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Cuando el dinero inunda un pueblo: las grandes centrales energéticas disparan el presupuesto de decenas de pequeños municipios

EL PAÍS visita cuatro de las localidades con mayores ingresos por habitante de España. Desde el pago del taxi al ambulatorio hasta 2.000 euros por autónomo, ofrecen servicios a sus vecinos que son inimaginables para otros municipios similares

Trabajadoras de la bolsa de empleo municipal pintaban el miércoles un muro del polígono de Saucedilla, Cáceres.
Trabajadoras de la bolsa de empleo municipal pintaban el miércoles un muro del polígono de Saucedilla, Cáceres.JORGE ARMESTAR

Gobernar la bonanza es más sencillo que la miseria. Lo saben los alcaldes de los pueblos españoles que albergan centrales eólicas, solares, hidroeléctricas o nucleares, con presupuestos boyantes que permiten construir y subvencionar a los vecinos: los impuestos empresariales son suficientes para convertirse en una población rica. El ingreso medio por habitante de las entidades locales ronda los 1.100 euros, pero hay una docena de Consistorios que ingresan cada año hasta 10 veces más, en esencia gracias a las tasas que abonan las energéticas. Estas cifras sufragan unos servicios que otros municipios similares ni se permiten soñar.

“Es la situación ideal para una localidad”, apunta Javier Suárez, catedrático de Hacienda Pública de la Universidad de Oviedo: “No tienes que castigar a los ciudadanos, porque las empresas te pagan el presupuesto. Se carga a quien no vota y se le cobra pocos impuestos a quien mete la papeleta”. Estos municipios suelen reducir a la mínima expresión la presión fiscal sobre sus convecinos, con recaudaciones testimoniales de los impuestos obligatorios como el IBI.

Las estrictas normas de gasto que se impusieron a las entidades locales en 2012 han ido sumando ceros a unas huchas municipales que están en cifras récord, pero la suspensión de ese corsé a raíz de la pandemia les ha permitido sacar la chequera. EL PAÍS ha analizado las liquidaciones municipales y visitado cuatro de las doce localidades españolas con más ingresos por habitante para comprobar qué se sufraga a los vecinos y cómo se presenta la campaña electoral en lugares donde un puñado de votos ponen a los alcaldes frente a grandes presupuestos.

Romangordo, donde el ayuntamiento paga a los octogenarios y a sus cuidadores

Cáceres | 260 vecinos | Embalse para refrigerar una central nuclear | 12.600 euros por habitante

El pueblo español de más de 100 habitantes con más ingresos per cápita debe su riqueza al embalse que refrigera la central nuclear de Almaraz. A tres millones de euros asciende el presupuesto municipal. El alcalde, Evaristo Blázquez, de 72 años y del PSOE, que cobra unos 18.000 euros anuales, cogió el bastón de mando tras la muerte de su antecesora. En las afueras del pueblo, Blázquez esperaba el miércoles al consejero de salud autonómico entre los dos orgullos del pueblo. Un enorme centro para dependientes que por fin echará a andar este año: estaba previsto abrirlo en 2018, hasta que se quedó a medio terminar por el incumplimiento de la constructora. Y una residencia de la tercera edad en la que los alojados abonan unos 800 euros por la habitación individual, y el resto, hasta los 1.200 que ronda el precio de cada plaza, lo sufraga el municipio. El cuidado de sus 50 residentes da trabajo a 25 personas. “Pensábamos que era más provechoso que el Ayuntamiento gestionase el trabajo”, explica el alcalde, que hace recuento de los trabajadores que no dependen del Consistorio: tres ganaderos y un carpintero.

No se esperan sorpresas en las urnas, hasta el punto de que la oposición considera su candidatura como testimonial. Blázquez menciona de pasada la promesa de hacer un hotel que mantenga en la zona a los turistas que pasan a ver los murales en las fachadas de las casas, pero apuesta a que el futuro pasa por la atención de los mayores.

Castelnou, un pueblo sin encanto que financia taxis para el ambulatorio

Teruel | 139 vecinos | Central térmica | 9.700 euros por habitante

El segundo pueblo de la clasificación nacional tiene tres tristes calles mal asfaltadas que cruzan fachadas descoloridas con cortinas que hacen de puertas, construcciones sin terminar de ladrillo, cemento y varillas que sobresalen. El corazón es un bar donde hay seis vecinas que se juntan para ir a clase de yoga. Por la tarde irán a clase de jota aragonesa. Nada permite saber que el dinero entra a raudales en este remoto lugar con una edad media de 70 años. Las joyas de la corona son la piscina, un modesto campo de fútbol sala y la barbacoa. En la otra punta se encuentran una cancha de pádel y una fuente sucia.

