_
_
_
_
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Trabajar por debajo de costes

El aumento del precio de la luz o de las materias primas puede ser letal si no se dispone de un colchón financiero para atravesar la tempestad

Una imagen de una de las marchas lentas convocadas por transportistas en protesta por el alto precio de los combustibles, en Barcelona, que provocaron hasta 12 kilómetros de cola.
Una imagen de una de las marchas lentas convocadas por transportistas en protesta por el alto precio de los combustibles, en Barcelona, que provocaron hasta 12 kilómetros de cola.Alejandro Garcia (EFE)
Milagros Pérez Oliva

No saber qué nos deparará el mañana es la nueva constante de la realidad. A la crisis financiera le sucedió una pandemia global y ahora es una guerra con efectos sobre los precios de la energía, las materias primas y los alimentos la que está debilitando la capacidad de resistencia de sectores básicos de la producción. Hasta el punto de que la reivindicación de muchas protestas ya no es ganar más, sino dejar de trabajar por debajo de los costes de producción. La sucesión de crisis está llevando a una cronificación de la vulnerabilidad que afecta tanto a las familias como a las pequeñas empresas. En una economía como la catalana, cuyo tejido productivo está formado por una gran cantidad de pequeñas empresas y autónomos que prestan servicios para terceros, el aumento del precio de la luz o de las materias primas puede ser letal si no se dispone de un colchón financiero para atravesar la tempestad.

Lo ocurrido en el sector del transporte es un ejemplo de que la actual coyuntura solo es la puntilla de un proceso más complejo. El encarecimiento del combustible ha desequilibrado el sector, pero sus efectos no serían tan graves sin la uberización que ha sufrido en los últimos años. Allí donde antes había empresas que compraban camiones y contrataban conductores para el transporte de mercancías, hay ahora autónomos que no solo compiten a la baja por prestar el servicio sino que tienen que poner el vehículo y sufragarse la protección social sin ninguna seguridad de que los contratos que tienen vayan a ser renovados. La externalización de parte de las actividades productivas ha creado un amplio sector de empleados por cuenta propia cada vez más empobrecidos. En 2021 había en Cataluña 75.000 autónomos que declaraban ingresos anuales inferiores a 5.000 euros.

Algo parecido ocurre en el sector primario. Los fertilizantes han subido desde el comienzo de la guerra un 40%. Los piensos más de un 30%. Los granjeros trabajan con márgenes cada vez más pequeños, de manera que un aumento del precio de los piensos puede obligar a cerrar explotaciones. Están sacrificando las vacas que producen menos de 30 litros al día porque por debajo de esa cantidad, el precio al que les pagan la leche es inferior al coste de alimentarlas.

Por eso, junto al rescate de las familias vulnerables, se plantea cada vez más la necesidad de rescatar empresas y explotaciones agrarias en apuros. En 2008, cuando comenzó la crisis financiera, el 25% de las empresas afiliadas a la PIMEC tenían una tasa de endeudamiento del más del 90%. Muy pocas han sobrevivido. Ahora, la crisis energética está llevando a algunas empresas a parar la producción porque el coste de la energía les ha dejado sin margen y trabajan a pérdidas. El Gobierno acaba de aprobar un nuevo fondo de 10.000 millones para préstamos a través del ICO, pero muchas pequeñas empresas ya no tienen capacidad para endeudarse. De hecho, en dos semanas terminará el plazo para devolver los que recibieron por la pandemia, y según datos de PIMEC, el 48% no están en condiciones de devolverlos. Tendrán que pedir una prórroga, lo que implicará figurar en la lista de insolventes.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_