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Tribuna
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25 años de oportunidades perdidas

Los servicios públicos, herramientas contra las desigualdades, no se han gestionado como garantes de derechos, sino como simples oportunidades de negocio

Modesto Nolla Estrada
Madrid -
Teresa Sáez vota de pie, junto a Eduardo Tamayo, sentado, en sus escaños de la Asamblea de Madrid.
Teresa Sáez vota de pie, junto a Eduardo Tamayo, sentado, en sus escaños de la Asamblea de Madrid.Gorka Lejarcegi

Millones de personas de procedencias diversas han contribuido a hacer de la nuestra la región más rica de España y con un enorme potencial de progreso. Pero hay otra cara, y nos avergüenza: somos la región española con más desigualdad, en la que más de un millón de conciudadanos se encuentra en riesgo de exclusión social.

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En los últimos 25 años, las políticas públicas han contribuido a la injusta situación actual. El aún oscuro episodio del Tamayazo permitió gobernar a Esperanza Aguirre justo cuando la Comunidad de Madrid acababa de estrenar competencias tan importantes como sanidad y educación. Aquella es la tóxica raíz de muchos de nuestros problemas.

La corrupción ha sido endémica en nuestra región. Presidentes como Aguirre y González, consejeros y altos cargos son investigados ―algunos ya condenados― o encarcelados. Observamos atónitos el humillante espectáculo de la siguiente presidenta, Cristina Cifuentes, forzada a dimitir tras abochornar a los madrileños.

Se nos han hecho familiares nombres como Fundescam, Gürtel, Púnica, Lezo… Hemos sabido de la financiación ilegal del PP madrileño, que le permitía concurrir “dopado” una y otra vez a las elecciones. Hemos sido testigos del despilfarro de fondos públicos y de enriquecimientos ilícitos. Este clima de podredumbre moral no fue ajeno a las políticas de los sucesivos gobiernos.

En este tiempo, nuestra región fue un paraíso de la especulación urbanística, con sus secuelas: destrucción del medio ambiente y negación del derecho a la vivienda, especialmente a los jóvenes, agravada por la venta de viviendas públicas a fondos buitre. El Gobierno actual, presidido por una persona procedente del entorno de Aguirre, parece querer caminar por la misma senda con su amenazante Ley del Suelo.

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En estos años, los servicios públicos, herramientas para la equidad y contra las desigualdades, no se han gestionado como garantes de derechos, sino como simples oportunidades de negocio.

La escasa inversión en sanidad pública -impropia de una región rica como Madrid-, su creciente privatización, la deficiente gestión y el maltrato a sus profesionales han derivado en numerosos problemas bien conocidos por la población. Dependencia y servicios sociales han sido abandonados, incluidas las residencias de personas mayores.

Desgraciadamente, la epidemia actual ha revelado estos déficits a costa del dolor de muchos madrileños. En materia educativa, el abandono de la educación pública ha conducido a carencia de centros y de plazas en determinados barrios, impidiendo así la libertad de elección de muchos padres y madres, obligados a acudir a otras opciones.

Ciertamente, el Madrid actual podría haber sido muy diferente. Hoy toca hablar de los años pasados, pero los socialistas pensamos en y trabajamos por el mañana, que puede y debe ser mucho mejor. Un Madrid más eficiente, menos desigual, más equitativo y con unos servicios públicos al nivel de nuestra gran región.

Modesto Nolla Estrada es presidente del Grupo Parlamentario Socialista de la Asamblea de Madrid y ha sido diputado en dicha cámara estos 25 años del PP.

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