José Miguel Estruela (55 años) era jardinero y es alcalde desde la época en la que nadie quería serlo. Fue elegido en 1999, único candidato bajo las siglas del Partido Aragonés. En 2001, todo cambió: una empresa estadounidense construyó una central térmica. El regidor pasó de administrar deudas a manejar más de un millón de euros.

Según el alcalde, Castelnou ha sido durante años la envidia comarcal: el ayuntamiento pagaba a los ancianos un servicio de taxi hasta el ambulatorio más cercano, o incluso a Zaragoza si lo requerían. El servicio, sin embargo, se suspendió hace año y medio cuando el secretario del consistorio fue apartado por irregularidades contables. Ahora se apoya a los vecinos con una ayuda para pagar el taxi para la que se requiere un certificado médico, pero el taxista ya no trabaja en exclusiva para el pueblo. Entre sus éxitos el alcalde cita la pista de pádel y un polideportivo con aire acondicionado, para un pueblo donde la mayoría son jubilados. Dedicó dinero público a instalar baños en la planta baja de las viviendas de quien no podía subir escaleras. El centro de salud apenas abre unas horas, pero tiene de todo: “Electrocardiograma, desfibrilador, camilla…”, dice el alcalde.

Estruela está últimamente menos tranquilo de lo normal. La Agencia Tributaria no ve clara la práctica de haber pagado obras y actuaciones en fiestas con sobres de billetes y ha pedido las cuentas de los últimos años. “Tengo la conciencia tranquila. Pueden investigarme lo que quieran. Sigo teniendo la misma casa y un coche viejo”, explica. Por primera vez en 24 años no será candidato a las elecciones: en estas habrá seis, récord de candidaturas. Reflexiona Estruela: “Antes me envidiaban porque había mucho dinero, pero ahora todos cobran, bien por placas solares o molinos de viento”.

Saucedilla, un pueblo generador de empleo y obras

Cáceres | 854 vecinos | Embalse para refrigerar una central nuclear | 9.500 euros por habitante

Al visitante de Saucedilla lo reciben decenas de operarios con uniformes reflectantes del Ayuntamiento que trabajan en las calles dispersas a ambos lados de la carretera provincial. Cuatro hombres desbrozan la ermita y tres mujeres pintan un muro del polígono. Dos personas barren el porche del centro de juventud y otras tantas recolocan piedrecitas en la piscina. Una pareja de operarios adecenta el observatorio ornitológico, donde los extranjeros fotografían pájaros. A las 11 de la mañana todos sueltan los bártulos dondequiera que estén para los 30 minutos de descanso. Semejante despliegue laboral depende de la bolsa de empleo del Ayuntamiento, que rota los contratos por semestres. En los 100 primeros días de 2023, Saucedilla ha pagado más de 900.000 euros en nóminas, y esta semana tiene contratadas a unas 100 personas del pueblo. El Consistorio que dirige Iñaki Campo (33 años), es el principal empleador de la localidad: “¿Crea dependencia este empleo? Puede. Pero, en tu pueblo, ¿dejarías que hubiese gente en paro pudiendo dar trabajo?”.

La cesta de Navidad es la anécdota de una larga lista de privilegios que enumera el edil. El año pasado se abonaron hasta 400 euros por vivienda para pagar la electricidad, y los autónomos reciben 2.000 euros. Cada niño da derecho a 150 euros por curso escolar, y otros 50 para materiales; a los estudiantes se los contrata por quincenas en verano. No se paga tasa de basuras ni de agua, apenas el IBI o el impuesto de circulación. Una auténtica lluvia de agasajos que ha sido sello de identidad del pueblo. Tampoco faltan las instalaciones grandilocuentes, aunque parece más sencillo construirlas que ponerlas en marcha. Es el caso del tanatorio o del pabellón, que siguen vallados, y ya va un tiempo, a la espera de un arranque que no llega. La hucha, que supera los 23 millones de euros, tiene comprometida la mitad en obras, de las que Campo destaca seis naves industriales que son la esperanza laboral para cuando llegue el cierre de la central nuclear, previsto en 2028.

