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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

¿Para qué ha de servir una amnistía?

No tiene sentido una amnistía que decida pasar página de lo ocurrido, para poder seguir en unas mejores condiciones, y continuar haciendo lo mismo que nos ha traído hasta aquí

Félix Bolaños and Oriol Junqueras, during the signing of the PSOE-ERC agreement that includes the amnesty law.
El ministro de la Presidencia, Félix Bolaños, y el presidente de ERC, Oriol Junqueras, firmando, este jueves, el acuerdo.Jordi Play PSC (PSC EFE)
Jordi Mir

Cuando parece que entramos en la recta final de las negociaciones partidistas para alcanzar un acuerdo de investidura convendría hacerse una pregunta que debería ser pública desde el inicio. Más allá del resultado que generen estas conversaciones hay algo pendiente que no se debería dejar pasar. Se ha llegado a decir que la amnistía se daba por descontada y que eran otras las cosas relevantes que era necesario acordar para hacer posible la investidura de Pedro Sánchez. Una amnistía es una acción de tanta profundidad que necesitará más de lo hecho hasta ahora para abrirse camino. ¿Para qué ha de servir una amnistía? No puede limitarse a un acuerdo de investidura o de apoyo a un gobierno, tampoco a nueva competición entre partidos.

Una amnistía en una sociedad con un conflicto grave abierto tiene mucho de cambio social. Ante una determinada realidad que se considera inaceptable, negativa, a superar, la amnistía es una herramienta que nos puede permitir iniciar un nuevo período. Los indultos han formado parte de esta especie de transición a la que ahora llega la amnistía. También ha habido otros cambios legales y políticos que se han dado en los últimos meses desde diferentes partes protagonistas del conflicto.

Una amnistía de estas características no se puede pensar desde un solo bando. Obliga a salir de una de las posiciones para pensarla desde otras y llegar a un acuerdo sobre de dónde venimos y hacia dónde queremos ir. No tiene sentido una amnistía que decida pasar página de lo ocurrido, para poder seguir en unas mejores condiciones, y continuar haciendo lo mismo que nos ha traído hasta aquí. Esto va mucho más allá de una investidura. Una amnistía no debería servir para alcanzar un gobierno. Pero es posible que se necesite esta investidura si se quiere avanzar en este camino de superación.

Una amnistía debería poder servir para acordar que a partir de ella haremos las cosas de otra manera. En este caso, más allá de nuestras posiciones sobre el independentismo, debería darse una conversación que nos permita entender que una sociedad más democrática, más justa, más libre, se podrá construir si encontramos las maneras de poder abordar los malestares y las reivindicaciones que existen.

En los diferentes bandos de este conflicto hay quien considera que la amnistía es una renuncia, una derrota, una traición, pero pasa por la amnistía la posibilidad de volver a encontrarse. Hay quien no quiere volver a encontrarse, es verdad. Pero la democracia empieza por encontrarse y tratar nuestras diferencias para acordar maneras de hacer fundamentadas en la libertad y la igualdad. La libertad de poder desarrollar nuestras vidas y la igualdad de poder hacerlo sin discriminaciones. Cada bando debería pensar, y verbalizar, qué puede haber hecho en contra de la libertad y la igualdad. Y eso no pasa por abandonar lo que se considere necesario defender; solo implica que, al volver a hacerlo, lo haremos de manera que no se vulneren libertades e igualdades.

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