La nueva fiebre del oro dispara la apertura de negocios de compraventa en Barcelona
La capital catalana cuenta con 161 establecimientos censados de los más de 600 que hay en Cataluña, de los cuales el 7% no cumple con las Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana
![Exterior de una tienda de compra venta de oro en Barcelona.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/SR3H7GEDDZANFLLCRMTGLFQVXI.jpg?auth=ff18404ebbd78b2c20ab38ed1a733d4cc74c59433ff93ded68f5374407897e9d&width=414)
El ser humano no deja de hurgar en la tierra para descubrir nuevos tesoros que se adapten a sus necesidades, como el coltán para la fabricación de dispositivos tecnológicos, o el litio, para dar el salto definitivo a la electrificación de los vehículos. Pero el oro fue, es y seguirá siendo el metal más preciado, y ahora más que nunca. El oro, un valor seguro para ciudadanos e inversores, ha experimentado la mayor subida repentina de su historia: su precio se ha duplicado en tan solo una década, de los 34 a los 75 euros el gramo de oro de 18 quilates, el que más circula en España. Y esta nueva situación tiene una derivada que se puede percibir en las calles de Barcelona: cada vez hay más negocios de compraventa de oro. Según los Mossos d’Esquadra, la capital catalana cuenta con 161 establecimientos censados de los más de 600 que hay en Cataluña, de los cuales el 7% no cumple con la Ley Orgánica de Protección de la Seguridad Ciudadana.
Fue a partir de 2008 cuando empezó a esparcirse el fenómeno del “Compro oro” con la apertura acelerada de tiendas cuya única actividad era comprar el metal para fundirlo. Entre 2010 y 2011, en Barcelona se llegaban a abrir dos establecimientos a la semana. Ya superada la crisis financiera, los negocios fueron cerrando, hasta que la pandemia dio paso a la imperiosa necesidad de la sociedad de adquirir liquidez y el mercado del oro volvió a entrar en ebullición.
La aparición de tantos negocios y la alta tasa de multirreincidencia en la capital catalana ha puesto en alerta a los Mossos. Son frecuentes las estafas y la circulación de piezas de oro robadas que acaban en el mercado negro. Es lo que le pasó a Josep Martínez, un joyero jubilado que regentaba dos establecimientos de compra: “La policía se personaba habitualmente para llevar un control de lo que vendía, pero a veces te podían colar material robado. Cuando te lo incautan, pierdes mucho dinero. Los Mossos me requisaron varias joyas que compré a una trabajadora de una residencia para la tercera edad que se dedicaba a robar oro a los ancianos”, cuenta.
Los establecimientos de compra de oro no son los únicos que dedican a ello. Hay joyerías, anticuarios y casas de empeños que cuentan, o no, con licencia para llevar a cabo esta actividad. Por eso se estima que el volumen de negocios es mucho mayor que el censado por la administración. Cada vez es menos habitual que las joyerías diversifiquen su actividad con la entrada al mercado de compra de oro porque, según Joan Ignasi Moreu, presidente del Colegio de Joyeros de Cataluña (JORGC), supone un punto de salida para mercancía robada. “Los joyeros no estamos satisfechos con la situación del oro. Al estar el precio por las nubes, la venta de joyas ha bajado drásticamente y por eso tratamos de compensarlo con la fabricación de piezas cada vez más pequeñas”, lamenta Moreu.
La confianza entre comprador y cliente es la base de cualquier transacción con el oro. Una vez se vende la pieza, el comprador abre una hoja de registro en la que anota, a parte del peso, cualquier marca, símbolo o distinción: fechas grabadas, nombres o iniciales. Luego las fotografía y las partes firman un contrato de compraventa. Sin embargo, fuentes policiales confirman que en muchas ocasiones los compradores inflan el precio y ocultan parte del negocio para evitar declararlo a Hacienda. Un empleado de una pequeña joyería de Barcelona, que no ha querido dar su nombre, cuenta que un cliente le estafó miles de euros en una transacción. “Antes de la compra hice fotos de todas las planchas de oro, y cuando vino a pagar me di cuenta de que había recortado los lingotes para pagar menos de lo acordado”, explica.
“Urge comprar oro y plata. Pagamos más que nadie”, lee un cartel en la fachada de un establecimiento del centro de Barcelona. La competencia voraz ha llevado a muchos negocios a hacer publicidad engañosa. “Este es un viaje de ida y vuelta porque muchos empresarios no tienen intención de cuidar su clientela ni de crear un negocio perdurable en el tiempo”, asegura Martínez. Desde el gremio perciben que el intrusismo en el mercado del oro es preocupante, ya que con el boom de este metal incrementan los emprendedores que no son expertos en la materia y ven en el oro dinero fácil.
La práctica de adquirir oro como valor “refugio” para disponer de liquidez va a la baja porque el poder adquisitivo de los jóvenes es menor. “El 80% de la clase media ya no tiene oro en sus casas, y por eso se ha disparado tantísimo el precio”, asegura Moreu. Helena Jansana, propietaria de la empresa de fundición Regenco, también lamenta que se haya perdido el hábito de comprar oro. “Los españoles nunca hemos tenido liquidez. La gente invierte miles de euros en teléfonos móviles, pero no en comprar oro como seguro”.
Los bancos alimentan sus reservas
Gran parte del oro que circula en España se va al extranjero, principalmente a Bélgica, Suiza, Italia o China. “El metal dorado ha encontrado en el gigante asiático un lugar donde afincarse, y en Europa estamos perdiendo tirón”, asegura Jansana. “Si bien es cierto que el oro que llega a países como Bélgica procede de zonas en conflicto, como el Congo, y aquí llevamos un control exhaustivo para determinar su procedencia”, añade. El brutal ascenso del oro coincide con la puesta en marcha en China de un programa que permitiría a 10 aseguradoras invertir el 1% de sus activos en lingotes. Esto convierte al oro en el primer producto básico en el que pueden invertir las aseguradoras del gigante asiático.
El oro lo compran tanto particulares como los bancos centrales, que en 2024 incrementaron sus reservas en 1.045 toneladas en el cómputo global, según los datos de JORGC. Polonia es el país europeo que más oro ha adquirido, con 90 toneladas. Destacan también India o Turquía, que han comprado alrededor de 75 toneladas. España no ha aumentado sus reservas, pues está sujeta a la regulación de la zona euro.
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