Los involucrados en la campaña reconocen lo pasional de la política en Saucedilla, aunque no lo ligan necesariamente a un presupuesto anual que se aproxima a los ocho millones de euros, más propio de alcaldías que multiplican por siete su población. “Solía haber dos o tres listas electorales. Ahora estamos en cinco. Salieron nuevas cuando entró el dinero de la central”, expone el alcalde. La legislatura ha sido turbulenta. En 2019 Iñaki Campo (Estremeñus, ahora Levanta) fue el más votado con 162 votos, pero el acuerdo de cuatro concejales, entre ellos un tránsfuga del PSOE, llevó a Paloma López (PP) a la alcaldía. Campo se tomó la revancha hace un año con una moción de censura que le dio el bastón de mando que lleva aparejado un sueldo de 1.700 euros. Ambos se vuelven a encontrar ante las urnas. En qué gastarse el dinero centra una competición tensa, con acusaciones cruzadas de derrochar contratos sin mesura o edificios sobredimensionados. La exalcaldesa del PP y ahora candidata da su punto de vista: “Está bien que se genere empleo, pero no esta explosión electoral. Es un trabajo improductivo. Hay quien rechaza otros trabajos, porque esto es más cómodo. A lo mejor, a partir de mayo no se contrata a nadie más. Bien, vas a dar cheque a todos. ¿Y las inversiones? Pues porque al inicio de la legislatura nos pusimos a ejecutar los proyectos, que si no Saucedilla carecería de todo”.

Fuendetodos, batalla electoral con molinos de fondo

Zaragoza | 138 vecinos | 97 aerogeneradores | 6.800 euros por habitante

En el tablón de anuncios del único bar abierto en Fuendetodos hay seis propuestas culturales para los próximos días: concierto de piano y charlas sobre Goya en su tierra natal. Es un pueblo limpio y luminoso donde las fachadas combinan la madera cuidada y las flores con recuerdos del artista, como sus firmas en azulejos sobre las paredes. Los vecinos censados no llegan a 150, pero unos 20.000 turistas se acercan al año a conocer los orígenes del pintor. Hay una piscina municipal, varias esculturas de artistas locales y un proyecto de club hípico. El precio es ver molinos de viento en el horizonte.

“Cuando llegué al cargo hace cuatro años teníamos unos 6.000 euros anuales de presupuesto para cultura. Ahora son 120.000″, presume la teniente de alcalde y concejala de cultura, Sonia Rodríguez, de 37 años, una de las pocas mujeres del municipio y candidata en una lista distinta a la de su jefe con las siglas de la Chunta Aragonesista. Fuendetodos maneja un presupuesto anual de 1,2 millones de euros. En comparación, cerca hay un lugar como Puebla de Albortón, que con 129 vecinos maneja 325.000 euros: a cultura dedican seis veces menos.

A unos 100 kilómetros de Fuendetodos está La Muela, uno de los primeros pueblos de España que colocó masivamente molinos de viento en su término municipal. La lluvia de millones que 500 aerogeneradores dejaron durante años en el pueblo acabó como un descarado caso de corrupción operado por María Victoria Pinilla, alcaldesa entre 1987 y 2007. Se descubrió que, gracias a un sueldo exorbitante y el desvío de fondos, adquirió una casa en República Dominicana, invirtió en fincas en Sotogrande o compró tres lujosos BMW pagados de una sola vez. Paralelamente, desde el ayuntamiento gastó sin control en excentricidades como una plaza de toros cubierta, un concierto de Julio Iglesias, un polideportivo con piscina olímpica, un zoo con animales exóticos o en subvenciones para que los vecinos viajaran al Caribe por 300 euros con todos los gastos pagados. La borrachera de millones terminó repentinamente cuando el ayuntamiento, ahogado por las deudas, dejó de pagar la luz o los servicios básicos. El año pasado, la edil fue condenada a 16 años de cárcel.

El actual alcalde de Fuendetodos, Enrique Salueña (Ciudadanos), aspira a una reñida reelección: por primera vez hay cinco alcaldables. La campaña se hace boca a boca y sin ruido en el bar, pero con cuchillos cruzando el ambiente y acusaciones de caciquismo. La propuesta estrella de la candidata opositora Sonia Rodríguez tiene que ver con la “transparencia”, palabra que repite una y otra vez. “De ganar, me voy a quitar el sueldo como alcaldesa porque se trata de un abuso para un pueblo que puede manejarse con unas pocas horas a la semana”, explica sobre un Ayuntamiento que genera cuatro empleos entre técnicos y funcionarios. “Otros subvencionan la ayuda de los mayores en pensiones, impuestos o residencias, pero aquí prefieren que las fachadas se vean limpias”, dice para atraer el voto vecinal.

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