Ómicron, cuarentenas y otras dudas sobre la nueva variante
Evitar el desabastecimiento de trabajadores es probablemente una de las razones que justifican la decisión de exonerar de la cuarentena a los contactos estrechos
Desde la aparición de la variante Ómicron y su rápida expansión en muchos países, entre ellos España, han surgido dudas, hemos avanzado en su conocimiento y se han tenido que aplicar de nuevo restricciones para controlar su transmisión.
Estos últimos días ha surgido la polémica sobre la necesidad o no de realizar cuarentena las personas que han tenido un contacto estrecho con un caso, independientemente de su estado vacunal. En Cataluña, la recomendación del Govern, basada en las evidencias científicas aportadas por el Comité Científico Asesor de la COVID-19 y del European Center for Disease Prevention and Control (ECDC), indicaba la cuarentena durante 10 días de todos los contactos estrechos de una persona infectada por esta nueva variante. Posteriormente, la Comisión de Salud Pública del Ministerio de Sanidad recomendó que no era necesario que los vacunados realizasen cuarentena, aunque se instaba a que limitaran sus interacciones sociales.
Se dispone de evidencias científicas sólidas de que la variante Ómicron, no sólo es mucho más transmisible que Delta, sino que escapa al efecto protector de las vacunas frente a la infección. Es decir, las vacunas son menos eficaces para impedir que nos contagiemos con esta variante si tenemos una exposición de riesgo.
El gran número de mutaciones presentes en la variante Ómicron conlleva una pérdida de la actividad neutralizante de los anticuerpos presentes en las personas vacunadas (más de 10 veces inferior en comparación con las variantes previas), así como en los que ya han padecido la COVID-19, lo que se traduce en un mayor número de infecciones y reinfecciones. Con la administración de terceras dosis de vacuna se genera un aumento importante de los títulos de anticuerpos neutralizantes (entre 30-200 veces) que contribuirían a controlar de forma más eficaz la protección.
Se dispone también de estudios preliminares publicados recientemente en Reino Unido sobre la efectividad vacunal de Ómicron frente a infección sintomática en comparación con Delta. En las personas vacunadas con dos dosis de AstraZeneca, la eficacia contra la nueva variante disminuye hasta el 0% a partir de las 10 semanas de la segunda dosis, pero aumenta al 71% tras administrar una tercera dosis de vacuna de RNAm (Pfizer-BioNTech). En los vacunados con 2 dosis de Pfizer-BioNTech, la protección se mantiene mejor, aunque desciende al 34% en las personas que llevan más de 15 semanas vacunadas, y aumenta hasta el 76% con la tercera dosis. De ahí, la importancia de acelerar al máximo la administración de terceras dosis con vacunas de RNAm (Pfizer-BioNTech y Moderna), priorizando las personas que están inmunizadas con vacunas de vectores virales (AstraZeneca o Janssen), independientemente de su edad (en Cataluña estas vacunas se han administrado mayoritariamente a personas de 60-69 años) si han transcurrido más de tres meses desde la primovacunación. Debe administrarse también esta dosis de recuerdo a todos los adultos (de 18 o más años) por orden inverso de edad y/o vulnerabilidad.
Estos datos indican claramente que la probabilidad de que una persona vacunada se contagie si es contacto estrecho de una persona infectada con la variante Ómicron es más elevada. ¿Qué entendemos por contacto estrecho? Persona que ha estado en el mismo lugar que una persona afecta de COVID-19 a una distancia inferior a 2 metros, sin mascarilla y durante un tiempo superior a 15 minutos.
Todo ello, unido a la expansión de la variante Ómicron (en Cataluña es en estos momentos la responsable de buena parte de los nuevos casos), justifica plenamente que las personas vacunadas con dos dosis y las que hayan padecido la infección hace más de tres meses realicen cuarentena domiciliaria si han tenido exposiciones de riesgo. No obstante, el protocolo aprobado a nivel estatal indica que estarán exentos de realizar dicha cuarentena en los 10 días posteriores al contacto con un caso confirmado, aunque recomienda que sólo realicen actividades esenciales, reduzcan en lo posible las interacciones sociales, en especial con personas vulnerables, utilicen siempre mascarilla y estén muy alerta ante la aparición de síntomas compatibles con la infección. Evitar el desabastecimiento de trabajadores esenciales es probablemente una de las razones que podrían justificar esta decisión.
En plena sexta ola, con un número diario de contagios elevadísimo, saturación de los centros de atención primaria y aumento progresivo del número de hospitalizaciones, surgen nuevas evidencias científicas que arrojan datos positivos acerca de la menor gravedad de esta variante. Estudios realizados por el Imperial College de Londres y por la UK Health Security Agency (UKHSA) muestran resultados similares: una reducción del riesgo de hospitalización por Ómicron del 40% respecto a Delta, así como una reducción del riesgo de hospitalización por reinfección del 55-70%.
No por ello hay que bajar la guardia, es responsabilidad de todos ponerle freno al virus. En una situación como la que estamos viviendo estas últimas semanas y que con toda seguridad empeorará en los próximos días, hay que ser más prudentes que nunca para reducir los contagios y evitar llevar al sistema sanitario al límite.
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