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Balada triste en el sótano de un hostal vacío

La obra ‘Criaturas domésticas’, la historia de tres trabajadoras del hogar y su señora, se representa ante solo seis personas por función en el subsuelo del Bastardo Hostel

Representación de la obra Criaturas Domésticas en el subsuelo del albergue Bastardo Hostel en Madrid.
Representación de la obra Criaturas Domésticas en el subsuelo del albergue Bastardo Hostel en Madrid.Andrea Comas

Lucía Trentini, Gloria Albalete y Begoña Caparrós empezaron a tejer la función teatral Criaturas domésticas cada una en su casa, durante el confinamiento, a través dela plataforma Zoom. Comenzaron a hacer ejercicios por videollamada por la necesidad, cuentan, de actuar. En la desescalada, las tres amigas actrices se juntaron para afinar el objetivo: ¿De qué queremos hablar?Pero un par de casualidades les contestaron a la pregunta.

Una amiga de Trentini le dejó una bolsa con ropa que tenía por su trabajo en vestuario cuando se marchó de Madrid. Eran todo batas de señoras de la limpieza. A partir de ahí, se pusieron a buscar una ubicación en la que representar una pieza que cuenta la historia de tres trabajadores del hogar. Begoña conocía a Juan, el dueño del Bastardo Hostel (San Mateo, 3), un estiloso albergue cerca del metro Tribunal que se encuentra desde hace meses cerrado a turistas y por lo tanto vacío por el estado de alarma. Juan les dio libertad para elegir el espacio que quisieran de todo el edificio, un bloque de techos altos y paredes de cristal que también es un bar y un restaurante (que reabrirá en septiembre). Querían actuar en todos los pasillos del Bastardo, pero se enamoraron del sótano, de tan reducido espacio que les obliga a actuar para tan solo seis espectadores por función. “Nos gustaba todo, pero cuando vimos ese sitio…”, recuerda Caparrós.

Begoña Caparrós, Gloria Albalate y Lucia Trentini.
Begoña Caparrós, Gloria Albalate y Lucia Trentini.Andrea Comas

Ese piso está dividido en tres espacios que sirven también para organizar los tres actos de la obra. Oda a la lejía, el primero, se desarrolla en los baños de los clientes del restaurante. La desgracia de no ser bonita, el segundo, sucede en la cocina y lavandería de los huéspedes del hostal. Y el tercero, Instrucciones para una muerte doméstica, tiene lugar en una habitación blanca y vacía. Estas circunstancias llevaron a las tres actrices, bajo la dirección y el texto de Trentini, a contar la historia de tres señoras de limpieza que cometen un crimen en la casa de su señora. Ya tenían el vestuario y la escenografía prácticamente preparadas.

La sumisión del servicio doméstico es la idea sobre la que se construye la obra. Albalete, al principio de la cuarentena, comenzó a interesarse por las condiciones laborales precarias de las trabajadoras de hogar. “Ellas no tienen ni seguridad social, pero cuando llegó la pandemia nos dio esa obsesión por la limpieza, de repente faltaban los productos en los supermercados…”, apunta Albalete. “Había familias que se quedaron sin esa ayuda básica en las casas. ¿Qué pasa cuando tienes que ponerte a limpiar por primera vez en tu vida?”, apunta Caparrós. “Los trabajadores más esenciales son los peor tratados y los más vapuleados”, continúa.

La obra se puede ver hasta el próximo 29 de julio, todos los días salvo el lunes, en dos pases (19.00 y 20.30) por 13 euros
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La relación de las tres trabajadoras domésticas con la señora durante la obra pone de manifiesto el maltrato que puede darse en relaciones laborales, pero también amorosas. “Me trata mal pero es quien me da de comer”, explica Trentini sobre la figura de la señora. Las moscas es el animal que utiliza la dramaturga como metáfora para representar una violencia “cotidiana e imperceptible”, dice uno de los personajes, común en la violencia machista.

También aparece, al hilo de la violencia de género, el amor romántico. “En Colombia a las baladas se les llama música de planchar porque está asociada a las mujeres cuando limpian y leen promesas de amor que nunca serán para ellas”, apunta Trentini “Ellas siempre en limbo, en el subsuelo”, zanja. Por eso suena continuamente Raphael y su Balada de la trompeta durante toda la tragicomedia.

Representación de la obra Criaturas Domésticas en el subsuelo del albergue Bastardo Hostel en Madrid.
Representación de la obra Criaturas Domésticas en el subsuelo del albergue Bastardo Hostel en Madrid. Andrea Comas

Los pocos espectadores que asisten a cada pase se mueven por las estancia a lo largo de la obra. Las actrices les pueden mirar a los ojos, pero no es microteatro, aclaran: dura 45 minutos y una pieza de microteatro dura 15. Sí que comparte la cercanía, pero en el teatro postcovid se ha perdido esa respuesta en la cara de los asistente: permanecen todo el espectáculo con la mascarilla y es más difícil descifrar si les está gustando. “No sabemos qué sienten, a veces pensamos que están serios y luego resulta que les ha encantado”, cuentan las actrices. Esta es la única actividad que tiene lugar en un edificio sin gente en el que la performance, cuenta Caparrós, empieza fuera: desde que decretaron el estado de la alarma una veintena de personas sin hogar viven ahí.

Hasta el próximo 29 de julio, todos los días salvo el lunes, se puede ver en dos pases (19.00 y 20.30) por 13 euros. 12 veces cada semana. Intentan no repetirse, que siga vivo. Por eso, todos los días, pasan del subsuelo a la terraza del cercano mercado de Barceló para tomarse unas cervezas ellas tres y los espectadores que quieran quedarse. En ese rato comentan lo que ha pasado en las dos funciones y van mejorando e introduciendo detalles para que la obra siga evolucionando. Aunque no harán pases en agosto ya está acordado con Bastardo Hostel que volverán en septiembre.

Más que un hostal

Además de un original albergue en el centro de la ciudad, Bastardo Hostel busca ser "un laboratorio cultural", en el que poder asistir a un concierto, a una actuación artística, a un espectáculo de danza o a una proyección de una película de vanguardia. Así, el edificio no tiene por qué solo ser visitado por turistas, sino también por locales. Por ejemplo su restaurante, el Asador Limbo, que planea reabrir en las próximas semanas, propone una experiencia a la brasa aderezada con las mejores cervezas artesanas.


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