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Le Plancher: el elogio a la locura de Chevi Muraday

En su nueva creación, que se estrena en el Teatro Galileo esta semana, el coreógrafo llama la atención sobre la estigmatización de la demencia

Un detalle de la coreografía de Chevi Muraday.
Un detalle de la coreografía de Chevi Muraday.Giuseppe Marconi

Chevi Muraday (Madrid, 1969), coreógrafo, bailarín y director de la compañía Losdedae desde hace casi 25 años, quedó impresionado y fascinado, como le ocurre a casi todo el mundo cuando ve por primera vez Le Plancher (1972), obra icónica del Art Brut, cuya culminación supuso el fin de los días de su autor, un suicida campesino francés llamado Jeannot Le Béarnais. Sin saber que haría una coreografía sobre la terrible historia detrás de esta obra, la investigó, encontró poca cosa y la archivó cuidadosamente en uno los cajones de su memoria, que volvió a abrirse tiempo después cuando conoció en Estambul a Ingrid Thobois, autora del libro Le Plancher de Jeannot, que registra minuciosamente todo el proceso.

“Ante todo lo que me interesaba era hacer una crítica sobre la estigmatización de las enfermedades mentales. Nos reímos, ironizamos sobre los que la padecen y así terminamos con la vida de personas como Jeannot, al que hemos metido en una olla de presión”, comenta el creador que desde este jueves 3 de junio y hasta el 13, estará presentando su nueva creación Le Plancher, en el Teatro Galileo, de Madrid. “No me interesaba especialmente contar la historia desde el lugar de Jeannot sino más bien desde otro punto de vista, así que me inventé dos vecinos imaginarios para desgranar la narrativa y mostrar cómo podemos ser crueles, que es algo muy español. Aquí solemos reírnos del mal ajeno, nos regocijamos, somos tremendamente tóxicos”.

Thobois, que le cedió los derechos de su libro al coreógrafo, narra la peripecia trágica de Jeannot desde que, huyendo de una familia desestructurada, marcha a la guerra de Argelia con la desaprobación de su padre, hasta la vuelta forzada por su progenitor, que se suicida para precipitar su regreso al dejar solas a su hermana y a su madre, que muere al poco tiempo y es enterrada por los hermanos debajo de la escalera, en la misma casa. Trastornado, Jeannot deja de comer y beber, y se dedica entonces a escribir un texto de ochenta líneas en mayúsculas grabado sobre el parquet del suelo de su habitación. Y una vez acabado, se suicida.

A mí esta historia me recuerda a las de la España profunda, las de Lorca, los crímenes de Cuenca o la masacre de Puerto Hurraco
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“A mí esta historia me recuerda a las de la España profunda, las de Lorca, los crímenes de Cuenca o la masacre de Puerto Hurraco”, reflexiona Muraday, que se declara fascinado por otros artistas que han creado obras importantes en su mayor momento de inestabilidad emocional y mental. Kafka, Van Gogh y muy especialmente, Sylvia Plath y Virginia Woolf, entre ellos.

El suelo completo de la habitación de Jeannot, un parquet de 15 metros cuadrados, fue comprado años más tarde por el neurosiquiatra francés Guy Roux, que elaboró un diagnóstico clínico a partir de este texto delirante e inconexo, y lo ha usado en exposiciones para combatir la vergüenza y los prejuicios que pesan sobre las enfermedades mentales, insertándose pronto como pieza representativa del Art Brut, corriente artística que pone en valor la creatividad de obras elaboradas por mentes desestabilizadas.

Chevi Muraday ha creado una coreografía sobre 'Le Plancher'.
Chevi Muraday ha creado una coreografía sobre 'Le Plancher'.Giuseppe Marconi

Muraday admite que, esta vez, sí que está muy interesado en la narrativa, en contar esta historia bailada por él mismo e Inés Valderas. De hecho, tradujo el libro y volvió a contar con la dramaturgia de Juan Carlos Rubio, usual colaborador. Pero aun así, no cree que se haya alejado de la danza. Quizá porque en no pocas ocasiones ha contado con renombrados actores a los que pone en movimiento, siente que Losdedae a veces ya no se percibe como compañía de danza. “No es cierto que haya sido una evolución hacia el trabajo teatral. Desde mi primera coreografía ya había texto, aunque es verdad que antes eran textos más espontáneos, menos ortodoxos, a lo mejor porque la juventud te da esa osadía. Ahora desde la madurez y desde otro lugar he seguido incorporándolos, pero la realidad es que en mis obras nunca se ha dejado de bailar”.

Ernesto Alterio (En el desierto), Marta Etura (Ora el alma), muy recientemente Aitana Sánchez Gijón (Juana) o a final de año, la actriz colombiana Juana Acosta, en su nueva producción El perdón, que lo tiene de cabeza investigando sobre el tema de la violencia en Colombia, se cuentan entre los actores de envergadura a los que Chevi Muraday ha puesto a bailar. Todo un mérito.

Involución

El próximo año Chevi Muraday celebra los 25 años de Losdedae. Hace quince que tiene sede en Alcalá de Henares, un espacio público que es suyo y de la treintena larga de compañías que hacen residencia allí durante todo el año. De ello se siente muy orgulloso y contento. No tanto del panorama actual de la danza en nuestro país. “En 25 años siento que la cultura ha evolucionado, pero la danza ha involucionado. Hace quince años los circuitos de exhibición eran más sólidos. Hoy no hay un espacio para la danza en la sociedad, no tenemos una casa de la danza ni un centro coreográfico en verdaderas condiciones, pero contradictoriamente público sí que hay. Yo he llenado el teatro con obras en las que no tengo un cabeza de cartel como reclamo. Y somos las compañías las que hemos trabajado para que ese público exista”, concluye.

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