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La alerta a la población se envió ocho horas después de que la lluvia comenzara a desbordar barrancos

El gabinete de Presidencia de la Generalitat defiende los tiempos para el lanzamiento del aviso y la gestión de la catástrofe

Varios vecinos del barrio de La Torre en Valencia.Foto: Kike Taberner | Vídeo: EPV
María Fabra

La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) actualizó la alerta por lluvias y decretó el nivel rojo a las siete y media de la mañana del martes. Ese nivel significa que existe un riesgo meteorológico extremo, con fenómenos “no habituales de intensidad excepcional y con un nivel de riesgo para la población muy alto”. Esos fenómenos provocaron, en la tarde noche del martes, una catástrofe en la provincia de Valencia en la que han muerto, según los datos provisionales, 92 personas. Las alertas de emergencia no llegaron hasta las ocho de la tarde.

La Aemet venía alertando desde el jueves 24 de que se acercaba una dana. Los avisos de superación de umbrales de caudales circulantes por los ríos, o de caudales de entrada y salida de los embalses, se comunican a Protección Civil de la Generalitat y 112 o Centro de Coordinación de Emergencias, entre otros. Tras varias horas de lluvia intensa, a las 11.50, la Confederación Hidrográfica del Júcar anunció, a través de la red social X (antes Twitter) que ya había barrancos desbordados y que el río Albaida (afluente del Júcar) registraba una “crecida considerable”. También alertaba de otro afluente, el Magro, que crecía “de forma importante”, hasta que se desbordó.

En esos momentos, el presidente de la Generalitat valenciana, Carlos Mazón, presentaba una certificación turística y, a través de redes sociales, pedía “prudencia en carreteras y mucha atención a las indicaciones de las autoridades”. Según dijo, alrededor de las 13 horas, todo apuntaba a que el temporal se desplazara y disminuyera su intensidad en la Comunidad Valenciana a las seis de la tarde. Nada más. Los trabajadores siguieron en sus empresas, las residencias de ancianos con su marcha normal y los transportistas en sus rutas habituales, con ciertos atascos a causa de la lluvia, pero con una marcha normal. Sin embargo, hubo instituciones como la Universitat de València que a las 11.50 mandaron un mensaje a todos los profesores para que se fueran a sus domicilios, como medida preventiva y “para evitar problemas de movilidad”, tal como indican fuentes de la universidad.

Poco después de las 12, Emergencias lanzó un aviso especial de alerta hidrológica a los municipios que lindan con el barranco del Poyo: “Es importante que los municipios adopten medidas preventivas para evitar el acceso de las personas a las riberas”, decía el mensaje que lanzaron en redes sociales.

Vecinos de Picaña evalúan los daños tras la riada a primera hora de este miércoles.
Vecinos de Picaña evalúan los daños tras la riada a primera hora de este miércoles.MÒNICA TORRES

La Confederación Hidrográfica del Júcar siguió informando de puntos desbocados: “El barranco de Barxeta se ha desbordado, también lo han hecho barrancos en el entorno de Manuel, en la Ribera Alta; también se ha activado la alerta en los municipios ribereños del río Magro y en los municipios del río Júcar desde Algemesí hasta la desembocadura en Cullera” fueron algunos de ellos. Durante la tarde, el perfil de Emergencias 112 de la Generalitat informó sobre el estado de las carreteras, compartió imágenes “de la dimensión del temporal en muchas zonas de la comarca Utiel-Requena, donde la fuerza del agua ha arrastrado a su paso coches, mobiliario urbano, etcétera”. Contó el número de avisos recibidos, las precipitaciones acumuladas… Pasadas las 16 horas se anunció finalmente la convocatoria del CECOPI, Centro de Coordinación Operativa Integrado, que sirve, como indica su nombre, para coordinar todo el operativo en momento de emergencia y que, de hecho, es el órgano que está informando del número de fallecidos provisionales.

La alerta del sistema Es-Alert, el sistema de aviso masivo a la población, significativa por el sonido que emite al llegar a los móviles, se lanzó para la ciudad de Valencia a las 20.03. Para entonces, barrancos y ríos ya estaban desbordados en varios municipios del área metropolitana de la capital del Turia, donde hubo dos pedanías afectadas. La alerta a las poblaciones más afectadas, en la Ribera Alta, Ribera Baixa, Hoya de Bunyol y L’Horta Sud, no se lanzó hasta después de las nueve de la noche, cuando el número de atrapados, las carreteras colapsadas, las viviendas anegadas y los vecinos desesperados ya eran incontables. Incluso antes de esa alerta, la factoría que Ford tiene en Almussafes ya había acordado y anunciado la cancelación de la producción en la planta para el turno de noche y el de mañana de este miércoles. No lo hicieron, por ejemplo, en el centro comercial Bonaire o NM4, donde decenas de empleados y usuarios no pudieron abandonar los establecimientos y quedaron atrapados.

La tardanza en el envío de esta alerta ha sido uno de los principales motivos de crítica. Fuentes de Presidencia de la Generalitat han defendido los tiempos: “Se coordinó desde mediodía”, han alegado. “A medida que se van teniendo datos concretos, se establecen niveles de alerta, cualquier sucesión de comunicación de alertas de catástrofes que se van produciendo escalonadamente”, argumentan. El Inspector Jefe del Consorcio Provincial de Bomberos, José Miguel Basset, ha hablado en el mismo sentido y ha justificado los tiempos de respuesta. Además, ha replicado que los procedimientos de avisos a la población “están regulados y son protocolarios, no se pueden lanzar así como así porque na mala manipulación de esta información puede generar el efecto contrario al que se está pretendiendo”.

El hecho es que, además de la tardanza, el Gobierno valenciano que preside Carlos Mazón desmontó, a los cuatro meses de llegar a la Generalitat, la Unidad Valenciana de Emergencias, un instrumento de respuesta rápida ante cualquier catástrofe. Un miembro de aquella unidad que creó el anterior presidente, Ximo Puig, explica que era una herramienta que permitía actuar de forma rápida y coordinada. Este explica además que, ante la posibilidad de alertar a la ciudadanía, “más vale que te critiquen por alarmista que por negligente”. Para el catedrático Félix Francés García, director del Instituto Universitario de Investigación de Ingeniería del Agua y Medio Ambiente de la Universitat Politècnica de València, las inundaciones no se pueden evitar, pero el riesgo sí.

El portavoz del PSPV-PSOE en Les Corts Valencianes, José Muñoz, ha criticado “el caos” en la gestión de las emergencias por parte de la Generalitat. “Nos parece una dejación de funciones preocupante por parte del president de la Generalitat”, Carlos Mazón, ha afirmado.

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