_
_
_
_
_

“Prefiero un feminismo diverso que sea capaz de sentarse a hablar”

Ana Requena reivindica en su nuevo libro ‘Feminismo vibrante’ la revolución del goce y del placer

Ana Requena, periodista y autora del libro "Feminismo vibrante" en el barrio de Malasaña.
Ana Requena, periodista y autora del libro "Feminismo vibrante" en el barrio de Malasaña.KIKE PARA
Idoia Ugarte

Ana Requena Aguilar (Madrid, 1984) dedica su libro Feminismo vibrante: Si no hay placer no es nuestra revolución a sus abuelas, mujeres que no han tenido esa opción de disfrutar de su sexualidad como sí lo han hecho otras generaciones. El primer capítulo empieza con la anécdota de que su maleta no salía por la cinta del aeropuerto y pensó que la razón era el vibrador que llevaba dentro. Su libro persigue escapar de ese pudor de hablar abiertamente del deseo y el goce propio. Esta periodista es miembro del equipo fundador de eldiario.es y en la actualidad ejerce como redactora jefa de género.

¿Qué le motivó a escribir este libro?

Me motivó lo que me sucedió en un viaje a París, la anécdota de la maleta y el vibrador. La vergüenza que sentí me dio muchísimo que pensar, hizo que se activara un interruptor y viera claro que tenía que escribir sobre esto, sobre el feminismo desde un punto de vista del goce y del placer y de todos los estigmas que hoy arrastramos por muy modernas que nos creamos. Al final, parte de un conflicto que es personal pero que creo que conectaba con un conflicto que tenemos de alguna manera todas las mujeres con más o menos intensidad, y eso es porque los prejuicios, los roles de género y los estereotipos aún nos hacen mucho daño.

Una de sus ideas es que no hay revolución sin placer.

En los últimos años nos hemos centrado en las reivindicaciones que tenían que ver con las violencias machistas, en especial con la violencia sexual, y eso ha sido un punto de inflexión histórico, esta ruptura colectiva del silencio. Pero creo que merece la pena una reflexión sobre la manera en la que tenemos que completar ese discurso para no quedarnos en una especie de relato terrorífico en el que el sexo aparece solo asociado a la violencia y en el que nosotras aparecemos solo como víctimas. Hay que completar esto con otro discurso que nos reivindique como sujetos de deseo y que podamos hablar de sexo y de lo que sí queremos para combatir estereotipos que nos impiden muchas veces estar a gusto en nuestras vidas, en nuestros cuerpos y en nuestras relaciones. No se trata de descalificar al miedo, lo que digo es que no puede ser la única respuesta.

Nombra algunos ejemplos de mujeres que son juzgadas por hablar abiertamente de su sexualidad.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Se las señala porque nuestra sociedad está sumida en la idea de que el sexo es algo con lo que avergonzar a las mujeres, algo con lo que nos pueden atacar, herir, menospreciar y poner en cuestión. En el patriarcado las mujeres perdemos o ganamos estatus en función de cómo nos relacionamos con los hombres, de si vamos a dejarnos hacer o no, si vamos a ser más putas o sumisas, todo un sistema que nos jerarquiza. Esos comentarios buscan ese mensaje de disciplina para quien lo recibe y para todas las demás.

¿Le dio miedo exponerse?

Muchas veces sientes que puedes ser tomada menos en serio por utilizar determinado lenguaje. Algo que no les sucede de la misma manera a los escritores y periodistas hombres que también hacen crónicas con esa primera persona y esos tintes biográficos sin que eso afecte a su seriedad y a su imagen. A nosotras sí que nos sigue pasando un coste sobre todo si el tema elegido tiene que ver con el sexo, con la maternidad, con las relaciones.

¿Cree que se educa diferente a los hombres y mujeres a la hora de vivir su sexualidad?

Al final somos educadas y socializadas de forma diferente. Para la masculinidad el sexo es central, está construida sobre la idea de un varón activo, deseante permanentemente y que además parece legitimado a obtener ese sexo mediante muchas estrategias, desde darle alcohol a las mujeres porque así será más fácil llevarlas a la cama, la insistencia, la intimidación… y por el contrario la socialización de las mujeres está basada en la idea contraria, en que nuestra sexualidad es algo más discreta, contenida, casi siempre al servicio de otro fin que suele ser el amor romántico o el gustar a los demás pero no vista tanto desde el propio placer.

“Necesitamos que los hombres abran su propia brecha respecto a las masculinidades”.

Hay mujeres que todavía no conocen bien sus cuerpos.

Hay matronas que te cuentan que hay mujeres que llegan a las clases de preparación para el parto sin saber bien dónde está su clítoris o sin conocer el suelo pélvico o qué forma tiene su vagina. La vulva siempre se ha construido desde esa idea de algo oscuro, sucio, maloliente, en la que es mejor no indagar mucho, y eso a nosotras nos impide el autoconocimiento. No solo se nos puede dar información a las mujeres pensada desde el punto medico o biológico, sino de seres humanos que queremos disfrutar.

¿Existe todavía miedo a proclamarse abiertamente feminista?

El término feminista las mujeres lo reivindican con orgullo o al menos muchas ya no lo rechazan aunque quizás les cueste llamárselo a sí mismas. Evidentemente hay reticencias, la descalificación al feminismo ha sido siempre un clásico, cuando lo asocian con el odio a los hombres, a que lo que quieres en realidad es desproteger a las mujeres o tratarnos como si fueran víctimas, hay una serie de máximas que se siguen repitiendo hoy en día.

¿Qué papel juegan los hombres en el discurso feminista?

Los hombres juegan un papel muy importante, necesitamos que abran su propia brecha respecto a las masculinidades, respecto a cómo ellos van a situarse ante esta revolución que les interpela directamente. Tienen un trabajo propio que hacer como individuos y colectivamente para pensar qué van a hacer ellos para acelerar el cambio de los hombres, porque el cambio de las mujeres se ha acelerado mucho y los que se han quedado atrás son ellos.

¿Caben distintas ideologías en el feminismo?

No se puede negar que la historia del feminismo es diversa y plural. El feminismo liberal ya ha existido en otras épocas, otra cosa es que no perdamos de vista que el espíritu feminista es transformador y opuesto necesariamente a lo conservador. Que en el feminismo tiene que haber debate lo creo sin duda, y prefiero un feminismo diverso que sea capaz de sentarse a hablar y de reconocerse las unas a las otras, a un dogma feminista que haya que cumplir.

Escribir con perspectiva de género

Ana Requena cubrió el caso de La Manada y para ella fue un reto personal a la hora de aplicar en un contexto como ese la perspectiva de género. Era consciente de que el juicio iba a marcar un antes y un después en la definición de lo que se considera violencia sexual. Su objetivo era armar una crónica en la que se contase lo que sucedió en ese portal sin revictimizar a la mujer ni hacer algo sensacionalista. La autora reconoce que no es tan fácil encontrar la buena práctica.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_