_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Las Fallas: la gran prueba de fuego del ‘president’ Mazón

En este contexto de indignación generalizada, el arte actúa como catalizador del descontento, renovando lenguajes políticos que suenan obsoletos y agotados

Imagen de la cuarta manifestación en València contra el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, del 1 de febrero en Valencia.
Imagen de la cuarta manifestación en València contra el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, del 1 de febrero en Valencia.Kai Forsterling (EFE)

Este fin de semana han ocurrido dos eventos muy importantes para el devenir del pueblo valenciano. El primero de ellos, la cuarta manifestación contra Mazón por su gestión de la dana, donde acudieron unas 25.000 personas según la Delegación del Gobierno a pesar de la lluvia que caía sobre el Cap i Casal —y eso que los valencianos somos como los Gremlins, y huimos despavoridos a refugiarnos en casa cuando cae una gota de agua—. El segundo de ellos, la inauguración de la Exposición del Ninot donde, para quienes sean ajenos a la idiosincrasia fallera, se elige cuál será el ninot indultat, que se salvará de ser pasto de las llamas. Y, como era de esperar, hemos podido comprobar que la crítica contra Mazón (y, en menor medida, Sánchez) será la principal temática que podremos ver en estas Fallas.

Pero…¿Por qué estas fiestas serán la gran prueba de fuego de Mazón? Las Fallas son una fiesta donde también coexisten las dos grandes almas políticas de la ciudad: la democrática, popular y republicana y la burguesa, conservadora y monárquica. La presión contra Mazón se incrementará, pues, si bien la València conservadora y sus Fallas también culpan a Sánchez y a “los políticos” —que “son todos iguales”—, la mayor parte de las agrupaciones coincidirán en señalar la responsabilidad de Mazón por estar de comida en el Ventorro mientras las poblaciones de l’Horta Sud se inundaban. Es una imagen inapelable, que muchos conservadores incluso reconocen en privado, y así lo reflejarán en muchos de sus ninots. Y, claro, vivimos en una época en la que una imagen vale más que mil palabras. Así pues, a pesar de que, como me recordaba el mestre y cronista de València Vicent Baydal, el protagonismo en las Fallas es para la alcaldesa de la ciudad, toda España verá las críticas contra Mazón en medios y redes sociales y la presión sobre la continuidad del president se verá acrecentada en Génova 13. En un momento en que la legitimidad de Feijóo está cuestionada, al gallego no le temblará la mano si tiene que prescindir del president alicantino.

Como muy bien dijo Panxo, vocalista del grupo Zoo, en el pregón de las Fallas de Gandía, “las Fallas denuncian el absurdo, el abuso y la hipocresía”, constituyéndose como “la mirada de un Pueblo que sabe reírse de sí mismo y del mundo”. Y es que, puede que haya otros territorios donde la ciudadanía esté mejor organizada en las calles, pero a la hora de ser críticos, creativos e imaginativos, a los valencianos no nos gana nadie. Por eso, estas Fallas serán un gran laboratorio para el “artivismo”, un concepto del consultor Antoni Gutiérrez-Rubí, que fusiona arte y activismo, y cuyas creaciones mezclan un componente estético con otro instrumental, que busca un resultado propio del activismo. Esto es, la sátira fallera en su máximo esplendor.

En este contexto de indignación generalizada, el arte actúa como catalizador del descontento, renovando lenguajes políticos que suenan obsoletos y agotados para una parte importante de la ciudadanía, cuya brecha con la clase política se ha agrandado, especialmente en l’Horta Sud. Por eso, durante las Fallas se construyen poderosas imágenes con el suficiente poder para llegar a formar parte del imaginario colectivo valenciano. Algo parecido a lo que vimos durante la Primavera Valenciana con los estudiantes levantando sus libros a modo de armas, en el 15M con las imágenes de la ciudadanía tomando las plazas, e incluso durante la pandemia con los grafitis críticos del valenciano J.Warx, que llenaron portadas de cabeceras de todo el mundo. Estas Fallas supondrán un gran laboratorio para la crítica mediante el arte, tanto la formal a través de los monumentos como la informal a través de las acciones y el arte en las calles. Si el desborde creativo se materializa, estas pueden ser las últimas Fallas del president alicantino.


Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Rellena tu nombre y apellido para comentarcompletar datos

Más información

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_