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Almeida en ‘El hormiguero’: 55 minutos de mitin con las hormigas en la casa de los españoles

El alcalde de la capital visita uno de los programas más vistos de la televisión

Pablo Motos y José Luis Martínez Almeida, en 'El Hormiguero'.
Pablo Motos y José Luis Martínez Almeida, en 'El Hormiguero'.

En los apellidos del alcalde de Madrid está gran parte de la historia de España. Y José Luis Martínez-Almeida Navascues León y Castillo Cobián Nacarino Sánchez-Ocaña visitó anoche el programa más visto de España durante 55 minutos, sin publicidad. Arremangado, en zapatillas y con unos chinos azules, se presentó con el talante guasón y torrentiano que lo caracteriza. “Qué ilusión, tengo fans”, observó el hombre del bastón de mando de Cibeles ante el griterío inicial del público.

Para sorpresa de todos, la entrevista empezó incisiva. “Póngase recto, alcalde”. Y Almeida se cuadró frente a un metro. Literal. “Mides 1,66”, recalcó Pablo Motos. Minutos después, el mandamás de la capital del reino confesó sin ironías que este programa es difícil para los políticos. “No te sientes del todo cómodo en estos formatos”, confesó. Risas del público. Y, ya sí, Almeida se convirtió de lleno en el alcalde de todos los españoles. Ni que decir tiene que Abel Caballero, con permiso de Miguel Ángel Revilla, responderá el sábado en La Sexta noche.

El programa, que aglutina cada día a más de tres millones de españoles, continuó la distendida charla con curiosidades biográficas del alcalde. “La primera búsqueda mía en Google es Almeida estatura y la segunda Almeida novia”, dijo el alcalde. La tercera, obvió mencionarlo, es Almeida 46: un laxante homeopático. Motos siguió el cuestionario con el primer día que entró al despacho de la alcaldía. “No sabes qué es lo que tienes que hacer”, contestó, sonriente, el también portavoz nacional del PP. “Aquella jornada, decidí irme a comer y a celebrarlo con mi familia. Luego volví a Cibeles y ahí me estuve hasta la una de la mañana”, recordó Almeida. Motos, sorprendido, soltó: “¡Joder!”. Hay políticos que trabajan un día, pensaría.

“¿Metiste la pata?”, inquirió el presentador. “Hice la moratoria de Madrid Central y me la anularon los jueces a la primera semana”. Ya no volvió a salir Madrid Central en la entrevista. Ya nadie se acuerda de que esa fue su gran promesa electoral. Acto seguido, se le preguntó por su parecido a Austin Powers. Y se le recordó a sus potenciales votantes: “Eres un político que cae bien, te elogia hasta Belén Esteban”. Almeida es el yerno perfecto para las abuelas. Hace menos de tres meses se posicionó a favor de Isabel Pantoja en el Cantoragate de Telecinco. “Madre no hay más que una y luego se la echa mucho de menos cuando te falta”, recordó a Paquirrín sin mencionarlo durante otra entrevista en Ya es mediodía. La política madrileña es un gran plató de televisión.

“¿Te puede coger envidia Pablo Casado?”, inquirió Motos ante el protagonismo mediático que ha alcanzado. “Hablo en serio”, insistió concienzudo el presentador. “No, no, quién conoce a Pablo Casado sabe que no”. “¿Te parece buena idea que el PP cambie de sede después del batacazo?”, “Me parece una buena idea cambiar de sede. Los españoles nos piden ejemplaridad”, respondió Almeida. No hay nada más ejemplar que una mudanza. “Qué importa una sede”, añadió después. “Yo soy poco sentimental. Yo en el Calderón he llorado y cuando me fui al Metropolitano no me dio pena. Aquí lo importante es el PP”. Motos, anonadado, dijo:

— Qué listo eres —.

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“¿Cómo crees que acabará Bárcenas?”, le interpeló Motos sobre el excontable del PP. “Con la sentencia que se tenga que dictar. Este caso lleva muchos años instruyéndose. Quien tenga que pagar que lo pague”, dijo diplomático como buen abogado del Estado. El hormiguero del martes no tuvo magia, ni ciencia ni tertulia de cómicos. Era el día de Almeida, que se cantó hasta una de Julio Iglesias con su doble enfundado en Carlos Latre: “¡Hey!, ¿de qué te vale ahora presumir?”.

¿Sobre la pandemia? “No hay que bajar la guardia. Los números nos dicen que bajan, pero no podemos confiarnos”. Y eso que unas horas antes dijo que lo suyo sería abrir la Semana Santa a los turistas. ¿Filomena fue caótico?, ¿falta de previsión? “Yo demostré que el parte de la Agencia Estatal de Meteorología decía que la nevada iba a ser de 20 centímetros”. La realidad, según confesó un portavoz a este periódico aquellos días, es que la previsión era de 20 centímetros “como mínimo”.

Con Trancas y Barrancas dio tiempo hasta para hablar de su soltería:

—¿Usaría Tinder?—.

—No lo necesito. Soy tradicional—.

―¿Qué tal te apañas con la cocina?—

―Muy latino. Sobrevivo a base de latas—.

Almeida, cómodo y ágil en las respuestas, concluyó con un guiño enfilado hacia Inés Arrimadas: “Los votantes están deseando que no haya disputas entre las tres derechas”. Así se divirtió entre hormigas el alcalde de España. Antes de irse, eso sí, dejó caer que montaría un negocio a medias con “Santi”. Santi es Santiago Abascal.

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Sobre la firma

Manuel Viejo
Es de la hermosa ciudad de Plasencia (Cáceres). Cubre la información política de Madrid para la sección de Local del periódico. En EL PAÍS firma reportajes y crónicas desde 2014.

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