Grietas en la unidad del PSOE de Madrid

Dos políticos próximos al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, arrancan asombrados el lunes. Tras el fracaso electoral del 4-M, acaban de leer una carta publicada en EL PAÍS en la que se pide reconstruir el proyecto del PSOE de Madrid “sin tutelas de nadie”. Firman los alcaldes de Fuenlabrada, Javier Ayala; Getafe, Sara Hernández; y Alcorcón, Natalia de Andrés. Y estos dos interlocutores con conexión directa con La Moncloa estallan en lamentos. “¡Pero qué pretenden! ¿Una república independiente en Madrid?”, comenta uno. “Nos devuelven a lo que la gente concibe como lo peor del antiguo PSM: las luchas intestinas por el control interno”, lamenta el otro. Tras la dimisión del secretario general regional, José Manuel Franco, y del candidato, Ángel Gabilondo, las grietas en la unidad del PSOE vuelven a quedar al descubierto en el peor momento.

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“Franco no fue sectario en su dirección, contó con unos y con otros, y si empezamos otra vez con eso nos desviaremos del objetivo de reconstruir el proyecto para ser alternativa en 2023”, lamenta un veterano dirigente.

“Muchos se acuerdan ahora de Franco, que pacificó Madrid”, coincide otro político cercano al anterior secretario general. “Eso nos mete en una espiral muy peligrosa. Al pedir un proyecto sin tutelas, hacen una enmienda a la totalidad del proyecto federal”, plantea antes de la rueda de prensa que dieron ayer los tres alcaldes del sur de Madrid, y en la que recalcaron su lealtad a la dirección del partido. Y lanza: “Hay mucha gente desencantada. Si alguien aparece enarbolando la bandera de las buenas prácticas arrasará en la votación para la secretaría general. Por ejemplo, Félix Bolaños [secretario general de la presidencia del Gobierno], que tiene prestigio, o la ministra Reyes Maroto”.

La referencia a dos nombres del entorno directo del presidente Sánchez no es casual. En lo que va de siglo, no ha habido nunca una lucha en el PSM sin peones de los distintos secretarios generales. De José Luis Rodríguez Zapatero a Sánchez, pasando por Alfredo Pérez Rubalcaba, el interés de los líderes nacionales refleja cuánto importa controlar Madrid, y también porque hay un sector del partido en la región que reclama autonomía en la reconstrucción del proyecto.

Los datos cuentan una guerra de guerrillas casi constante en la que estuvieron las raíces del Tamayazo, la traición de dos diputados socialistas, Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez, que impidieron gobernar al PSOE en 2003. Así, entre 2000 y 2019, el partido regional ha tenido seis líderes, además del que se elegirá en 2021. Además de los secretarios generales —Rafael Simancas, Tomás Gómez, Sara Hernández y José Manuel Franco—, ha habido hasta tres gestoras, dirigidas por Cristina Narbona, el propio Simancas y ahora Isaura Leal.

Todos ellos tuvieron sus correspondientes rivales, aspirantes que representaban a otras familias socialistas: José Antonio Díaz dio el paso en 2000; José Cepeda y Manuel García Hierro lo intentaron en 2007; Pilar Sánchez Acera en 2012; y Juan Lobato y Eusebio González probaron en 2015. Guerristas, leguinistas, renovadores por la base... la lista de corrientes internas es interminable.

Esas disputas internas dejaron heridas abiertas mientras el PP acumulaba un gobierno tras otro en Madrid: la formación conservadora lleva más de un cuarto de siglo gobernando ininterrumpidamente. Ahora, el PSOE intenta contener cualquier atisbo de fricción interna para evitar volver a ese pasado y concentrarse en reconstruir el proyecto de cara a las elecciones municipales y autonómicas de 2023. Quedan solo dos años.

“La carta, como diría aquella ‘intelectual’ la han hecho para estar en el candelabro...”, ironiza un político con varios quinquenios de servicio al PSOE, que ve un afán de protagonismo innecesario en los tres alcaldes, y recuerda que la misiva no fue rubricada por regidores tan poderosos como Noelia Posse (Móstoles) o Javier Rodríguez Palacios (Alcalá).

“La han publicado en un momento muy inoportuno”, amplía un dirigente con larga trayectoria en la política municipal y autonómica. “Cuando se hacen cosas en clave interna no es lo mejor para el partido, mucho menos cuando en una semana se constituye la Asamblea con súper mayoría del PP”, detalla sobre la cita parlamentaria del 8 de junio, en la que Hana Jalloul debutará como portavoz socialista en un pleno. “El momento procesal no es oportuno. Debilita. Gana más Ayuso que nosotros”, advierte. “Y le viene también bien a otros partidos de la izquierda: nosotros a leches y ellos unidos con una portavoz que pita y un éxito electoral importante”.

Es una referencia a Más Madrid, el nuevo problema del PSOE. Por primera vez, los socialistas no son la fuerza hegemónica de la izquierda en la región. Y los dirigentes más veteranos temen que el cargado calendario de cuitas internas —congreso federal en octubre, y regional a finales del año— haga que cedan aún más espacio al partido de Mónica García.

¿Hay espacio para un nuevo conflicto? “La gestora que ha puesto a Ferraz es técnica. No vienen a laminar a nadie”, contesta una fuente socialista que las ha visto de todos los colores en el PSOE, y que pasado por las más altas responsabilidades de representación. Una forma de decir que los dirigentes interinos buscan sembrar la paz en un terreno que parece abonado para la guerra.

En octubre habrá congreso nacional del PSOE. A finales de año habrá que elegir a una nueva dirección regional. Y poco después empezará una larga precampaña en la que la confrontación con Díaz Ayuso se mezclará con una decisión clave: elegir al próximo candidato del PSOE a la presidencia regional.

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