Volver a escuchar

El Coliseum de A Coruña acoge este viernes el último concierto de abono de 2020 de la Orquesta Sinfónica de Galicia (OSG). Dirigida por su titular, Dima Slobodeniouk, interpretará un programa compuesto por el Claro de luna de Debussy, en arreglo de André Caplet (1878-1925), la Sinfonía nº 1 en re mayor, “Clásica”, de Serguéi Prokófiev (1891-1953) y los Cuadros de una exposición de Modest Músorgski (1839-1881), en la orquestación de Maurice Ravel (1875-1937).

Este programa se ha basado en las preferencias de los abonados de la Sinfónica, constituyendo así un regalo de la orquesta a quienes son su más firme sostén. La elección de este programa se hizo a sugerencia de estos, como declara Andrés Lacasa, gerente de la orquesta gallega: “Sabemos que nuestros abonados están haciendo un gran esfuerzo para acudir al Coliseum y que tenemos aspectos organizativos que mejorar, como la gestión de la venta de entradas y el ajuste de los precios. Por eso, al no poder llevar a cabo el tradicional concierto de Navidad de Naturgy, hemos querido hacerles un primer homenaje programando repertorio que nos han sugerido. Es algo habitual en otras orquestas, y esperamos que se repita aquí todas las temporadas”.

Las nuevas disposiciones de la Consellería de Sanidade de la Xunta de Galicia han permitido que el aforo del Coliseum para este concierto se haya ampliado hasta un total de 500 personas. Esto, aun quedando muy lejos de la capacidad del recinto y del número de abonados de la OSG, supone un respiro para tantos fieles seguidores que por fin podrán volver a escuchar en vivo un concierto su orquesta. Un buen regalo navideño después de un año aciago, también y muy especialmente, para la música, los músicos y los aficionados.

Preguntado acerca de esto, responde Lacasa : “La posibilidad de poder aumentar el aforo a 500 personas ha sido una gran noticia, esperamos que se mantenga en el tiempo para poder planificar mejor las actividades de invierno. A partir de enero vamos a tener otra vez grandes solistas con regularidad y estamos convencidos que el público recuperará la inercia que tuvo a principios de octubre. Por lo menos nos queda el consuelo que tanto nuestros abonados como seguidores a nivel nacional e internacional están disfrutando de la OSG a través del canal YouTube”.

En cuanto al programa, Claro de luna, la tercera pieza de su Suite bergamasque, es seguramente la obra más popular de Debussy. La suite está inspirada en el poema homónimo de Paul Verlaine, que forma parte de las Fêtes galantes del poeta francés. Como obra inspirada en el simbolismo, refleja el interés hacia lo misterioso y lo exótico y la continua búsqueda de todo tipo de sensaciones del movimiento poético simbolista. La versión para orquesta de Caplet –alumno y amigo de Debussy- resalta este carácter del original para piano y muestra su gran habilidad como orquestador. Esta fue apreciada por Debussy hasta el punto de confiarle algunos arreglos orquestales e incluso la finalización de algunas obras suyas inacabadas.

La Sinfonía nº 1 de Prokofiev fue escrita entre 1916 y 1918 y el sobrenombre “clásica” se lo puso el propio autor. No es una obra neoclásica en el sentido de las de alguno de sus contemporáneos como Stravinski, sino una incursión de frente y sin tapujos en las técnicas y estilos de Haydn o Mozart. Pero tampoco faltan en ella las disonancias y los saltos tonales característicos de Prokófiev, en lo que supone una provocación más con la que llamar la atención -como en él era costumbre- hacia su obra y persona.

Es una obra de amable escucha y no en vano dijo de ella su autor: “Nuestros músicos y profesores clásicos músicos (en mi opinión falsamente clásicos) escuchen esta sinfonía, seguramente gritarán en protesta por este nuevo ejemplo de la insolencia de Prokofiev, Mis verdaderos amigos verán que el estilo de mi sinfonía es precisamente el clasicismo mozartiano y lo valorarán en consecuencia; y el público, sin duda, se contentará con escuchar feliz música sin complicaciones que, por supuesto, aplaudirá”.

Cuadros de una exposición es otro ejemplo, quizás de los más valiosos, de música para piano excelentemente transcrita para gran orquesta. Despreciado por la crítica por su falta de preparación, Músorgski fue un innovador de la música rusa en el Romanticismo. Entre sus obras figuran óperas como Boris Godunov, poemas sinfónicos como Una noche en el monte pelado, y la suite para piano Cuadros de una exposición, que este viernes interpretará la OSG.

Músorgski la compuso en tres semanas, inspirado por la exposición de pinturas y dibujos del pintor y arquitecto Víktor A. Hartmann vista en la Academia de Bellas Artes de San Petersburgo. La obra del compositor ruso no se libró de las críticas de quienes sostenían la torpeza o inelegancia de su escritura para el instrumento. Precisamente, logró su éxito a través de la versión orquestal de Ravel que hoy interpreta la OSG, primera en difusión entre otras menos interpretadas, como las de A. Toscanini, L. Stokovski o N. Golovanov.