Por qué el placer es en realidad conocimiento. Viajar como experiencia estética
Frente a formas educativas tradicionales que fomentan el pensamiento lógico, tendente a la respuesta única y a uniformizar razonamientos y respuestas, la pedagoga María Acaso defiende una metodología basada en las artes y el pensamiento divergente, que espolea la apertura de mente y la creatividad
“La letra con sangre entra” es justo la clase de máxima que María Acaso ha tratado, en sus años de trabajo, de rebatir. Esta experta en innovación didáctica y arte, jefa del Área de Educación del Museo Centro de Arte Reina Sofía (Madrid), ha desarrollado una metodología basada en los procesos de creación artística refrendada, justamente, por la neurología. ¿Cómo aprende el cerebro? Hallazgos recientes revelan que se produce un aprendizaje más profundo cuando se despierta en él una emoción, cuando se espolea la curiosidad del aprendiente. El esfuerzo y la constancia como resultado del placer, y no al contrario. El arte constituye en este modelo una herramienta poderosa. La razón: el pensamiento divergente. Frente a los pensamientos lógicos, cuya tendencia es converger hacia una respuesta única, homogeneizando los razonamientos hasta dar con ella, el divergente azuza, según Acaso, una mente abierta, ejercita la creatividad.
“El pensamiento convergente va en una sola dirección, aspira a un resultado –solo uno certero– y está muy ligado a la idea de progreso. Es el propio de las matemáticas, del pensamiento lógico”, explica Acaso. El opuesto natural es, dice, el pensamiento artístico, capaz de aproximarse desde distintas ópticas a una misma problemática y hallar soluciones distintas y válidas, más flexible. “El pensamiento divergente debería darse en el entorno escolar al mismo nivel que el lógico, y no solo ahí. Deberíamos seguirlo cultivando todos”. En uno de sus últimos libros, Art Thinking, la autora señala que de las células madre del cerebro nacen a diario entre 4.000 y 5.000 neuronas, a través de un proceso llamado neurogénesis. Las actividades que se realizan desde pequeños generan circuitos neuronales; algunos se mantienen, otros desaparecen. Las actividades que detecta que no son significativas, termina por borrarlas. “Ante un examen, ante la propuesta habitual de evaluación de la educación formal, ese sistema de circuitos permite aprobar, no aprender. La información desaparecerá automáticamente, una vez salvada la prueba”.
Un ejemplo de pensamiento divergente, en cambio, sería este: “Imaginemos que varias personas van juntas a ver una película o leen el mismo libro. Cuando acaben, cada uno va a describir la trama o el guion de forma distinta. Porque lo asimilado lo han pasado a través del tamiz de su biografía: sus experiencias, su creatividad, su conocimiento previo, y por lo tanto el resultado que obtendrán será diferente en cada caso, pero en todos se habrá dado un aprendizaje”, explica Acaso.
“El extrañamiento, sensación que se produce irremediablemente cuando vivimos una experiencia estética significativa, fenómeno intrínseco de las artes, produce placer y curiosidad, curiosidad que nos lleva a desear conocer”. Así es el camino del aprendizaje que Acaso propone.
Viajar, experiencia estética y aprendizaje
Para María Acaso viajar significa “buscar la efervescencia de abrazar lo desconocido”, perseguir el placer, y esto supone también para ella la puerta hacia distintas formas de aprendizaje. “Si paseando por un bosque descubrimos de pronto una ermita prerrománica y entramos, percibimos un olor distinto, una temperatura diferente, oscuridad, entra una ráfaga de aire, un rayo de sol; ahí sucede algo misterioso, mágico, y en ese instante estamos generando conocimiento. Sobre arquitectura, sobre historia, sobre nosotros mismos”. Ese es su consejo, no acumular visitas, como tachando lo que ya has echado al carro en la lista de la compra, sino exponerse de veras a sumergirse en una experiencia estética relevante, que provoque un cuestionamiento y una reflexión posterior en quien se ha parado a mirar y lo cambie, de alguna manera. Una iglesia, una pintura contemporánea, un paisaje… “Asomarse a descubrir lugares y cosas nuevas en una búsqueda de placer, definitivamente genera conocimiento”, corrobora Acaso.