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Feijóo pone el foco en arrebatarle al menos un gran territorio al PSOE

Génova diseña una estrategia de campaña que prioriza cuatro comunidades para intentar una estocada simbólica a los socialistas

Elsa García de Blas
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, interviene en un acto público de su partido en Málaga este viernes.
El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, interviene en un acto público de su partido en Málaga este viernes.Álex Zea (Europa Press)

Las noches electorales necesitan símbolos de victoria. Aunque el PP está convencido de que va a imponerse en votos, en el cómputo global, en las municipales y autonómicas del próximo 28 de mayo, aun en caso de que lo lograra no le bastaría con eso. Alberto Núñez Feijóo necesita símbolos, así que la sala de máquinas de Génova ha diseñado una campaña que prioriza cuatro territorios donde aspira a lograr uno de esos emblemas. En su planificación electoral, el PP ha definido como estratégicas la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura, cuatro comunidades con Gobiernos presididos por barones socialistas muy consolidados ―Ximo Puig, Emiliano García-Page, Javier Lambán y Guillermo Fernández Vara―, pero donde el PP cree que puede pelear el poder por el rechazo que, sostiene, suscita Pedro Sánchez en una parte del electorado. Feijóo se multiplicará en campaña en esas cuatro autonomías, mientras confía en que el desgaste de Unidas Podemos y la resistencia de Vox propicie algún vuelco que le permita cobrarse una de esas piezas.

A tres semanas de las elecciones, el comité de campaña del PP no da por segura ninguna plaza salvo las que ya tiene ―Madrid y Murcia―, pero cree que las opciones del partido han mejorado respecto al último mes. “El mapa está abierto, no descartamos la victoria en ninguna plaza, ni siquiera en Asturias”, transmiten en el equipo, poniendo como ejemplo una comunidad autónoma bastión de los socialistas. La clave del optimismo que se respira en la sala de máquinas del PP —después de que Feijóo ajustara las expectativas a principios de abril, cuando dijo que el PSOE aguantaría mejor que en las generales— es que los populares disfrutan de un avance demoscópico.

“La marca parte al alza y eso es muy importante”, subrayan en Génova, lo que supone, creen, un buen punto de partida para la campaña. En el barómetro de mayo de 40dB. para EL PAÍS y la SER, el PP ampliaba su ventaja sobre el PSOE, al subir cuatro décimas porcentuales de estimación de voto (hasta el 28,4% de los sufragios), lo que supondría 124 escaños (dos más que en abril), mientras que los socialistas (25,1%) se dejan nueve diputados en un mes (se quedarían en 100). El sondeo, no obstante, es para generales, y en mayo entran en juego las dinámicas territoriales y los distintos candidatos, pero el marco general sirve como indicador de la salud de la marca. Y, a diferencia de las últimas municipales, en 2019, en las que el PP se hundió un millón y medio de votos por debajo del PSOE, el escenario ahora permite a los populares aspirar a ganar poder territorial.

De los nueve gobiernos autonómicos que los socialistas defienden en mayo (frente a los dos del PP), los populares ponen sobre todo cuatro en el punto de mira, según fuentes del comité de campaña. En dos de ellos, la Comunidad Valenciana y Aragón, el PP cree que será primera fuerza, lo que no espera conseguir en Extremadura y ve “difícil” en Castilla-La Mancha. Pero la primera posición no garantiza nada por más que para Feijóo sea políticamente muy relevante, porque ha recuperado su propuesta de que se deje gobernar a la lista más votada, de forma que, si luego autoriza a los suyos que gobiernen sin serlo, su oferta perderá credibilidad. “Podemos ganar en muchos sitios y no gobernar”, reconocen en Génova. Y al revés, porque el PP espera que Vox resista en algunas plazas clave como la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha y eso les permita sumar para arrebatar el poder a la izquierda, aunque no sean primera fuerza. En paralelo, el PP confía en que el desgaste de Unidas Podemos por su choque con Sumar también les ayude. “En Castilla-La Mancha es fundamental que Unidas Podemos no entre en las Cortes, como parece que ocurrirá”, inciden en la dirección popular.

El diseño de la campaña de Feijóo, un maratón con medio centenar de actos en dos semanas y días en los que tendrá hasta cuatro intervenciones en lugares diferentes, revela la preferencia por esos cuatro territorios estratégicos. Así, el líder se desdoblará en la pegada de carteles el jueves 11 para estar en Valencia por la mañana y por la tarde en Badajoz; y arrancará el primer día de campaña oficial, el viernes 12, en Toledo. El último día, el viernes 26, volverá a la Comunidad Valenciana y a Castilla-La Mancha. Los populares aspiran a llenar además la plaza de toros de Valencia el domingo 21 y a celebrar un mitin multitudinario en Zaragoza el domingo 14. Las ciudades de Valencia y Sevilla, ambas en poder de la izquierda, son también dos objetivos marcados en rojo en la planificación del PP. Feijóo se hará casi omnipresente en la capital valenciana.

A la caravana del líder se suma otra paralela de los expresidentes José María Aznar y Mariano Rajoy, a los que Génova ha recuperado para proyectar una imagen de unidad, una decisión, sobre todo en el caso de Rajoy, que no convence a todo el partido. “Aznar quita votantes a Vox, pero Rajoy funciona al revés, devolviéndole votos nuestros a Vox, porque una parte de nuestro electorado todavía no le ha perdonado que fuera un blando”, se queja un candidato a una capital importante.

Los populares esperan, además, convertirse en primera fuerza en las ocho capitales de provincia andaluzas, aunque eso no significa que vayan a poder gobernar en todas, mientras admiten que el PSOE conservará el poder en las ocho diputaciones de Andalucía. La fotografía optimista que dibujan ahora en Génova incluye también como “muy posible” que tanto Isabel Díaz Ayuso en Madrid como Fernando López Miras en Murcia, los dos únicos barones populares que ponen en juego sus presidencias en mayo, consigan ahora la mayoría absoluta.

Pero en la cúpula reconocen que no es lo mismo defender un castillo que asaltarlo, y el PSOE defiende mucho más poder territorial en mayo (nueve autonomías a dos), así que la empresa no es nada sencilla. A pocos días del comienzo de la campaña, además, la economía está dando buenas noticias al Gobierno: el empleo bate récords, el BCE vislumbra el final de las subidas de tipos y la patronal y los sindicatos han pactado un incremento de los salarios, lo que ha obligado a Feijóo a centrar su discurso en un lema, “derogar el sanchismo”, que solo apuesta por el desgaste de la figura del presidente. A ese descontento un hiperactivo líder del PP en campaña lo fía todo para conseguir en mayo algún símbolo de victoria.

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Sobre la firma

Elsa García de Blas
Periodista política. Cubre la información del PP después de haber seguido los pasos de tres partidos (el PSOE, Unidas Podemos y Cs). La mayor parte de su carrera la ha desarrollado en EL PAÍS y la SER. Es licenciada en Derecho y en Periodismo por la Universidad Carlos III de Madrid y máster en periodismo de EL PAÍS. Colabora como analista en TVE.

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