hablar de los que saltan desde el balcón antes de ser desahuciados. Y es que para el alcalde Martínez Almeida la regulación de los alquileres es un atentado contra la propiedad privada, concretamente contra la de la venerable octogenaria que paga la residencia con la rentas de su única propiedad. Sin duda a Almeida o a Villacís no les faltan casas, pero igual sí les faltan datos. A nosotras, las inquilinas, que somos nada menos que millón y medio, nos pasa justo lo contrario, así que ahí va una datos en salsa incontestable.

Dice el catastro, manantial de datos donde los haya, que hay 129.059 propietarios en Madrid que poseen desde 5 hasta más de 50 inmuebles cada uno. Esto no solo debería aliviar las geronto-preocupaciones del alcalde, sino que avala que la definición de gran tenedor comience en 5 y no en 10 viviendas, y que no sea requisito ser persona jurídica. Por otro lado el INE, ya no manantial sino torrente de datos, dice que hay 583.000 viviendas en régimen de alquiler en Madrid, y sé que ahora voy a aumentar la prevalencia del ictus, pero esta es una cifra inferior a la que se obtiene de multiplicar los 129.059 propietarios por un mínimo de 5 inmuebles por cabeza, lo que parece indicar que el mercado en Madrid no está en manos de propietarios cuyo patrimonio procede del trabajo de toda una vida, sino de inversores que hacen caja con el sudor de las vidas ajenas, como la vicealcaldesa, Begoña Villacís, cuyas preocupaciones entendemos a la luz de estos datos ya que en esto de la vivienda es de las de sudor ajeno.

Es por ello que el acuerdo alcanzado el martes, aunque aun insuficiente, tiene un verdadero potencial de cambio, porque lo que está más que comprobado es que ni el mercado se regula solo, ni el problema es la inseguridad jurídica de los pequeños propietarios para sacar viviendas al mercado, puesto que ni son mayoría, ni son precisamente estos los que no se pueden permitir el lujo de mantenerlas improductivas. Por eso es descorazonador que en Madrid no vayamos a poder gravar con el IBI las viviendas vacías, que la regulación de precios se vaya a marcar un Bienvenido, Mister Marshall al bloquearla el Gobierno autonómico, o que el Ayuntamiento de la capital de España ni siquiera vaya a solicitarlo, a pesar de ser uno de los territorios más castigados por la burbuja arrendaticia.

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Pero aun queda guion por escribir y el final va a depender de lo que seamos capaces de construir en la calle, y pocas bromas con esto, porque el susto que le han dado los berlineses a sus gobernantes votando a favor de la socialización de 240.000 viviendas nos da una refrescante idea de lo que pasa cuando todas las que estamos de acuerdo en algo nos plantamos ante el poder, que en esencia son nuestros empleados. En nuestra mano está que en los próximos meses se tenga en cuenta que somos las que pagamos esos alquileres, y queremos la regulación porque somos nosotras, y no Pablo Casado, las que sabemos lo que da de sí una nónima.

Ellos no quieren hacer NADA por nosotras, pero NADA es lo que van a poder hacer si nos organizamos y vamos a por TODAS.

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